Domingo 4 de junio del 2017 (Primera semana en prisión, primera visita)
Este día lo había esperado como ningún otro, recordé pequeños detalles, pero pueden ser importantes. Algo me dice que el chico que estaba conmigo esa noche tiene algo que ver.
Abrí mis ojos y encontré el uniforme naranja a los pies de mi cama, con un papel que decía «Cook». Lo deje ahí y me fui a desayunar, me lo puse hasta después de la ducha que me di, no son nada relajantes las duchas por aquí, tenemos un máximo de diez minutos para utilizarla.
Me encontré con Lysandra después de la ducha.
—¡Vaya! Ya tenemos trajes naranja —chilló.
—No me gusta porque me siento parte de todo esto —le dije.
—Alessia, somos parte de esto —me dijo Lysandra.
—Lo seré solo por siete semanas —señalé.
—¿Segura? —cuestionó mi compañera de prisión.
—No —dije sinceramente.
A la 1:30 en punto nos llevaron a la sala de visitas y por un momento me sentí como un niño que acaba de salir de la escuela y sus padres no han llegado a recogerlo, crees que tus padres te van a dejar ahí el resto de la vida. En este caso mi hermano no había llegado a visitarme, fueron solo cinco segundos de pánico, volví a respirar con normalidad cuando lo vi entrar.
—¿A quién visita? —dijo una oficial.
—Alessia Cook —respondió él con seguridad.
Era la primera vez que escuchaba la voz de mi hermano desde hace una semana, ya que a las más nuevas no nos permiten hacer llamadas en la primera semana.
Mi hermano me miró y se veía triste, estresado y cansado. Casi peor que yo.
Spencer
Hoy me levanté con mucha esperanza en que Lessy haya recordado bastante, estoy seguro de que ella no cometió el crimen por el que se le acusa, no cometió ese ni ningún otro.
Mi teléfono sonó, era un mensaje de Joyce.
Joy:
¿Nos vemos hoy?
Spencer C:
Hoy no puedo preciosa, es día de visita en prisión.
Joy:
Bien..
Sé perfectamente que las cosas no están bien cuando pone doble punto, significa «Spencer Cook está en problemas», pero debe entender la situación de Lessy.
Subí a mi auto y empecé mi camino a prisión, no he visto ni he hablado con mi hermana desde hace una semana.
Llegué y me registré con la oficial, ella me dio un papel con el nombre de Lessy y dijo—: No puede perder esto, si hacen revisión y no lo tiene, tendremos que suspender su visita.
Por suerte, siempre he tenido buena memoria, así que lo guarde en el bolsillo de mi pantalón para asegurarme de recordar donde lo había guardado.
Me dolió muchísimo ver a mi hermanita con un uniforme de prisión, ella fue la bebé que vi llegar a casa y me quedé despierto observando como se dormía, viendo fijamente si estaba respirando con miedo de que sufrira la muerte de cuna, algo que un niño de cuatro años raramente sabe. Fue la niña con la que compartí mis travesuras de niño alguna vez, y me aseguraré de sacarla de aquí.
Tomé asiento y luego hizo lo mismo.
—Hola —me dijo sonriendo.
—Hola —le dije, pero no pude sonreir—, ¿qué tal las cosas por aquí?
—Pues... no es como un campamento de verano, pero tampoco es tan horrendo como lo imaginaba —me contestó Alessia.
—¿Recordaste algo? —le pregunté.
Alessia
Empecé a contarle todo a mi hermano, cada detalle que recordé de las primeras dos noches.
—En la primera noche...
—¿Primera noche? —preguntó él.
—Sí, empecé a recordar desde antes, porque algo me dice que todo está relacionado —mencioné.
—Es perfecto —dijo Spencer.
—En la primera noche, había un chico, sé que me dijo su nombre, pero no lo recuerdo —conté—, en la segunda noche también hubo un chico, pero fue una fiesta de antifaces y no pude ver su cara en toda la noche.
—¿Recuerdas como volviste a casa esas dos noches? —cuestionó.
—No, solo despertaba cada día en mi casa y eso me mantuvo tranquila —le dije.
—¿Recuerdas como era el chico de la primera noche? —me preguntó.
—Solo recuerdo que tenía ojos verdes, un verde muy claro.
—¿Y el de la segunda noche? ¿Alguna característica que puedas mencionar?
—Lo único que pude ver fueron sus ojos através del antifaz, eran azules —dije.
—Entonces no hay posibilidad de que sea el mismo hombre —comentó Spencer.
—La verdad no lo sé, estoy un poco confundida —señalé.
—Hiciste un excelente trabajo, Lessy, le entregaré todo lo que me dijiste a algún oficial que esté llevando tu caso —me dijo.
—Gracias. ¿Ya te vas? —le pregunté.
—No, cuéntame cómo has dormido o pasado tus días aquí. Puedes desahogarte —dijo.
—Sinceramente he dormido mejor de lo que esperaba, la comida no es tan mala, las duchas son un asco, tratan a las personas como basura y no soy la única que lo ha notado, Lysandra también —le comenté.
—¿Lysandra? ¿Estás haciendo amigos en prisión?
—¡No! No es mi amiga, solo nos llevamos bien —aclaré.
—Lessy, no es un regaño, es un consejo, por nada en el mundo hagas amigos en prisión. No quiero decir que te sientes sola en un rincón, solo mantén tu distancia —dijo.
—Está bien —le dije.
—No uses voz anodina —ordenó.
—No estoy usando voz anodina —aseguré.
—Lessy, eres bastante inteligente como para seguir mi consejo.
—¡Se acabó el tiempo! —dijo la oficial.
—Es hora de irme —dijo Spence—, hasta la próxima semana.
—Hasta la próxima semana —le dije.
Nos levantamos de las sillas y cada uno siguió su camino. El a la libertad, yo a prisión.