No vayas a casa

Capítulo 10: No pierdas el paso

 

Resultaba muy extraño estar pensando en su ahora ex compañero de trabajo, y a todas vistas ex amigo, como un enemigo. A lo largo de su vida, las amistades y las buenas relaciones, si bien no eran todas permanentes, nunca habían terminado de una forma violenta. Aunque en la universidad tuvo una pelea a golpes con un compañero de clase, pero es que no eran amigos especialmente; se trataba del típico grupo que se forma para los estudios, y que, de forma inevitable, termina saliendo a alguna parte a beber o a pasar los tiempos de descanso entre jornada de clase. Allí nacieron muchos flirteos, algún noviazgo de un par de semestres, y amistades que se tomaban como verdaderas, aunque no lo fueran así. Dentro de este contexto, Vicente se enrolló con una chica, algo sin importancia y de un par de noches, pero resultó que uno de sus amigos del grupo estaba interesado en ella y se enteró de estos escarceos en medio de una salida a beber, por lo que el trago y la envidia hicieron el resto; ambos se insultaron, se golpearon, y terminaron ambos en una comisaría, en donde solo les regañaron por dar un espectáculo patético en un bar un fin de semana. De más era por entender que el grupo se separó desde ese momento, y ni él ni el otro se quedaron con la simpatía de la chica, amén que tampoco volvieron a hablar más que para algo obligatorio dentro de las aulas. Y, a sus treinta y siete años, estaba pensando en qué era lo que había para sospechar de alguien a quien conocía hace mucho, y de quien al mismo tiempo tenía una idea, en un principio, distinta de lo que terminó siendo.

 —No, no puede ser...

De pronto se le pasó por la mente que Joaquín estuviese tan tranquilo porque se escondiera algo detrás de esa actitud; si bien se trataba de un hombre que, por las experiencias conocidas, no reaccionaba bien ante las situaciones de estrés, eso no le restaba inteligencia y capacidad de adaptación, además que no era lo mismo estar enfrentado a cualquier hecho sorpresivo que a una situación escuchada, masticada y digerida con anticipación. Si Joaquín se enteró la noche anterior de todo lo sucedido, tuvo tiempo de sobra para enojarse, sentirse frustrado y dejado de lado, y al mismo tiempo decidir qué hacer al respecto.

"Ambos estaban en la empresa antes que tú."

De hecho, todos estaban ahí, el padre, el hijo y su ex amigo; de pronto se sintió atrapado, como si recién en ese momento descubriera una trama que iba más allá de lo que se imaginó en un principio.

"Piensa, piensa"

Joaquín había llegado antes a la empresa. Lo suficiente antes para estar listo para su llegada. Tal vez estaba esperando junto a la puerta de su oficina, ensayando una salida casual, un tono amable en el saludo, para luego dar el golpe, reflejar con calma que ya lo sabía todo.

Quizás Gerardo había sido quien cambió los planes.

Tal vez todo era en realidad de otra manera: Sergio se vio obligado a llegar más temprano porque Joaquín lo llamó y encaró por la situación ocurrida; mientras esto ocurría, o incluso poco después, apareció el padre, enardecido por la noticia que acababa de conocer, decidido a encarar a su hijo. En ese caso, Joaquín se apartó, dejando que los peces gordos resolvieran el problema, oculto entre las sombras.

Al fin y al cabo, había sido apartado ¿Por qué no dejar que los demás se mataran entre ellos? Asimismo, resultaba satisfactorio, desde el punto de vista de la revancha, ver cómo el hijo no se iba de esa empresa del todo tranquilo, viéndose obligado a escuchar la palabrería del padre; lo mismo pasaba con él, que sin sospechar nada, entraba como todos los días, solo para encontrarse con esa sorpresa. Ambos se iban, y Joaquín finalmente sí conseguía lo que quería, pues abandonaba informática y se quedaba con su ex puesto y, desde luego, el favor del dueño. Bien, las cosas podían haberse dado así, pero todavía le resultaba incomprensible que ese hombre, liviano y un tanto nervioso, actuara con semejante frialdad ante la pérdida, ante un hecho que, de seguro, lo frustró desde un principio.

El traidor puede saber que ha cometido traición, pero sigue doliendo más en su mente que alguien más haga lo mismo con él.

“Piensa”

No, no era posible. De pronto se dijo que, en tal caso, existía la posibilidad de que estuviera tan tranquilo por otro motivo, no simplemente porque se controlara.

“Él lo sabe”

¿Y si tuviera planeada una venganza que no tuviera que ver con el trabajo? No, pero era imposible. A pesar de que Vicente siempre lo involucró en sus planes y lo utilizaba como pantalla en sus arrancadas, jamás hablaron a través de las redes con palabras específicas, todo era eufemismos, propuestos por ellos mismos ante los tan habituales casos de “desaparición” de móviles; por otro lado, él mismo jamás guardó tickets de moteles, ni de bares ni nada, tenía el móvil con contraseña y borraba de forma diaria el historial de llamadas, además que siempre se refirió a las mujeres por su nombre de pila y nada más. Por un momento se quedó pensando en la inmensa cantidad de atención que por años les dedicó a mujeres que no le importaban, y se sorprendió de ver lo poco que en realidad había sopesado esa situación.

Pero igual existía la posibilidad de que Joaquín hablara con Iris. ¿Qué le diría, en cualquier caso? “Escucha, tu esposo acaba de quitarme el puesto de trabajo, él te ha estado engañando por años, pero no tengo pruebas” Incluso en su mente sonaba ridículo, homologable a cualquier tontería dicha por una mujer despechada, lo cual no era el caso.



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En el texto hay: misterio, paranormal, terror

Editado: 03.11.2020

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