—déjate de tonterías… céntrate Claus —el hombre movía la pierna de forma descontrolada, como si tuviera vida propia.
—¿Cómo quieres que me concentre? Ella está allá, es una rehén —su tono de voz resonó en toda la habitación.
—no lo es —le recordó Gabrielle sin querer moverse de su campo de visión, todos los días intentaba querer hacer lo que fuera por ir por Layla, pero no podía hacerlo, la búsqueda de Clarissa no da frutos.
—¿estás seguro? —pregunto de nuevo, ya no sabía cuántas veces repetía la misma conversación.
—Claus, Stefan no le haría daño —volvió a recordarle a su amigo.
—¿tú la viste? —caminaba en la habitación de un lado a otro como un león enjaulado.
—no pero
—entonces no sabes que esté haciendo con ella. —Claus ni siquiera podía dar con Layla, no podía llamarla de alguna manera acababa colgándole y no podía creerlo, la mujer subió fotos en su Instagram para avisar a sus amigos lo sucedido, pero nunca mencionando que había perdido la memoria.
—no creo que quisiera que la lastimaran —Claus seguía caminando hasta que se detuvo cuando apareció otra notificación.
Era más que obvio que ahora tenía a alguien a quien más vigilar.
Desbloqueo su celular para ver una nueva publicación de Niccolo D’Luca, lo había investigado brevemente pero aun no tenía un lugar específico donde llamarlo sin llamar la atención.
—bien, me quedare tranquilo —pero Gabrielle sabía que su amigo no se quedaría tranquilo.
Apenas lo descuidaron un momento el hombre había salido de la casa completamente solo, los guardias trataron de seguirle el paso, pero el hombre uso su motocicleta de colección y lograron perderlo.
Condujo durante horas hasta el otro lado de la ciudad sin llamar la atención, llego apenas salió el sol, para una persona normal conducir toda la noche y el día. Solo Claus Makris podría hacerlo.
Se quedó en una esquina de la calle esperando hasta que un auto llego y de este bajo el hombre que estaba esperando.
Claus miro durante un largo rato dispuesto a tomar al hombre y darle una paliza, pero una mujer apareció y saludo al hombre frente a la puerta.
Ambos entraron poco después y Claus no tuvo más que pensar mejor su plan.
Miro las fotos que tenia de Layla en su celular y fue que logro calmarse, sabía que ese hombre es el que ella había estado protegiendo desde hacía un tiempo y se lo permitió porque Mateo lo convenció.
Ahora no entendía porque lo había buscado a él ¿tanto la decepciono? Ella le pidió que se quedara y el decidió irse.
Era su culpa, Layla ya sabía que ellos tenían algo, se merecía su desprecio, pero aun así no iba a dejarla en manos de Stefan.
No después de saber lo que realmente le paso al amor de su vida.
De alguna manera lo está castigando por lo sucedido negando verla y no está dispuesto a dejarla sola, no de nuevo.
—¡Buenos días! ¿En qué podemos ayudarle? —pregunto la mujer que había visto entrar junto al hombre, la cual se veía que las cicatrices en su cara la estaban asustando un poco.
—Buenos días, estoy buscando al Doctor D’Luca —dijo con una sonrisa amable calmando un poco los nervios de la mujer.
—¿tiene cita previa? —la mujer siguió siendo formal, pero parecía que tenía sus sospechas, lo veía en la manera en la que movía los ojos y pestañeaba.
—no, soy un viejo conocido —ahora si parecía sorprendida.
—¿en serio? —lo observo con incredulidad.
—sí, acabo de llegar a la ciudad y decidí pasar a saludar —Claus sonrió mostrando los dientes y fue su error, la mujer lo miro intentando no entrar en pánico.
—¿pasa algo? —pregunto Nico apareciendo y mirando rápidamente al hombre, metió las manos en su bata con calma. —¿Podemos ayudarle en algo?
—dice que es un conocido tuyo —la mujer parecía darse cuenta de algo, por la mirada de Niccolo, no conocía al hombre.
—¿si? —dijo confundido volviendo la mirada en el hombre.
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Editado: 20.08.2024