Nota: +21...
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—como tú me dices… no te acostumbres —Layla lo miro sin entender el porqué del regaño, hasta que vio un plato con el mango cortado en tiritas y el característico olor a vinagre que emergía de él.
Sus ojos se cristalizaron al punto de casi comenzar a llorar, tomo el tazón dándose cuenta de que este estaba frio, justo como a ella le gustaba.
—tuve que preguntarle a Sarah de como servían esto en tu país y como te gustaba a ti así que… espero este bien —Layla solo asintió sintiendo su boca salivar demasiado y con sus dedos tomo una de las tiras de mango metiéndola a su boca soltando un suspiro.
—te amo… te amo demasiado —lo dijo con tanta pasión que el hombre se rio.
—solo en la cama me dices justo en ese tono —Layla casi se ahoga cuando le dijo eso en el oído y solo siguió comiendo de su mango sintiendo sus mejillas arder en vergüenza.
—basta… —escucho la risa de su esposo mientras sutilmente sacaba una de las tiras de mango de la taza comiéndoselas. —oye, eso es mío! —hizo puchero tapando el tazón con sus manos.
—no entiendo… como puede gustarte eso —
—que las niñas no se enteren… al menos que hayas traído un saco de mangos —señalo la taza. —toooodo esto es mío —Claus se rio y asintió.
—lo que usted diga jefa —le hizo un saludo militar y Layla le lanzo un beso, pero este reclamo un beso de su esposo.
—te amo esposo —susurro sobre los labios, haciendo que este frotara su nariz con cuidado sobre la contraria.
—y yo a ti —Layla a pesar de estar acostumbrada al tono de voz profundo de Claus no pudo evitar sentirse extasiada, dejando a un lado el tazón con mangos y tomando por el cuello al hombre llenándolo de pequeños besos en los labios, para luego ir dejando besos más lentos.
Claus tomo asiento con ella, abriendo las piernas de Layla en el sofá sentándola en sus piernas apangando la parte vibratoria de la parte donde estaba sentado.
—amor… —Layla miro un momento hacia la entrada de la puerta escuchando los pequeños correr por el lugar, pero no abrieron la puerta.
—¿me detengo o…
—cierra la puerta —Claus se levantó rápidamente pasándole el seguro a la puerta para luego cerrar las cortinas de la ventana.
Layla por su parte se estaba quitando las bragas como podía sentada en la silla.
Claus elevo una ceja al ver a su esposa subirse el corto vestido.
—¿Qué? —Layla se detuvo, confundida.
—no, nada solo… —Claus no podía apartar la mirada de los muslos gordos y suaves de Layla.
Recordó la primera vez que la mujer le apretó el rostro con ellas cuando tuvo su primer orgasmo, estaba tan avergonzada que él se hizo el ofendido solo para que la chica no dejara de besarlo y abrazarlo.
—crees que puedas sin… —Claus no sabía cómo terminar la frase, no tenía lubricante a la mano y eso solo lo ponía más ansioso.
—y si lo intentamos y —pero el hombre negó varias veces, Layla se sentó en el sofá tomando la pretina del pantalón, encontrando fácilmente como desabrocharlo y sacar lo que estaba buscando, todo bajo la atentan mirada de Claus.
—amor... esto es demasiado sexy —Layla sonrió de medio lado para luego inflar levemente sus mejillas.
—¿o sea que deje de serlo? —Claus intento retractarse sabiendo lo volátil de los estados de ánimo de Layla.
Lo que no esperaba era que ella tomara su erección y la metiera directamente a su boca, succionando con intensidad mientras la otra mitad la atendía sus manos con experiencia.
Desde la primera vez había dolido cuando entraba, pero ahora luego de un par de años entraba en su vagina como un perfecto guante.
Los jadeos de Claus llenaron la habitación haciéndole flaquear las rodillas teniendo que apoyar una de estas en el reposabrazos del sofá y su mano en el espaldar del mismo mientras su esposa no soltaba su erección, gimiendo casi por vicio enviando las vibraciones a su glande cuando todo el fondo de su garganta.
—ca-cada día llega más hondo —jadeo echando la cabeza hacia atrás tomando de los cabellos a Layla marcándole el ritmo.
La mujer intento hablar, pero solo la vibración desde el fondo de su garganta lo mantenía en el éxtasis, no queriendo saber lo que diría ella. Hasta que lo saco de su boca escuchando los jadeos por aire de Layla, quien mantenía el rostro rojo y lleno de algunas lágrimas que limpio rápidamente mientras se recargaba en el sofá y abría las piernas dejando a la vista su entrepierna completamente mojada.
—ahora ven aquí cariño —Claus no espero ni un segundo más volviendo a sentarse en el sofá levantando el trasero de Layla solo un poco mientras comenzaba a meter su glande lentamente dentro de ella, escuchándola jadear, apretando sus brazos, intentando mantener las piernas.
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Editado: 20.08.2024