Lunes 20 y Martes 21 de marzo del 2017
Una de las cosas más difíciles es reconocer el cuerpo, recuerdo que eso fue lo que derrumbó a mamá cuando mi padre murió.
—¿Vamos juntos o quieres que vaya yo? —preguntó Spencer.
—Juntos —le dije.
Entramos y antes de ver el cuerpo mi hermano puso su mano sobre mi hombro. Cuando la mujer abrió el lugar donde estaba el cuerpo y vimos a mamá, sentí como se tensó la mano de Spencer.
No nos miramos a los ojos, no soltamos una sola lágrima. La mujer que estaba con nosotros dijo—: Hay que firmar algunos papeles.
—¿Él o yo? —le pregunté.
—¿Quién es mayor? —dijo ella.
—Yo —aclaró Spence.
—Es preferible que lo haga el mayor —informó la mujer.
—Espérame afuera —ordenó mi hermano. O yo quería que fuera una orden.
Salí del frío cuarto y tomé asiento en una banca que estaba cerca. Ya no estaba en la morgue, pero aún tenía frío, no era frío, sino más bien como cuando tengo fiebre. Es algo diferente, algo que no se va con una cobija o un suéter.
Spencer salió y me vio abrazándome a mi misma.
—¿Quieres mi suéter? —dijo.
—No Spence, gracias —le respondí.
—¿Benton lo sabe? —preguntó.
—La misma persona que te avisó a tí, le avisó a él, pero le es imposible venir —le dije.
Llamamos a los de la funeraria, quienes rápidamente llegaron para retirar el cuerpo y prepararlo para la velación. Mientras tanto, mi hermano y yo nos encargamos de dar la noticia a los familiares y conocidos. Cada «lo siento mucho» fue como una estaca al corazón. El único que sabe como me siento es Spencer y tal vez Benton.
A las 5 pm, llevaron el cuerpo de mamá a casa para velarlo. La gente empezó a llegar aproximadamente a las 5:30 pm, me sorprendí muchísimo al ver como se multiplicó la comida.
Para el funeral de papá, estuve todo el día en mi dormitorio, fue hasta el momento de ir a la iglesia que salí. Y Spencer estuvo todo el tiempo con mamá, igual que Benton, mientras yo estaba encerrada, en mis últimos años de adolescencia, furiosa porque mi padre había muerto.
Esta vez estoy aquí, recibiendo a todas las personas, aceptando comida que traen, escuchando «lo siento mucho», explicándole a todos qué sucedió.
No he llorado mucho, nunca me ha gustado llorar en público, así que solo de vez en cuando, mientras sirvo comida, limpió una lágrima repentina que cae por mi mejilla.
—Entonces así es encargarse de un funeral —le dije a mi hermano.
—Pero... Olvídalo —me dijo.
—Sí, es la primera vez que lo hago. —Hice una pequeña pausa y luego dije—: Lamento muchísimo no haber estado para el de papá, en serio Spence, tú estuviste fuerte junto con mamá y yo solo me encerré en mi habitación.
—Lessy, no pienses en eso. Lo importante es que hoy sí estamos juntos. —Me mostró una sonrisa triste y se fue a recibir a más personas.
Las horas pasaban, la gente se iba y otros llegaban. A las 2 am ya no había nadie con nosotros, Shannon era la última que quedaba y tuvo que regresar a casa, solo eramos mi hermano y yo... y el cuerpo.
—Vete a descansar un poco —le pedí a Spencer.
Él solo me miró y supe que estaba pensando.
—Lo sé, fue tonto, yo tampoco subiría a mi habitación con el cuerpo de mi madre en el primer piso —dije avergonzada por mi comentario.
—Ven acá —dijo mi hermano.
Me levanté de la silla y fui al sofá con él, teníamos el ataúd frente a nosotros y lo que quedaba en representación de mi madre, porque ella ya no estaba ahí.
Cerré los ojos pero sabía que no iba a poder dormir, lo único que pude hacer fue pensar. Pensaba en que iba a suceder mañana, cuando el cuerpo de mamá quedara bajo la tierra. Pensaba en que nunca más iba a escuchar su dulce voz, nunca más iba a probar un desayuno hecho por ella, en la música que escuchaba cuando preparaba la cena. Pensé en sus últimas palabras, «lo haré» fue lo que dijo cuando le pedí que se cuidara.
Habría sido tan diferente si simplemente hubiera subido al auto con nosotros. Pude haber insistido más para que lo hiciera.
Detuve mis pensamientos porque me di cuenta de que estaba empezando a culparme a mí misma por la muerte de mi madre. Abrí los ojos y encontré a mi hermano dormido, se veía cansado y así me sentía yo.
El reloj marcó las 6 en punto y noté que estaba con la misma ropa que ayer, la misma blusa que dice Shannon no está de moda. Fui a mi habitación y revisé mi clóset hasta encontrar mi elegante vestido negro de manga hasta los codos y que me llega hasta la rodilla, tal vez unos milímetros más abajo.
Bajé a la sala a despertar a Spencer, quien seguía profundamente dormido, tan profundo que hasta me asusté.
—Spence —lo llamé casi susurrando.
Ni siquiera se movió, entonces subí un poco más el tono de mi voz—: Spencer.
Abrió sus ojos y me dijo—: Hola.
—Que bueno que descansaste —le dije y sonrió.
—¿Tú dormiste algo? —me preguntó.
—Nada —contesté—. Busca tu ropa, iré a bañarme y cuando salga plancharé lo que vayas a usar.
Él asintió y fue a su habitación. Yo entré al baño y empecé a lavar mi cabello, luego seguí por todo mi cuerpo y cuando me estaba enjuagando, empecé a pensar... otra vez. Tenía muchísimo miedo, sabía perfectamente que mamá nunca iba a volver, pero tenerla aquí me hacía sentir que una pequeña parte de ella seguía con nosotros y que cuando empezaran a tapar su ataúd esa parte se iría definitivamente.