—¿dijo que sí? —Alma esta desconcertada, había aceptado así no mas ¿sentiría lastima?
—sí, no se… pero es bueno que lo haya hecho… —suspiro sentándose como siempre en la acera mientras la mujer fumaba.
—¿tú crees? —Alma aun esta confundida, ella no corrió con ningún gasto medico de su hija, el hombre había pagado todo y al ella preguntar por la factura el doctor le dijo que todo había sido cubierto, hablo con el asistente de Vasile y este le dijo que ni lo mencionara, pero aun así ella no pudo ocultarlo.
—a Stefan le agradan las niñas, sería un buen padre —codeo a la mujer y esta la miro como si estuviera loca.
—no insinúes cosas —dijo riendo de lado, apenas había visto al hombre un par de veces en los cinco años que tenía viviendo en la ciudad.
En cambio, Tabitha hasta había ido a la casa del hombre y le llamaba tío, la consentía con regalos, pero tal vez solo porque Davida siempre recibía uno; Claus no se quedaba atrás, trataba a Tabitha con el mismo cariño con que trataba a Davida y sentía que solo lo hacían para no hacer sentir mal a su pequeña hija, pero ella no podía apartarla ahora de todo lo que conocía, la niña adoraba estar en casa de los D’Luca y pasar tiempo con la pequeña Davida.
Si no fuera por esa mujer, tal vez la vida con su hija fuera diferente.
—solo digo… es que… Davida me dijo que cuando las encontraron en el bosque, Stefan llego en moto a la escuela y con un auto con el pediatra y una enfermera a pesar de que sabía que Davida estaba bien, corrió fue por tu pequeña —Alma frunció el ceño, al parecer Elizabeth tenia las mismas sospechas que ella. —no digo que Tabitha no merezca los mejores servicios, sabes que no hablo de eso, es como si…
—pero no lo es… no es el papá de Tabi —y eso es lo que más le disgustaba, ella quería tambien un padre para la pequeña, Tabitha le había contado como le había llamado Papá a Claus y este no la corrigió y como Stefan la trataba como una princesa en casa y todo lo que ella pidiera se le daba sin más.
Sabía que en algún momento tendría que dejar de ver a su mejor amiga, pero justo ahora ella no podía evitar sentir que Stefan podría llegar a confundir a la pequeña niña con sus atenciones.
—él asistirá a la fiesta de Halloween, tendrás día libre, al menos hablen más —se encogió de hombros poniéndose de pie al ver que Alma apagaba su cigarrillo. —no te hará daño llevarte bien con él. —Layla alzo las cejas de manera sugestiva haciendo que Alma pusiera sus ojos en blanco.
—¿el hombre de acero? Si claro —Layla se rio y negó varias veces antes de ayudar a la mujer a levantarse del piso.
—bueno… lo pensare —ambas se abrazaron y entraron cada una a sus casas.
Alma subió las escaleras solo para encontrar a Tabitha de pie en la ventana mirando desde una esquina.
—¿Tabi? —la niña dio un saltito asustada para luego calmarse al ver a su madre acercándose. —¿Qué pasa? —vio a la pequeña señalar hacia el bosque detrás de la valla del jardín.
—vi como… una luz de allí —siguió mirando hacia los árboles.
—tal vez son las luciérnagas —la pequeña negó.
—era blanco y muy grande —Alma sintió su corazón acelerarse.
—bueno… regresa a la cama ¿sí? Mañana tienes que ir a la escuela —la pequeña luego de un rato se apartó de la ventana y subió de un salto a la cama metiéndose debajo de las sabanas.
—mami… ¿estas preocupada? —Alma intento sonreír y debo un beso en la cabeza de la pequeña.
—no cariño, solo algo cansada… —la niña hizo espacio en su cama.
—duerme conmigo ¿sí? —Alma sonrió y asintió metiéndose bajo las sabanas con su hija.
—¿sabes? Elizabeth me dijo que Stefan acepto organizar la fiesta de Halloween en la escuela. —la niña sonrió con emoción.
—sí, el tío Stefan dijo que si y la tía Eli hará mi disfraz —Alma asintió, ya Layla se lo había dicho.
—y… te cae bien el tío Stefan —Tabita asintió.
—sí, desde lo que me hizo Leo él estaba cuidándome —Alma asintió. —¿Por qué?
—sé que… Dav tiene ahora un papá… y ¿tu tambien quieres uno? —la niña se metió bajo la sabana abrazado a su madre.
—Davi dijo que compartiría a su papá conmigo, pero no contigo porque era solo para su mamá —Alma no pudo evitar reír. —dijo que era hasta que consiguiéramos un papá para mí. —Alma no pudo sentir que su corazón se apretaba en su pecho.
—ya… ya veo… pero… no te preocupes mucho por ello ¿sí? —Tabitha asintió y su madre la abrazo de vuelta.
—quiero un papá como el tío Stefan —Alma no pudo evitar sonreír.
—¿como? —pregunto dejando besos en los cabellos de la pequeña.
—que me quiera mucho y que le guste dibujar conmigo —Alma frunció el ceño, no sabía que a Stefan Vasile le gustara dibujar.
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Editado: 20.08.2024