—¿entonces? —Nico cruzo sus piernas en el sofá dejando a una pensativa Layla.
—lo primero sería… ¿has estado casado? —Nico quien estaba por beber se quedó con la copa en la boca unos segundos.
—la verdad es que no… ¿lo dices por Enzo? —Layla solo asintió sintiéndose incomoda, no esperaba que saliera ese nombre a relucir.
—entonces, ¿ex toxicas? ¿una mascota? —Layla fingió anotar en una libreta con la almohada y Nico solo se recargo del sofá fingiendo estar en una entrevista.
—por ahora no tengo mascotas —respondió con calma.
—¿alergias? —Layla bajo un poco sus lentes mirando a Nico
—ninguna —este se los ajusto guiñándole un ojo.
—¿Por qué me miras tanto? —cuestiono.
—porque eres linda —la mujer que quedo mirándolo incrédula unos segundos.
—gracias… —murmuro abrazándose a la almohada.
—cuando quieras —la sonrisa que mantenía Nico la hizo sentir que debía volver a preguntar, pero temía la respuesta y lo que fuera a hacer con ella.
—Nico…
—¿si, Lila? —ante el silencio repentino y el labio fruncido de la mujer, Nico se enderezo en el asiento.
—¿puedo preguntar yo ahora? —ambos se miraron otro momento y Layla asintió.
—¿cuál es tu límite de edad? —Layla lo miro sin comprender con las cejas fruncidas.
—¿Cómo?
—que si fue solo Enzo o… en general te gustan mayores? —Layla mantuvo una sonrisa nerviosa subiendo las piernas en la cama.
—oh… eso —se lo pensó un momento soltando un suspiro —pues los actores que me gustan son algunos con dieciséis años de diferencia y Enzo… —miro el bordado de la funda de la almohada. —no pensé que me hiciera caso, y creo que a la final no me tomo enserio, creo que por verme mucho más joven que mi edad —Layla mordió su labio inferior intentando no pensar en las razones profundas de Enzo para haberle hecho lo que le hizo.
—Enzo es un idiota, lo siento por mencionarlo
—no, está bien. No puedo ignorar ese nombre para toda mi vida —suspiro cansada intentando levantarse de la cama.
—¿quieres algo? —pregunto Nico levantándose del sofá dejando la copa en el piso.
—solo… helado —respondió incrédula.
—¿sin comer? —ella miro el reloj en su celular notando la hora, no tenia del todo hambre.
Nico se acercó a la bolsa que había traído, Layla se levantó rápido a ver qué era lo que habia en la bolsa sorprendiéndose por la comida.
—lasaña? ¿Cómo—
—tengo mis trucos —guiño el ojo a lo que Layla con su dedo índice comenzó a picarle los costados.
—oh, no… tienes que decirme —las palabras murieron de nuevo en su boca cuando vio lo que había en la otra bolsa, era un mini pastel de chocolate con fresas.
—bueno… creo que le preste demasiada atención a Enzo cuando hablaba de ti —Nico no quería contar la parte triste del hecho de que Enzo siempre lo decía de manera despectiva cuando hablaba de ella, como si diera por hecho que Layla no sería nada sin él.
Layla sin esperar metió un tenedor en la lasaña probando un bocado.
Contuvo un gemido, comenzando a dar saltitos.
—¡está buenísimo! ¿lo preparaste tú? —el hombre asintió y ella se colgó de su brazo.
—y si quieres puedo cocinarte a diario —apretó la nariz de ella haciéndola sonreír.
—no quiero malacostumbrarme —Layla volvió a meter el tenedor en la lasaña probando la carne de este. Es justo como a ella le gustaba, solo pasta, carne, queso y el toque de jamón, demasiado simple pero así está acostumbrada.
—yo sería muy feliz malacostumbrándote —apretó la mejilla de Layla con cariño volviendo a mirarla a los ojos con cariño.
Uno que no sabía si podía corresponder.
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Editado: 20.08.2024