—¿una fiesta? —Layla miro anonadada a Claus. —¿es en serio?
—¿qué tiene? —pregunto con inocencia haciendo que la mujer resoplara.
—te lo enumero; uno, casi mueres en un bar quien sabe porque, dos, volvieron a hacerlo en un sitio neutral y mataron a todos allí dentro, tres, ¿estas demente? —el hombre parecía no escucharla.
—vendrás conmigo. —Layla comenzó a negar.
—a-a, no, no iré contigo a ninguna fiesta. —fue contundente con sus palabras, pero Claus seguía sin inmutarse.
—eres mi mujer, lo harás —sus ojos se abrieron demasiado y se ajustó los lentes en el puente de su nariz.
—¿tu mujer? —Layla quería reírse en su cara, es obvio que Claus no le gustaba tener solo una mujer. ¿Cuántas eran? ¿todas eran rubias?
—iras como mi acompañante, no te pasara nada —ella lo dudo rodando los ojos y terminando de desayunar.
Se levantó sin esperar respuesta con Hades siguiéndola.
—¿A dónde vas?
—voy a llegar tarde al trabajo —se colocó su suéter ligero para evitar quemarse con el sol, aunque fuera algo tonto pues no caminaría.
—no necesitas dinero —se burló Claus, haciendo que Layla se sintiera ofendida.
—necesito distraerme de ti —el hombre se levantó de la silla y con temor Layla camino rápido hasta la salida.
—¡detén el auto! —Lewis afuera se quedó de piedra viendo a su jefe enojado avanzar rápidamente hacia Layla quien se metió dentro del auto, pero este aun así abrió la puerta, está dispuesta a golpearlo, pero cuando lo ve romper el cristal con su puño cerrando entro en pánico; la toma a la fuerza subiéndola en su hombro. Ella comenzó a gritar y Hades a ladrar mientras tres guardias lo sostenían del collar uniéndosele unos cuantos hombres más.
Dejaron al perro afuera mientras Claus llevaba a Layla hasta su habitación la cual no había pisado desde hace unas cuantas semanas.
—¡Bájame! ¿estás loco? —golpeo la espalda baja del hombre y movía sus pies en el aire, por un momento se le olvido todo lo que ha aprendido para defenderse, está en pánico.
—oh… ¿en serio? —la tiro sobre la cama y vio el rostro asustado de la mujer, haciéndolo enfadar aún más.
—no tienes que hacer esto…use mal mis palabras —el hombre se subió a la cama abriendo las piernas de Layla lo más que podía gracias al pantalón de jeans.
—espero por tu bien que así sea. —se quedaron en silencio muy cerca el uno del otro.
—no quiero ir. Claus. —el hombre se detuvo en el cuello de la mujer —no quiero morir —los ojos de Layla se llenaron de lágrimas rápido, se quitó los lentes limpiando sus ojos dañando su maquillaje.
Claus se movió de encima de ella dejando que esta llorara mientras se hacía bolita.
—lo siento —murmuro acostándose en su espalda viendo como esta se tensa bajo su toque.
—no hagas eso de nuevo —murmuro mirando las sabanas negras bajo ella.
—no lo hare —susurro cerca de su oreja abrazándola con fuerza. —pero tú no vas a librarte de mí así de fácil, Layla.
Ese día Layla no pudo ir al trabajo reportándose como enferma, todos en la casa estaban sumidos aún más en silencio, Lewis no pudo evitar mirar a Layla con lastima y Don solo suspiro al ver que Hades se calmó, pero ahora no le prestaba atención a ninguna orden que se le diera, se le informo a Layla de la situación y esta se encargó hasta de servirle la comida para que el pudiera comer, pero una vez que Claus intento llamarle este simplemente no le hacia caso.
#179 en Joven Adulto
#3318 en Novela romántica
destino o casualidad, destino romance y amor, mafia amor tragedia
Editado: 20.08.2024