Tomo el paquete que se encuentra sobre la mesa y me encuentro con uno de los libros que he deseado mucho leer "La mujer que leía demasiado de Bahiyyaih Nakhjavani". Acaricio el libro y de nuevo las lagrimas fluyen de mis ojos; abro el libro y me encuentro con una nota escrita en la primera hoja. "Te amo Haydee, eres el mejor regalo que pude haber recibido, no dudo que soy privilegiado porque te tengo conmigo, eres todo lo que siempre soñé, nunca olvides que te pertenezco en cuerpo y alma, que te amo y te amaré el resto de mi vida. Tony-. Camino con el paquete muy pegado al pecho y las imágenes de muchos hermosos recuerdos vienen a mi cabeza y la debilidad se apodera de mí. Me cuestiono si fue lo correcto, pero automáticamente vuelvo a mi realidad. Tony necesita una mujer sana, que lo ame, lo cuide, lo comprenda y lo haga muy feliz, que esté en cada momento de su vida y que sea la compañera idónea para los años de su vejez, yo, no puedo asegurar que puedo darle todo eso en las circunstancias en que me encuentro, por lo que su felicidad se antepone a mi dolor, prefiero que sufra por un rato pensando que soy una mala mujer, que me odíe creyendo que lo engañé, a que sufra a mi lado, sintiéndose impotente por no poder ayudarme en el proceso de la enfermedad.
-¿Te sientes bien?-. Mario me ayuda a bajar del auto. -Sí, estoy bien, solo necesito estar sola-. -Esta bien Haydee, me quedaré con los niños, para que tú descanses-. Asiento y me dirijo a mi habitación; lloro hasta que ya no tengo fuerzas.
Con dificultad logro abrir los ojos, mi madre se encuentra sentada a mi lado y me tiene tomada de la mano. -¿que sucedió?- Mamá me sonríe con lagrimas aún en sus ojos - te pusiste muy mal anoche, te escuché llorar y quise dejarte sola para que te desahogaras un rato, sin embargo cuando te fuí a buscar para cenar, no despertabas; Mario te trajo inmediatamente al hospital-. Entra Mario a la habitación y me sonríe. -Espero que ya estés mucho mejor-. -Si Mario, muchas gracias por tu ayuda-. -De nada Haydee, acá estoy para tí... para ayudarte. Mi madre nos deja solos, le he pedido que vaya a comer y a descansar un poco, me he enterado que tengo mas de 12 horas de estar en el hospital y ella no se ha alejado de mi lado.
-Haydee, ¿puedo consultarte algo?-, -sí, dime-. -¿Tú te irías conmigo a los Estado Unidos para iniciar tu tratamiento contra el cáncer?, yo pagaría los gastos del viaje y podrías vivir en mi casa. Tu madre podría ayudarnos a cuidar de los niños y cuando ya estés mejor, podrás regresar al país-. Lo pienso por unos minutos, dejar a mis hijos sería una de las cosas mas dificiles, pero también deseo recuperar mi salud y mi vida.
-No quiero presionarte Haydee, sólo quiero que lo considéres, allá tendrías una mejor atención médica; por los niños y tu madre no te preocupes, yo enviaré el dinero para sus gastos y estaremos muy pendientes de ellos-. Me toma de la mano y yo no tengo fuerzas para separarlo. -Píensalo Haydee, por favor; ahora descansa, saldré por un momento a realizar unas llamadas, pero si necesitas algo, estaré cerca-.
Me quedo sola en la habitación, me siento tan vacía, tan débil, tan devastada; no puedo imaginar cómo tu vida puede cambiar de un momento a otro, como puedes sentirte en un momento tan féliz, tan plena, tan amada, tan viva!!!! y de un momento a otro sentir que tu vida se ha convertido en un infierno, que estás frente a un abismo, sin una salida, sola y sin fuerzas.
-Hola amiga mía-. -Hola Hayde, que bueno que estás aquí-. -No me agradezca mi querida amiga, no podría estar en otro lado, somos hermanas ¿no?-. Le sonrío. -Claro que lo somos-. Me abraza y me besa la frente -Pues las amigas siempre juntas, en las buenas y en las malas-. -¿como te sientes?, nos diste un susto de muerte anoche-. -Lo siento, no quise asustarlos, pero...no sé que sucedió-. -El médico nos explicó, pero fue un poco confuso, pero, aunque no sé nada de temas médicos, creo que ésto que está sucediendo, además, es una enfermedad del alma-, díme ¿que hiciste?-. Respiro profundamente e inicio mi relato, Waleska escucha en silencio y como muy pocas veces, no opina al respecto, se queda en silencio acariciando mi mano. -Calma amiga, está es solo una tormenta, pasará y luego volveremos a ver el sol-. - No voy a opinar por la decisión que tomaste con Tony, esta vez no lo haré, solo espero que tu decisión haya sido la correcta- Se sienta a mi lado. - Ahora, quiero entregarte ésto, es un díario, quiero que escribas todo lo que quieras, sé que amas leer y escribir y en estos momentos, puede ser de mucha ayuda-. Tomo el cuaderno y le agradezco con una sonrisa.