—no poder ir a trabajar —Layla miro con compasión el rostro rojo de su amiga, en estos casos no se acercaría a Vera, pero desde que llego no se había enfermado y podía tomarse el riesgo de hacerlo.
Humedeció de nuevo la toalla colocándola en la frente de su amiga.
—¿y quedarte sola? Tu si estás loca —regaño
—pero… al menos… el dinero serviría para las medicinas —Layla entrecerró los ojos tomando una fuerte bocanada de aire.
—¿estas chantajeándome? —Vera negó
—mi seguro no lo cubrirá, es solo una fiebre —soltó un fuerte suspiro y camino por el departamento de Vera encontrando el bolso que llevaba al trabajo.
La ayudo a bañarse y bajar un poco la fiebre con las pastillas.
—te dejare alarmas y comida, solo tienes que calentar, por favor solo hazlo —le seco el cabello y Vera solo asentía comiendo lo que Layla le había preparado sin quejas.
—te adoro, eres un sol, nunca te apagues —le lanzo un beso y Layla solo se rio.
—soy un sol de mediodía, me agarraste de buenas nada mas —se colgó el bolso en el hombro y salió del departamento.
—¿Dónde está Vera? —pregunto el hombre del autobús al reconocer a Layla.
—se está muriendo con fiebre en cama, la sustituiré —mostro el celular donde se veía Vera con la cara descompuesta por el malestar, el hombre suspiro y miro de nuevo la lista. —por favor, no lo haría si no necesitáramos el dinero —comenzó a hacer pucheros y unir sus manos en suplica.
—intenta que el jefe no te vea —Layla dio saltitos de emoción dándole un beso en la mejilla al hombre gruñón y subió a prisas sin mirarle el rostro a las chicas.
Tomo asiento sola en el final notando que el autobús avanzaba con menos personal del normal, algo le comenzó a malestar en el pecho, pero negó varias veces comenzando a desvestirse y colocarse el uniforme de Vera junto a un gafete que tenía el apellido de esta.
Por todo el camino miro por la ventana notando que este no era el de siempre ni un atajo, simplemente están yendo a otro lugar, tardaron más de dos horas en llegar cruzando la ciudad.
Layla tuvo la necesidad de mirar dentro del maletín nuevamente descubriendo que Vera tenía un pequeño bolso y dentro de este guardaba varias accesorios de defensa personal que Layla jamás había visto, tomo un labial que al abrirlo no era más que un spray, olfateo un poco este apartándolo rápidamente de su nariz, el fuerte olor a pimienta y otro tipo de olor se filtró por su nariz, rápido saco su camisa y comenzó a olerla pues esta tenía su perfume imprecando y fue lo que aminoro el olor de su nariz.
Guardo en el bolsillo de su pantalón el “labial” y luego un pequeño objeto de metal color mate, cuando logro abrirlo se dio cuenta que era un cuchillo y uno muy afilado pues se cortó media uña muy rápido.
Con cuidado guardo en la bota derecha el pequeño cuchillo cubriéndolo bien con el pantalón, intento mirar a las otras chicas, pero no reconocía ningún rostro y eso que el autobús siempre recogía a las mismas mujeres, pero esta vez algo se sintió diferente.
Una vez se detuvo, Layla comenzó a evadir a su supervisor manteniendo la mirada baja.
Un par de horas más tarde el evento comenzó y a la vez comenzó a perturbarle, entregando copas, sirviendo bocadillos o incluso ayudando a gente muy ebria.
Uno que otro hombre intento tocarla, pero rápidamente se movía y los dejaba solos manteniéndose en el salón principal cerca de todos, hasta que noto un patrón extraño en los hombres que vigilaban las entradas y salidas.
Parecían más matones que guardias, no se comparaban con los hombres que cuidaban la casa de Claus, dentro o fuera no tenían esa vibra de asesinos a sueldo, parecían más bien antipáticos con cara de culo.
Layla fue a la cocina escapando de su supervisor y encontró el cabello rojo familiar de Cecilia.
Cuando esta la vio la miro con horror, acercándose rápidamente a Layla y tomándola del brazo.
—¿Qué haces aquí? —susurro mientras caminan rápido lejos de los otros trabajadores.
—Vera se enfermó, tuve que tomar su lugar —Cecilia la miro con sospecha y luego hacia la puerta encerrándose en el cuarto de baño.
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Editado: 20.08.2024