Mau hizo varios círculos sobre el vientre rizado de la chica, sus cabellos y entre pierna eran del mismo color, ella inmediatamente dejo caer sus piernas, Mau con delicadeza aparto la manta de encima, y acaricio el interior de los muslos portentosos y cilíndricos de la vampiros, sintiéndola a la perfección separo un poco más las piernas hasta que pudo estar en medio de su ser, metió un brazo por debajo del hoyo que creaba la vampira entre su espalda y los barrotes de la cama donde yacía acostada, y lego se aferró fuertemente a su espalda regordeta y suave pero caliente como el fuego, le encantaba tocarle la espalda. Sentir sus omoplatos moviéndose a libertad, era lo más exquisito que hubiera sentido nunca en su vida, y no se comparaba con nada en la faz de la tierra, se puso a un lado de ella, recostado su cuerpo de lado derecho y quedando a la altura de la chica, con una mano en su entre pierna y la otra por debajo de sus brazos, Helena inmediatamente puso un brazo en el pecho poderoso de Mau. Los dos se besaron intensamente, Helena podía sentir como el miembro duro y caliente de Mau chocaba en ocasiones con su vientre, haciéndola estremecerse, nunca pensó que fuera a sentir algo así en su vida, y tenerlo entre sus piernas sería un pecado, o un paraíso. Jadeo un poco cuando sintió como se empezaban a mover a los dedos del lobo bajo su vientre con pericia.
—¡No te vayas a correr quiero sentirte un poco más!—Mau beso su labio inferior y el roce de la barba de unos dos días la hizo morderse la lengua.
Mau sin piedad ni vacilaciones metió uno de sus dedos por sus pliegues, Helena empujo con el vientre, antes de emitir un gemido tan abismal que calo en el pecho del lobo, su rostro desfigurado y su cara roja, vergüenza y placer una buena combinación, entonces Mau con un poco de delicadeza metió el otro, haciendo que Helena moviera abismalmente las caderas estaba tan necesitada como él, ya en este punto un baño de agua caliente no servía para nada, lo único que ansiaban era terminar lo empezado, para comenzar nuevamente sin vergüenza alguno, sin pensamientos turbios, ni quejas. Solo placer. Al introducir el tercer dedo, Helena elevo las caderas en el aire, y luego cayó a la cama nuevamente tensando su mandíbula y con los ojos cerrados, donde una lagrima vaga caía por su pómulo, Mau al verla el lamio rápidamente y la degusto en su boca. Helena quería irse, dejarse ir, pero no podía aun, quería sentir un poco más los dedos de su amante. Mau toco todas las partes de aquellas paredes tan estrechas y húmedas, justamente como le gustaba, sin embargo se tomaba su tiempo, acariciando de arriba abajo con lentitud, para que Helena se estremeciera, temblara y gimiera como una bestia salvaje. Le encantaba verla así, o sentir como apretaba su piel con cada respingo, también el tacto de sus pechos con el suyo.
—No te corras todavía—Vocifero cuando sintió la estreches de Helena palpitar y, volverse más tensa.
Helena entre un quejido y un gruñido cogió una bocanada de aire, tanto que seguramente estaba tan deleitada que tan solo escuchar la voz de Mau en su oído, se dejó ir… chorreando a Mau en las manos, el lobo gruño, y luego aparto la mano de sus interiores para acariciar con vehemencias los pliegues de afuera, cuando ella, estuvo relajada nuevamente le beso apasionadamente, acaricio sus pechos, porque no se cansaba de hacerlo y la miro con deseo llameante en sus ojos, deseo incontrolado. Mau luego beso su lengua con cariño y delicadeza solo tomándolos por la puntita, Helena rio, era una caricias muy infantil, pero romántica.
—¡Me debes una!
—No me pude contener.—Estaba rabiosa.
Mau lanzo uno de sus gruñidos tan típicos que la hacían sentir tranquila y luego fue bajando lentamente por su estómago plano y casi raquítico.
—¿Qué haces?—Parecía estar escandalizada.
—Algo que te hará volar por los cielos, sin necesidad de tus poderes.
Mau después de esbozar una sonrisa siniestra causándole terror a la chica, bajo lentamente hasta su vientre, donde succiono la delicada piel de su amante, Helena se retorció como un cochino en punto de ser asesinado, no obstante el lobo inconforme con eso, subió sus manos y cogió un pecho entre ella, Helena gimió al sentir una mano calurosa y masculina, tanto que casi se iba nuevamente en un viaje de placer, sin dilaciones Mau coloco su boca por debajo de los pliegues tan morados de su chica, y empezó a besarla apasionadamente como lo haría en su boca, no se prolongó tanto el tiempo para escuchar otro gemido gutural emitido desde la garganta de Helena, Mau inspirado en aquellas baladas musicales que yacían desde las cuerdas vocales de su vampira comió la hendidura de su amante con tanta pasión que casi despierta la bestia, el olor a sándalo, Mau saco sus garras y las paso por encima de los barrotes de la cama, estaba en un punto casi enfermizo, su dolor interno aumentaba y mermaba por segundos, su lobo interior quería tomar el control de su cuerpo y hundirse desenfrenadamente pero consiguió detenerse a tiempo, para no hacerle daño a Helena, siguió besando su entre pierna con delicadeza y aguardando cada movimiento de esa lengua húmeda y caliente, en la estreches mojada y cálida de Helena, era fascinante, Mau podía sentir todo el calor del cuerpo vampírico en su entre pierna, solamente quería amarla a ella.
—Mau Me iré…
Nada le gustaría más al lobo.
Entonces beso más apasionadamente e introdujo su lengua tan profundamente que un chorro emano por la estreches de Helena recorriendo su interior.
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Editado: 27.09.2020