Nodus Tollens

5: Caos en el reino Kappa. Parte 1.

Ese día sentí que la sangre se me iba a escapar del cuerpo, tal vez porque me encontraba saliendo de la casa junto a Sesshomaru a altas horas del día, ya que no pude negarme cuando propuso en que le acompañara a su trabajo.

La verdad es que no sé que ocurrirá cuando lleguemos al reino de los kappa, —en estos momentos agradezco ser un adulto―, pequeños demonios que fueron conocidos como los devoradores de niños, sin embargo, también tuvieron historial de haber atacado humanos adultos en el pasado.

Como es de protocolo, Sesshomaru tuvo que tomar supresores para ocultar ciertos rasgos yokai que atemoricen a otras personas, como: sus marcas, garras, orejas, etcétera; admito que verlo así se me hace un poco extraño, ya que me estaba acostumbrando a esas características que lo hacía ver como un ser llamativo.

Me sentí ligero a pesar de que caminé por el mismo sendero que cuando llegué, es como si no me cansara, «parece que desperté con algo de energía».

Tuve que usar uno de mis abrigos gruesos, la mañana es tan fría que se me congelan los pómulos y espero que mis ojos no obtuvieran esa consecuencia. Cada vez que respiro, expulso un aliento gélido.

Por suerte, gracias a los medicamentos que tomo, por lo menos no me camuflaré con la nieve esta vez, por lo menos mis pestañas adquirieron un color negro, así no me veré como un fantasma por culpa de mi condición patológica.

―¿Hice algo mal? ―la pregunta me hace salir de mi mundo por un momento. Parpadeé varias veces sin poder comprender―. Me estás mirando mucho, así que supuse que hice algo que no te agradó.

Parece que sin querer lo estuve mirando a pesar de que mi mente estaba en otro planeta.

―No hiciste nada mal, no te preocupes. Te miraba porque es la primera vez que te veo sin tus características físicas más destacantes, se me hace curioso.

Sesshomaru asintió y volvió a fijar su mirada al frente.

Llegamos a la estación más rápido de lo que me imaginaba, todo parece estar en calma, a excepción de algunas personas que posaban sus ojos sobre él y a veces me miraban a mí, no entiendo muy bien lo que está sucediendo y me siento incómodo.

Por lo que pude ver, Sesshomaru había pedido asientos privados ―tal vez por el evidente urgencia de Sesshomaru de no estar rodeado por humanos―, él a veces parecía fácil de predecir y otras veces no, eso me hace dudar sobre mis estudios psicológicos que tienen que ver con yokais, Kaname ha tenido razón en que eso no sería nada fácil.

Cuando entramos, tuve la vergüenza de tropezarme con un hombre extraño por el camino, admito que tiene una cara guapa, pero el que llevara poca ropa en un día frío se me hacía extraño.

―Disculpe por mi torpeza, caballero ―dije dando una pequeña reverencia.

―No se preocupe, no tengo problema alguno de que tropiece conmigo las veces que sea.

¿Es idea mía o me guiñó el ojo? Demonios, es muy guapo y pareció sugerente.

Una mano se posó en mi hombro, cuando volteé, se trata de Sesshomaru, no miró al hombre que está al frente y simplemente me dijo que le siguiera, ya que nuestros asientos nos esperaban.

Cuando volteé a dónde estaba el hombre con anterioridad, no lo encontré.

Los asientos que nos asignaron son más cómodos a comparación de los que estoy acostumbrado, ahora entiendo el porqué pagan mucho por estar en estos lugares, son cómodos y el servicio del tren es bueno.

Miré por la ventana, me parece muy entretenido ver lo que nos rodeaba y dejábamos atrás, Sesshomaru volvió a adquirir sus características yokai y me miró con detenimiento, sé que lo hace. No sé si le parece emocionante verme, e incluso siento que es una forma de no aburrirse.

―Ese hombre se topó contigo a propósito ―soltó haciendo de que lo miraba con incredulidad. 

Bueno, es normal que un yokai tan poderoso pueda intuir intenciones humanas; entre otras palabras, ¿ese hombre se tropezó conmigo para coquetearme?

―¿Lo conoces?

Hizo un gesto que me pareció curioso, ya que vi cómo apretó los labios y contraía la mirada, no sé si está enojado, pero algo me dice en que conoce a ese hombre y más de lo que yo imagino.

―Olvida lo que pregunté, fue por curiosidad, no tiene nada que ver con lo planificado ―dije en voz moderada y creo que soné un poco suave.

Del pequeño bolso que me traje, saqué mi libreta de apuntes y anoté un poco lo que había observado, ya que me pareció interesante esa reacción.

―Joven Zero, tengo que darle esto, debe usarlo antes de bajar ―. Ante mis ojos, mostró un colgante que posee una gema lapislázuli, que es considerada como una gema protectora―. Es para espantar los espíritus malignos.

Se levantó de su asiento y se sentó a mi lado, su acercamiento me hace sentir nervioso, creo que se debe a su aura de ser superior. Me hizo quitarme la bufanda y el abrigo por un corto lapso para poder colocarme el colgante; la gema se siente fría, aunque no me molesta a pesar de la baja temperatura del ambiente.

―¿Tu misión tiene que ver con espíritus malignos?

―Unos niños desaparecieron, los aldeanos empezaron a culpar a los kappa por sus desapariciones, si no fuera por la intervención de las sacerdotisas, todo ese lugar se volvería un caos ―informó sin levantarse de donde está, por un momento creí que volvería al asiento que había usado antes.

―¿Crees que fueron los kappa?

―Según el informe de las sacerdotisa principal: no encontraron rastros de los niños, y eso era inusual de los kappa, suelen ser desastrosos al comer. Si uno de ellos devoró a los niños, sería más que evidente.

Asiento a lo que dice. Tiene razón de cierta forma, después de todo, los kappa fueron antiguamente conocidos por dejar desastres de restos humanos.

Inspiro y no puedo evitar esbozar una sonrisa.




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