—mmm —Layla se removió en la cama estirando los brazos hasta que su mano derecha dio un pequeño tirón a su vena y tendón, se quejó recogiendo el brazo y abriendo los ojos.
En el techo de esta se encuentra una pintura en tonos azules con ángeles y bebes con alas vestidos con telas blancas flotando en nubes doradas, blancas y azules.
Se giró a su lado derecho viendo hacia arriba el suero vacío y hacia abajo en una mesa está la que esta una maquina con un monitor de ritmo cardiaco.
Se volvió a mirar la mano, pero el interruptor no está, la puerta se abrió enseguida y un Claus con una barba mucho más espesa apareció, sus ojos preocupados miraron a una Layla que no entendía que sucedía, intento sentarse en la cama, pero un par de manos la detuvieron y empujaron con suavidad en la cama.
—hey, hey, tranquila Tesoro, no todo al mismo tiempo —Layla siguió mirando a su alrededor notando que la cara era el triple de grande y al costado de ella la cara esta desarreglada. Las sabanas son de una seda verde oscura y debajo una colcha gruesa que la mantenía caliente.
—¿Qué… que paso? —murmuro con la voz rasposa quitándose lo que le molestaba en el cuello dándose cuenta que dormida se había removido el pequeño tuvo de oxígeno.
—¿Qué recuerdas? —susurro Claus ayudándola a quitarse el tubo del cuello que ella misma se había enredado y en su mano notando la mancha de sangre, se había lastimado la vía.
—fui… a cubrir a Vera —Los ojos de Layla se abrieron y esta vez no pudo evitar sentarse sintiendo la punzada en el costado y en las piernas.
Los recuerdos llegaron como un remolino haciéndola jadear y llenarse los ojos de lágrimas.
No solo había visto morir a Cecilia, tuvo que matar a alguien con sus propias manos.
—hey… tranquila… sshh —Claus la abrazo dejando besos en su frente acomodándole los cabellos en el proceso.
—tienen que... tienen —su voz se entrecorto, las imágenes de los ojos brillosos y sin vida de Cecilia aprecian en su mente como un flash.
—la estamos buscando. Calma, no tendrá donde esconderse. —la alejo un poco acomodando las almohadas en la espalda de Layla dejando que este se recostara mientras se quejaba.
—fue ella… él me lo dijo… —las lágrimas bajaron por sus mejillas tan rápido que no quiso ni limpiarlas
—¿quién te lo dijo? —la voz calmada de Claus solo conmovía su corazón.
—uno de los hombres… el que me disparo —Claus tenso la mandíbula al ver el rostro afligido de la mujer que le importaba.
Layla aspiro fuerte por la nariz intentando sorber sus mocos que la hicieron toser poco después. Claus busco el pañuelo en su bolsillo trasero entregándoselo, notando que apenas y podía exhalar por la nariz sin arrugar la cara y toser.
—se te abrirá la herida vamos, recuéstate. —Layla solo cerro los ojos intentando respirar.
—me… me duele —se quejó bajito quitándose las sabanas, empujándola con los pies notando que la ropa que llevaba es solo una simple bata de seda hasta la mitad de los muslos; miro con horror estos notando los moretones marcados en las piernas que dolían al moverlas.
Claus la movió a un lado levantando la bata, sintiendo pudor por un momento hasta que noto el short de seda corto y su muslo vendado, frunció el ceño dejando que Claus levantara la bata hasta la mitad de su abdomen donde tenía más moretones y el vendaje cuadrado donde estaba la herida de bala.
—¿por qué… tengo tantos moretones? —intento tocarse, pero la piel al simple toque ardía.
—no creo que recuerdes todo… debe ser por la adrenalina —ella intento hacer memoria, pero solo recordaba cuerpos, sangre y los ojos sin vida de Cecilia.
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Editado: 20.08.2024