—el primer cumpleaños… —murmuro Stefan mirando la cantidad de niños que había en la casa, jugando en el patio.
Ya que las niñas aun no tenían una vida en la escuela la mayoría de los niños de su edad eran hijos de algunos socios de la empresa que Claus y Stefan manejaban y que tal vez verían el año entrante cuando iniciaran clases en la nueva escuela.
—sep. ¿asustado? —miro a las niñas jugar y corretear por el lugar.
Habían preferido que Kay y Rea no estuvieran cerca para que no fueran a asustarse el resto de padres que no dejaban de cuchichear sobre las decoraciones del salón, el lugar era una casa abierta con seguridad para niños, payasos, animadoras y personajes animados de la serie que miraban las niñas en su momento libre.
Uno de los personajes se quitó la cabeza revelando quien estaba debajo
—¡Tío Gabi! —las niñas abrazaron al hombre que se arrodillo para recibir el abrazo, Claus y Stefan sonrieron desde lejos al ver a las niñas felices mientras los gemelos estaban en una piscina de pelotas con Layla.
—¿si vino?
—sip, dijo que quería disfrazarse para sorprender a las niñas —Layla asintió dejando a los niños jugar con las esferas de colores echando una mirada a como Gabrielle le entregaba un sobre a cada niña y estas miraban el sobre confundidas.
—vamos, ábranlo —las niñas no tardaron en romper el sobre solo para ver que dentro había un pequeño carnet con su foto, en color azul con morado.
—¿Qué es esto tío? —las niñas miraban el sobre y luego a su tio.
—bueno… son sus regalos —las niñas siguieron sin entender, sacando la pequeña llave que venía pegada a la tarjeta una llave.
—gracias —dijo Davida con una sonrisa
—gracias tío —Tabitha seguía igual de confundida y algunos niños comenzaron a murmurar, pero nada entendible hasta que Gabrielle se quitó del medio y dos empleados desvelaron unas cajas enormes que al inicio habían pensado que eran decoraciones, las paredes de estas cayeron dejando ver dos autos.
—wow! —el asombro por parte de los niños y demás presentes fue grande pues los autos eran iguales a los autos de lujo, pero a estala infantil.
—son las dueñas de dos autos de carga eléctrica, todo terreno, en sus colores favoritos —anuncio Gabrielle haciendo que las niñas corrieran a los autos, uno en rosa pastel y el otro en verde; abriendo la puerta de estos entraron emocionadas.
—es genial!! —grito Davida haciendo sonar el claxon.
Su tío Stefan les había dado unos modelos más pequeños, pero ahora que habían crecido y vivían en casa de su tío no tenían autos; que a comparación de esos autos las hacían ver como realmente eran, niñas de familias adineradas.
—¿me dejas montarme contigo? —pregunto una de las niñas a Davida y otras a Tabitha.
—Claro, una vuelta y luego viene el siguiente —aclaro Davida haciendo que los niños comenzaran a formarse y pelearse por quien iba primero.
—Dav! ¡Mira! —Tabitha llamo la atención de su hermana mostrándole unos lentes de sol en forma de estrella, Davida rápido abrió el compartimiento del tablero descubriendo tambien unos lentes en forma de corazón.
—yo tambien tengo!! —ambas niñas encendieron sus autos colocándose los cinturones de seguridad y comenzando a hacer un recorrido mientras los niños se abrían paso para que los autos no los fueran a arrollar.
Las vio alejarse mientras por el perímetro del lugar los empleados las seguían con la mirada esperando que no ocurriera ningún accidente.
—eso es mucho —regaño Layala cerca de Gabrielle, pero este se encogió de hombros.
—ahora tendrán su colección de autos —Layla solo suspiro, sabía que ahora tenía que estar más al pendiente de las niñas.
Las niñas estuvieron dando vueltas por el jardín hasta que Layla los llamo a todos para cantar el cumpleaños como religiosamente les había enseñado a las niñas, solo que ahora sería una versión corta solo por la cantidad de personas.
Los niños soplaron con dificultad, a pesar de que sus hermanas recibieron regalos, los niños tambien habían recibido los suyos acordes a su edad.
Los invitados, apenas comenzó a caer la noche ya se comenzaba a ir, pero las niñas aún seguían emocionadas en el auto dando un paseo con uno de los gemelos en el asiento del copiloto.
—niñas, vámonos! —las pequeñas afligidas aparcaron sus autos como si estos fueran de adultos, Layla solo las miro asombrada, ni ella aparcaba el auto así de bien y eso que esos eran mucho más fáciles.
—pero mami…
—mañana es otro día, esos autos igual estarán en la casa —fue entonces que ellas desistieron y se bajaron, viendo a Layla ayudar a desabrochar los cinturones de los niños para luego cargarlos con dificultad, ambos niños eran mucho más pesados que Davida y Tabitha a su edad.
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Editado: 20.08.2024