Viernes 7 de abril del 2017 (Primera noche)
Han pasado exactamente 18 días desde la muerte de mamá y no he salido de su habitación excepto para bañarme. No he ido a la universidad, me dieron un mes de descanso, igual que a Spencer.
Él ha preparado la comida cada día, la ha llevado hasta la habitación de mamá para que yo coma. A veces me siento inútil, pero no hay forma de salir de este dormitorio. Lo he intentado y lo único que logro es recostarme en la puerta a llorar y llorar.
Hoy, por primera vez, Spencer me pidió que saliera de ahí.
—Lessy —me llamó mientras tocaba la puerta—, Shannon está aquí.
No respondí nada.
—Lessy, por favor sal de ahí —rogó.
Sus palabras no hacían nada por el momento hasta que dijo—: Alessia, eres lo único que me queda te necesito. Sal de ahí.
Escuché que puso su frente contra la puerta, eso me imaginé.
Después de dieciocho días, salí de la habitación y no fue para ir al baño, fue porque pude y lo quise hacer.
Abrí la puerta lentamente y encontré a un Spencer diferente, no radiante como siempre. Cuando me vio directo a los ojos su brillo volvió, no como los libros románticos donde el chico mira a la chica de la que se enamoró, sino como dos hermanos que son los únicos que saben como se siente el otro.
—Salí —le dije como si fuera un gran logro y sonreí.
Me devolvió la sonrisa y dijo—: Te esperan abajo.
Casi había olvidado que Shannon estaba aquí, es la primera vez que viene desde hace 18 días.
—Shay —la llamé y miró hacia donde estaba yo.
—¡Ale! Me alegra muchísimo verte de nuevo, no me había aparecido por aquí porque no me pareció apropiado, creí que tenías que estar sola o algo así, pero han pasado 18 días y no pude resistir más sin mi mejor amiga —vociferó demasiado rápido.
—Gracias por estar aquí, en serio te necesito —le dije.
—Iré a casa de Joyce —anunció Spencer—. ¿Necesitan algo?
—No Spence, cuídate —le pedí. Recordé que esa fue la última palabra que le dije a mamá, «cuídate».
—Ale, tal vez no sea apropiado, pero te quiero invitar al evento en casa de Samanta hoy, prometieron que iba a ser algo tranquilo y creo que debes distraerte un rato —dijo Shannon.
—¿Algo tranquilo? —pregunté considerando que de verdad necesito distraerme.
—Sí, son solo unas cuantas personas —respondió.
—Entonces voy —dije.
—¡Genial! —chilló mi amiga.
Busqué un atuendo casual entre mi ropa y le escribí a Spencer.
Salí con Shannon, nos vemos más tarde. Besos.
-A
Tomé mi cartera, mi celular y mi suéter. Subimos al auto de Shannon y después de 10 minutos llegamos al lugar. Puedo asegurar que no era «algo tranquilo».
—Shannon, esto no es algo tranquilo —me quejé.
—¡Ay Ale! Es para que te diviertas un rato —dijo ella.
—Oh, ¡genial! —dije sarcásticamente—. ¿Has considerado el hecho de que hace menos de un mes mi madre murió?
—Amiga, la vida tiene que seguir —comentó.
—¡¿Qué?! —grité—. Hablas como si acabara de morir Pepe o el gato al que le doy de comer cada mañana.
—¡Dios mío! Entraremos a esa fiesta y si te sientes demasiado mal, volvemos al auto y te llevo a que te encierres de nuevo —propuso.
—Trato hecho —acepté. Con la intención de volver al auto en menos de diez minutos.
—Genial —enunció Shannon.
Entramos y Shannon cerró la puerta fuertemente para llamar la atención, pero no fue ella quien llamó la atención, todas las miradas de mis excompañeros de preparatoria se dirigían a mí. Todo el vecindario sabe lo que pasó.
Esas miradas solo duraron tres segundos, pero han sido los más largos de mi vida.
Me senté en un sofá que estaba vacío y tomé un vaso con gaseosa, estaba a punto de terminar mi bebida y masticar el hielo que quedó en el vaso cuando un chico se sentó junto a mí, era muy apuesto y me parecía familiar, pero no pude decifrar donde lo había visto.
—¿Por qué una chica tan linda está sentada aquí sola? —preguntó.
—No estoy sola, estoy con un chico que me hizo una pregunta —respondí.
—Linda e inteligente —dijo y sonrió—. Soy Andy.
—¿Cómo el de «Toy Story»? —dije.
—Sí me dieran un dólar por cada vez que preguntan eso...
—Tendrías millones —lo interrumpí.
—Tendría un dólar —me corrigió—, eres la única que se atrevió a decirlo.
—Bueno, hay muchas cosas que puedes obtener con un dólar —comenté.
—No me has dicho tu nombre —señaló.
—Alessia —dije.
—Que nombre tan original —mencionó.
—Créeme, mamá se esforzó con mi nombre después de cometer el error de ponerle a mi hermano un nombre común y que se puede usar para chico y chica —le conté.
—¿Y cómo se llama tu hermano? —cuestionó.
—Spencer.
—Mi prima también —dijo y reímos.
Conversé con él más de los diez minutos que pensaba quedarme, y reemplacé la gaseosa por bebidas alcohólicas. A las dos de la mañana ya estaba bastante mareada, pero seguía hablando con Andy.
Tenía un mensaje de texto de Spencer que decía:
¿A qué hora vas a volver?
-S
Sinceramente lo ignoré, porque se sentía bien estar fuera de casa después de tanto tiempo, se sentía bien conversar con alguien de un tema que no fueran mis padres y no quería pensar en mi hora de llegada.