Mau corrió después de despedirse de su ministra, entonces soportando el peso de los ciervos se dirigió a la montaña, pasaron almenos unas tres horas para llegar, cuando se acercó vio una banda de lobos que aún tenían las luces encendidas, varios lobos se acercaron cuando le vieron a la lejanía, ellos enseguida se pusieron a la par, con ansían de pelear. Pero al verlo guardaron los filosos colmillos y se volvieron hombres en frente de sus ojos, Mau hizo lo mismo y cayó al suelo sollozando del cansancio.
—¿Estas bien Mau?—Pregunto el hombre con pelo castaño de dos metros de alto y un cuerpo fornido y duro como el acero.
—Si Carl. Solamente estoy cansado, he hecho una buena caza.
—Joder tío la que has armado, todos pensábamos que las cosas se habían puesto rudas con los vampiros, esos chupasangre ahora están peor que nunca.
Mau se corrigió de postura inmediatamente, y puso más interés en la conversa.
—¿Vampiros? ¿Qué paso?
—Pues atacaron ayer.
—¡¿Qué?!
—Si pero solamente fueron unos cuantos, seguramente se emborracharon y vinieron a causar problemas, pero ya los eliminamos rápidamente.
Carl no le daba aquella confianza que necesitaba para estarse tranquilo ante la oferta de una invasión, o peor aún una guerra entre clanes.
En su mente se volvió a proyectar la voz de la Vanesa.
—Tranquilo Mau, esos vampiros no eran legislados del conde Amadeus, solamente eran unos cuantos que como dice tu amigo, estaban borrachos y causando problemas.
—¿Pero como puedes escuchar si no estoy en el bosque?—Pregunto en voz alta. Los dos lobos que lo acompañaban cruzaron miradas, preocupados porque Mau estuviera un poco mal de la cabeza.
—Tus amigos ahora te están viendo raro Mau.
Él se reincorporo.
—Nada, Nada, solo es cansancio ayúdenme a llevar este alimento adentro de la cueva será bueno para los pequeños.
Ellos aceptaron, y empujaron la carreta con sus, fuerzas para hacerla entrar a la cueva.
—Vanesa no te comuniques conmigo en momentos así—Dijo para si en su mente, procurando de no abrir los labios.
—Perdón solo se me provoco hablar.
—Vale…
—Mejor me desconecto seguro ahora viene la tunda de tu padre, no quiero ver peleas familiares.
—¡No soy un niño!—Grito Mau.
Vanessa rio y volvió a hablarle.—Te vuelven a ver raro tus amigos, bueno chao me voy…
Mau gruñido.
—¿Mau estas bien?—Pregunto uno de los hombres viniendo a él.
—Solo es cansancio Carl solo es cansancio.
Cuando Víctor vio a Mau caminado y sano, entonces fue a estrecharlo en una abrazo, Mau jadeo al sentir como presionaba su pecho en contra de su espalda.
—Idiota no sabes cómo me has preocupado, cabeza de cholito.—Desordeno su cabellera sin clemencia.
—Vale tranquilo solo estaba cazando.
—¿Pero toda una noche Mau?—Era raro no ver a ese hombre gruñendo y también golpeando a los débiles, pero era hasta cálido una bienvenida así.
Tenía que hacerle más caso a Vanesa si quería que todos le trataran así.
—Mau tenemos que presentarnos con tu padre, ha estado muy preocupado, se pondrá feliz cuando vea que has traído una cacería tan grande tu solo y además quiere proponerte algo.
Viniendo de Víctor aceptaría, pero era raro que su padre le estuviera ofreciendo algo, entonces fue inmediatamente a la caldera de la cueva y se dio un baño, cubrió las heridas y rasguños que algunos árboles habían dejado mientras corría a su paso, luego fue al cuarto en donde siempre dormía, y se limpió la sangre y mugre que cogió cuando cargo a los ciervos, nadie se lo podía creer ahora, el pequeño Mau quien siempre era tildado de consentido y rebelde sin causa, ahora estaba siendo el más correcto y dedicado a la manada.
—Se siente bien ser elogiado verdad Mau…
—Otra vez Vanesa, no que no ibas a interferir.
—Solo estoy hablando contigo, parece que eres muy anti social.
Mau rezongo y gruño como lo haría un lobo, pero estando en su forma Humana.
—Joder soy un lobo que más quieres, aquí nadie es mable y dice, ¿Hijo atuviste un buen día? ¿O que pasa necesitas un abrazo para mejorar? Aquí te dicen, prepárate para morir tonto. Y cosas por el estilo, creo que estoy siendo muy paciente contigo.
Ella rio…
—Vale por cierto, tienes un buen cuerpo… no pensé que estuvieras tan…
Inmediatamente Mau se tapó.
—¿De dónde estás viendo?
—De tus ojos, hemos hecho un pacto de comunicaciones abarca, casi todos los sentidos.
Mau tenso la mandíbula.
—Me pudiste haber avisado.
—No aceptarías si te lo hubiese dicho. Y con respecto a tu cuerpo, no deberías avergonzarte, te aseguro que más de una mujer quisiera tenerte entre sus brazos por toda la noche.
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Editado: 27.09.2020