Él abrió los ojos.
«¿Donde carajos estaba?» fue lo que se preguntó.
Trato de levantarse.
—Mierda...—Tenía el torso descubierto y vendado.
—¿pero como...?— y lo recordó todo.
— masvalequetequedesquieto,sepuedeinfestar—susurro bajo. Jadeo.
Era ella.
Estaba sentada en una silla, tenia la mirada en él.
Él se deleitó en su belleza.
Fruncio el ceño.
Ella se entristeció.
—¿donde estamos?—preguntó. Miro al su alrededor.
—en mi casa— dijo sin mas.
Él la vio levantarse y dirigirse a la única puerta que tenia el lugar. Tenia que actuar rápido.
—espera ¿porque esos hombres me atacaron?¿que tenía que saber?—
Vio como ella se paro en seco y su cuerpo se tenso.
La vio girar su rostro apenas. Su fría mirada lo descolocó.
—lo único que tienes que saber, es que mañana te iras de mi casa,así que de una jodida vez descansa— y salio sin más dando un portazo.
¡¡Pero que diablos le pasaba!! Quiso gritar.
Él no iba a esperar.
¿Acaso era bipolar o que?
Se levanto como pudo y se puso la camisa que estaba en el suelo. Aun con sangre.
Salio y la vio en la cocina, se acerco a ella pero algo la hizo detenerse.
Vio sus hombros temblar.
¿Acaso estaba llorando?
—¿estas bien?—dijoacercándose
—no te acerques— la vio apartarse bruscamente — ¡maldita sea! ¿Puedes por una puta vez hacerme caso?—dijo ella aún dándole la espalda.
Si, estaba llorando.
Lo supo con escuchar su voz irregular, y sus mejillas húmedas.
Él fruncio el ceño y el enojo lo consumió.
—¡esta bien! ¿Quieres que me aleje?¡pues bien! Me largo de aquí. Quedate con tu mierda de vida y con tu carácter del infierno—camino pero una mano lo tomo del hombro y lo estampó contra alguna pared.
—joder...—murmuro
Gruño, sintió como la herida se abría.
—¿vida de mierda? Tu..tu no has dicho eso... ¡¡¿Que sabes tu de mi jodida vida?!!—grito ella, vio sus ojos , vidriosos.
No se contuvo.
—¡eres un maldito demonio ! Y es cierto pues nosé nada de ella ¿de acuerdo?¡pero un demonio no creó que tenga una buena vida! O ¿si? Además no me interesa—dijo entre dientes.
En todo momento vio sus ojos y lo que ahora veía hizo que su enojo se fuera.
Sus ojos llenos de dolor.
Ella lo soltó y se alejo dándole la espalda. Esta empezó a temblar.
— largate....—suvozsequebró.
—noqui....— se acerco él.
—¡largate maldita sea! ¿No te ibas? Aprovechaantesdequetemate, alfinyalcabosoyunmalditodemonio—
«Mierda. Estúpido»Sedijo.
Se acerco a ella aún de espaldas.
La quiso tocar pero no lo hizo.
Salio del lugar.
La vio por ultima vez antes de salir.
Sus ojos con lágrimas.