EMMA
Estoy en la ducha enjabonándome y escucho el ringtone que le asigné a Audrey: I'll Be There For You de Bon Jovi.
Comienzo a tararear la letra y tengo ganas de no contestarle ya que la canción es fabulosa y a ella, tanto como a mi le gusta, pero aún más a mi. Y desde que nos vimos la serie de Friend’s quedamos aún más encantadas con esa canción. Además, me dejé ganar por la cursilería y se la dediqué. Lo único en que pienso cada vez que escucho ese ringtone es lo afortunada que soy de tenerla siempre conmigo.
Cierro la llave, abro la puerta corrediza con mucha torpeza ya que siempre —no ha podido haber excepción alguna—, desde que llegué a este lugar el cual llamo mi hogar, me choco con esta y por más que intente evitarlo mi dedo chiquito sufre las consecuencias.
—Miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo ¡aaah! —grito al cielo.
Extiendo mi mano para tomar la toalla, seco mis manos y tomó el celular.
—¡Jodida vida! Siempre me interrumpes cuando me estoy bañando y ahora, por tu culpa, por tu grandísima culpa, acabo de golpearme —Le digo con algo de enojo en mi voz.
—No me jodas, siempre has sido así de torpe. En lo único que puedo pensar es en que si esa puerta pudiera salir corriendo, no lo dudes, ya se habría ido —dice.
Sin duda alguna ella me conoce mejor que nadie es este jodido planeta y no puedo enojarme con ella, ya que como decía mi abuelita: “El que se enoja con la cuchara con que come” y yo le respondía: “Pues con el tenedor” por lo cual siempre me ganaba un golpe de su parte. La extraño demasiado.
—Tengo algo que preguntarte. ¿A caso tienes un puto sensor? Uno que te diga: “llama a Emma se está bañando”, y tres días después es que te vienes a aparecer. Es un descaro, me imagino a mi Sophie abandonada en esa casa, mientras tu y Will hacían no se sabe cuántas atrocidades y porquerías —Agrego un poco de indignación en mi voz para escucharme más creíble.
—Deja el drama, ¿Cómo quieres que te llame? ¿Drama Queen? Si no te llamo es un problema y si lo hago también —Me reclama muy enojada, por alguna razón me encanta hacerla enojar—. ¿Te estás volviendo bipolar o que? Y Lo que estuve haciendo estos tres días esperaba que tú tam…..
—Sabes que te amo y me encanta fastidiarte —digo.
Sus palabras quedan prácticamente a la deriva, ya que no la dejo terminar y la interrumpo rápidamente ya que me imagino hacia dónde va con todo esto.
—Yo también te amo, pero por eso no tienes novio, eres una loca —y funcionó, siempre funciona. Eso creo.
—No tengo novio es porque no he encontrado a alguien que me soporte como lo hace Will contigo — le recuerdo. Ella es un poco más soportable que yo y a decir verdad ella maduró y creo que yo nunca lo haré.
¡Ja! ¡Ja!
—Sabes que, cambiemos de tema —pide ya que no llegaremos a ningún Pereira si seguimos así—. Creí que te irías con Oliver —¡Misión fallida! no funcionó. Sabía que iba a preguntarme eso.
—¿Por qué tendría que haberme ido con él? —pregunto fingiendo inocencia.
—A caso crees que soy tonta, vi cómo lo mirabas y cómo él te miraba a ti —dijo y me siento descubierta en ese momento, pero a decir verdad sino se hubiera dado cuenta en ese momento lo haría en otro ya que como lo he dicho me conoce como la palma de su mano— Y se que hablaba de ti cuando dijo que quería establecerse, así que habla de ¿Dónde lo conociste? Y ¿Por qué no me lo contaste? —pregunta mi súper amiga-hermana.
—Sabes, mejor continuaré en lo que estaba antes de que me interrumpieras —trato de huir, tango licencia en este arte— Hablamos luego — Intento líbrame de ella pero no lo logro.
—Emma Teodora Rogers Stewart, no te atrevas a cortar la llamada —dice la muy malvada.
Mamá y Papá donde quiera que estén los amo, pero lo que no amo es ese Teodora. En qué pensaban cuando me bautizaron.
—No jodas, no me llames así y dime de una vez por todas para que llamaste, porque no creo que fuese para preguntar sobre tu cuñado cuando puedes preguntárselo a él. Así que habla de una vez o cuelgo. — Intento hablar lo más seca y sería posible, ya que ella sabe que siempre espero el momento adecuado para contarle todo lo que me ocurre y que me atiborreen con tantas preguntas saca el humor de perros que llevo dentro.
—Está bien pero tarde o temprano lo averiguaré, te sacaré la verdad a ti o a él —Me amenaza y se que así lo hará pero no quiero que empiece con el sermón de siempre así que prefiero atrasarlo ya que siempre funciona—. Iremos a cenar el lunes, tú, Will, Sophie y yo. Más tarde te enviaré la dirección del lugar y no quiero excusas —sentencia mi hermana, amiga que en ocasiones actúa como una madre.
—¿Oliver irá? —pregunto, ya que como es normal en mi, siempre que un hombre que me interesa quiere acercarse la embarro de manera brutal y por mis inseguridades lo hice otra vez.
—No, no irá —informa—. Tiene una reunión ese día así que solo seremos los cuatro, te espero no faltes —dice.