LUGAR
Cincuenta y ocho, cincuenta y nueve y sesenta se convirtieron en mis últimas sentadillas de este sábado por la tarde. Y aunque sesenta sentadillas acababan con mi existencia no podía retirarlas, así como así de mi rutina diaria de ejercicios no cuando soy una adolescente normal de diecisiete años con millones de hormonas y pensamientos a flor de piel exigiéndome un mejor cuerpo. Luego de terminar mi rutina me dirijo a mi baño a tomar una ducha para refrescarme y alistarme, ya que en menos de dos horas cenaríamos con los Roses y su odioso hijo al que tendría que soportar casi toda la noche y menciono casi toda, puesto que Abigail ha mencionado una fiesta de bienvenida de año escolar que se realizaría esta misma noche en el único club de la ciudad el cual desconocía su nombre y ha dicho que me recogería apenas termine la cena y he aceptado por la única y exclusiva razón de no tener que aguantar la presencia de Adriel toda la maldita noche.
Pasada las dos horas de preparación que lleve a cabo gracias al hecho de que debía de vestir de manera elegante y serena, pero a la vez ni tanto nos encontrábamos tocando el timbre de los Roses.
Luego del sonido estruendoso que transmitía el timbre el señor Bertram apareció en nuestro campo de visión abriendo la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.
- Los estábamos esperando por favor pasen- menciono haciéndose a un costado.
Procedimos a atravesar la entrada para encontrarnos con lo que se podía deducir con una de las más hermosas decoraciones de interiores que podría haber visto en mi vida todo estaba tan decorado a la perfección imitando a la época del siglo dieciocho que podía decir que con solo mirarlo lograba hacerte sentir parte de ella no creí que la señora Rose pudiera tener tan buen gusto en una época que era tan maravillosa para mí.
Luego del saludo cordial que nos entregó Valery y Bertram nuestras miradas se posaron en la gran escalera que se encontraba frente nuestro, mostrándonos así a Adriel el rubio de ojos color miel junto a otras dos personas más descendiendo de la misma, un muchacho de cabello negro y ojos celeste como el cielo al lado de una muchacha del mismo color de cabello y ojos.
—Supongo que únicamente conocían a Adriel, estos son mis otros dos niños David y Amelia— menciono Valery en tono dulce.
Y he aquí donde demostraban cuan extraña y hermosa era la genética de los Roses. No lograba dejar de observar cuan perfecto y hermosos era los gemelos pelinegros que se encontraban frente a mí sus mandíbulas y labios tan pronunciados junto con su piel blanca que hacía juego con sus cabellos negro y ojos celestes tan profundos y claros...
—Mucho gusto Alexa—menciono la hija de los Roses sacándome de mi admiración.
Todas las miradas estaban posadas sobre mí dándome a entender lo mucho que había quedado sumida en mi estupor hacia los hermanos.
—Mucho gusto Amelia—dije entregándole una sonrisa volviendo en mí.
—Mis padres mencionaron que eras muy hermosa, pero no me imagina cuanto así—esta vez la atención de todos se posó en el pelinegro que elogio en tono muy fino mientras yo solo me determine a observar al rubio por el rabillo del ojo como le entregaba una risa arrogante a su hermano.
—Muchas gracias-—dije sonando más vergonzosa de lo que me hubiera gustado.
—La cena está casi lista podemos ya sentarnos a la mesa—habla Valery con mucha emoción rompiendo el aire incómodo que a mi parecer se formó.
A pesar de lo detestable que fue tener que soportar las sonrisas arrogantes de Adriel y la insoportable personalidad sobona del señor Roses la cena había ocurrido con total normalidad dejándome así únicamente cinco minutos restantes de tiempo para el postre antes de que Abigail pasara por mí.
—Y bien Alexa ¿esta noche asistirás a la fiesta de bienvenida? —pregunto Amelia haciendo que todos posaran sus miradas sobre mí.
—¿Ustedes también asistirán? —, pregunte totalmente confundida, ya que trataba de una fiesta solo para los alumnos del instituto y el día de nuestra cita con el director solo se encontraba Adriel.
-Claro asistimos al mismo colegio solo que un año antes que tú y mi hermano- explica entregándome una sonrisa dulce que interprete como si me estuviera llamando estúpida.
<<Tranquila Alexa nada más está tratando de ser amable contigo no está siendo una perra>> me digo a mi misma tratando de calmar mis pensamientos.
—Si deseas podrías venir con nosotros Adriel es un buen conductor—menciona ahora David haciendo que trague con rapidez el trozo de postre que me estaba comiendo.
—Muchas gracias, pero Abigail pasará por mí esta noche es una nueva amiga del instituto—digo explicándome y al mismo tiempo me cuestiono porque acabo de darlas.
—¿Estás segura?, porque no sería ninguna molestia—el pelinegro refuta de manera que solo yo deduje como demasiado insistente.
Y si de suerte se tratara el timbre de la casa, sonó junto a mi celular con un mensaje: <<SAL ESTOY EN LA PUERTA>>, dándome a entender que Abigail se encontraba allí afuera esperándome.
—Debo irme ha sido un gusto haber conocido su familia señor Bertram— dicho me levanto de un sopetón tomando mi bolso y le dedico una sonrisa falsa de oreja a oreja.
Continuo beso la mejilla de mi padre y madre, dándoles a entender que me marcharé de la manera más descortés posible tomando mi bolsa y largándome. Cuando me encuentro tomando el pomo de la puerta para abrirla con ligereza me detengo en seco, ya que la voz soberbia de Liam llega mis oídios -Nos vemos en la fiesta Alex-.
—Si Liam, nos veremos allí—respondo con vacilación e inocencia por encima de mi hombro.
Dicho esto, abro la puerta con ligereza topándome con el rostro de Abigail que con rapidez tiro de ella para salir completamente de la casa. Nos encontrábamos dentro el auto de pelinegra discutiendo sobre mi vestimenta, la cual según ella se veía tan anticuada y poco atractiva que haría que no llame la atención de nadie, a lo cual yo refute que no necesito llamar la atención de nadie y que no me haría cambiar de idea al respecto, dicho esto puedo sentir como mi cuerpo se mueve hacia adelante y luego hacia atrás en un movimiento brusco provocado por el frenaje que realizo Abigail dejándome totalmente desorientada.