No te niegues, aún te queda mucho por sentir.

Capítulo 6

Consulta de la Dra Emma Müller.

— A partir de está noche comenzarás con el medicamento.-decía Emma mientras escribía algo en mi informe médico.

— Pensé que podía ir a verlos, ya hacían algunos años y yo creí que estaba lista. -dije en voz baja mientras jugaba con mis manos.

—¿En que momento te dije que ya estabas lista? Porque no recuerdo haberlo echo. -dice mientras se lleva un mechón de pelo a la oreja.

Solo la observé y escuché,  sin decir nada, mientras jugaba con la lapicera del escritorio.

—El estrés postraumático no es un juego Mia. -dice mientras continúa escribiendo.

—No te detuviste a pesar en que ir a la casa de tus padres sin ni siquiera estar medicada podía ser perjudicial para tu avance.

—Lo siento Enma, yo.

—Mia no es que te disculpes. -dice interrumpiendome.

—la cuestión es cuidar de tu salud.

—Yo  me siento lista, creo que no es necesario tomar los medicamentos y las consultas. -dije sin ni siquiera procesar lo que salía de mi boca.

—¿Qué? ¿Estás hablando en serio? -pregunta en voz baja.

—Sí. -dije sin titubear.

—A pues venga toma asiento, vamos hacer la última prueba y ya entonces te daremos de alta médica.- hizo una pausa y continuó.

—Empecemos -dijo y pude sentir tristeza en su voz.

—Ahora te vas a parar aquí en medio, ya que estás lista, y me vas a decir tu nombre completo el tiempo que llevas de tratamiento y por qué lo estás haciendo. - terminó de hablar y se sentó frente a mí, sin quitar sus ojos de los mío.

No fui capaz de formular palabra alguna, mi cerebro trabajaba a toda velocidad mi vida pasó en cuestiones de segundos por mi mente, pero no pude hablar.

—Estoy esperando Mia. -escuché que decía Emma en algún lugar de la habitación, si solo la escuchaba, porque no la podía ver estaba tan aturdida por forzar mi mente que mi visión se tornó borrosa.

Luego de ya estar calmada y de comprender que aún necesito atención médica, Emma me explicó bien los horarios de mi medicamento.

*******
 


Al salir de la consulta decidí ir en busca de mi auto al taller, con todo lo sucedido lo había olvidado por completo. Iba tan metida en mis pensamientos que acabé chocando con una persona y mis indicaciones médicas volaron por toda la calle.

—Disculpa no estaba mirando por dónde iba. -dije disculpándome mientras me agachaba y recogía mis papeles.

—Mia, oh que casualidad.

—¡Paul!. -dije dándole inconscientemente una sonrisa, que eliminé rápidamente cuando fui consciente de ello.

—¿Cómo estás?. -pregunta mientras me ayuda a recoger los papeles.

—Estoy bien, gracias por preguntar, ¿tú cómo estás?. -pregunté poniéndome de pie.

—Estoy bien, justo hace un momento te escribí, pero parece que tú teléfono está apagado. -dice señalando mi teléfono.

—He si está mañana olvidé prenderlo.- comenté sacando mi teléfono.

—Tienes tiempo para acompañarme a desayunar. -dice rascándose la nuca con una de sus manos.

—Si claro porque no. - terminé diciendo un poco avergonzada, por lo rápido que acepté.

 

*******
 

 

Terminamos llendo a un café que había al otro lado de la calle y nos sentamos en una de las mesas del fondo. Era un lugar no muy grande pero si era acojedor, con aroma agradable, por lo que pude observar era un lugar poco transitable y creo que no es porque sea un mal lugar, sino por lo apartado.

—¿Mia que vas a pedir? -La pregunta de Paul me hizo volver a la conversación.

—Solo un caffé , con dos de azúcar. -dije observando aún a mi alrededor.

—¿Solo eso?. -pregunta sin dejar de mirar a mis ojos.

—Si eso. -dije poniéndome roja por la tensión de su mirada.

Tomamos el caffé mientras Paul me contaba que estaba pensando en la propuesta que le hizo su padre sobre dirigir algunos restaurantes.

—Que bueno, me alegra y si te gusta de verdad no pierdas la oportunidad. - comenté luego de darle un sorbo a mi café.

— Gracias Mia, - hizo una pausa para darle un sorbo a su bebida y continuó hablando. — Y ¿tu cómo te va? tengo entendido que casi te vas a graduar, estoy seguro que serás una gran psicóloga.

—Si ya casi. -dije con cierta tristeza en mi voz y creo que Paul lo noto porque cambió de tema, no se lo dije pero se lo agradecí mentalmente.

—¿Cuándo me haces la visita? -pregunta mientras sonríe como ángel.

—No lo sé. -dije sintiendo mi cara arder alerta te estás sonrojando - rápidamente pasé mis manos por mi rostro en un triste intento de hacer que tomara su color natural.
 


—¿Por que sonríes? -pregunté mirándolo a través de mis manos.

—Por lo fácil que es hacerte sonrojar. -dijo mientras seguía sonriendo.

—Es que.. yo. - y por si fuera poco para mí sonrojádas mejillas, también balbucee y ahora el no sonreía se reía abiertamente.

Creo que dejé de darle importancia a mi vergüenza para observarlo mejor, cuando reía se le arrugaba la nariz, se veía tan perfecto, cada vez que veía algo que me gustaba de el no dejaba de pensar en pintarlo y plasmar ese momento.

Pero claro nada puede ser perfecto, dejé de mirarlo para enfocar mis ojos en una pareja que acababa de sentarse dos mesas más alante que la nuestra.

—¡No puede ser!. -dije en voz alta en modo de asombro llevando una mano a mis labios.

— ¿Que sucede? - preguntó Paul con cierta preocupación en su voz.

Pero yo no dije nada, no podía creer lo que veía. ¿Me ha mentido todo este tiempo? -dije para mí misma.

—¡Mia! ¿Te encuentras bien? -escuché que preguntaba Paul, seguramente mi cara era inexpresiva.

— Necesito irme de aquí, ¿puedes llevarme a donde sea? -le dije sin dejar de mirar a la pareja que no dejaba de darse besos, como si se les fuera la vida en ello.

Solo se que Paul me sacó de la mano del local sin saber que me sucedía o eso creo porque no dejó de mirar a dónde yo aún miraba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.