Nodus Tollens

24: La noche de los suzaku.

Tuve una salida con Ichiru antes de que se alistara para irse nuevamente a Saitama, ya que se anunciaban en que por la noche iban a cerrar las vías por la tormenta de nieve que se venía. Fuimos a una panadería mientras charlábamos, al parecer, Ichiru se preguntaba el por qué me había despertado en medio de la noche y yo respondí en que no podía dormir, que había ido por algo de leche tibia. Tuve unas ganas de contarle a mi hermano de todo lo que he sentido este tiempo, que Sesshomaru me parecía un ser hermoso, con todos sus defectos, manías, esa pizca inocente que me sorprende que aún posea, después de todo, hubo mucha sangre involucrada con su pasado.

―Ichiru, voy a decirte algo que debes mantener en secreto, ¡no te atrevas a decírselo a nuestros padres! ―advertí. Ichiru alzó las manos en son de paz.

―Está bien, está bien, no le diré a nadie. ―Posó las manos en la mesa―. Ahora sí, escúpelo con toda confianza.

Suspiré por la nariz dos veces. Ichiru siguió bebiendo de su té verde.

―Me gusta Sesshomaru ―. Él tose varias veces antes de mirarme como si el que estuviera al frente no fuera su hermano.

―Pe...pe...pero él es un daiyokai, también es tu paciente, ¿no hay reglas contra eso?

―No, no las hay, además, has estado alabando el físico de Sesshomaru sin censura.

―Okey, soy culpable de eso, yo sospechaba que le interesabas a él, pero no pensé que corresponderías.

―¿Qué?

―No te me hagas el inocente, Zero, él era muy atento contigo, centraba más su atención en ti que en mí y en la kitsune Nanako Hoka. ―Dio un sorbo de su té y dijo―: Conoce muy bien tu olor, antes de que saliéramos te advirtió en que no te habías puesto las cremas, ¿quién se encarga de quién? Por cierto, ¿él suele dejar la comida a medias y retirarse?

―No, solo desde que llegaste.

―¡Exacto! ―Sonó la mesa con la mano―. Me tenía envidia ―dijo con ciertos tonos narcisistas y esbozando una sonrisa egocéntrica.

―¿Por qué te envidiaría?

―Porque le molestaba en que te enfocaras más en charlar conmigo que con él, intuyo que se acostumbró de tu atención, te miraba con esos ojos.

―¿Esos ojos?, ¿a qué te refieres?

―Con los ojos de un hombre enamorado… o un niño enamorado, su mirada era un poco extraña, creo que eso pasa cuando no ves porno en toda tu vida.

―No tenías porqué expresarlo de esa manera, Ichi ―dije con desgana, ya que últimamente se ha vuelto muy vulgar a la hora de hablar.

―Y dime, ¿quieres romper su cereza o quieres que te lo…? Ya sabes a qué me refiero. ―Él saca su celular parece estar buscando algo―. Los daiyokai presentan celo, ¿no?

―Solo si ellos quieren.

―Okey. ―Miró su celular un rato y pude ver sus expresiones, sonreía con picardía y a veces movía sus cejas juguetonas―. Interesante, éste estudio confirma que las hembras yokai se embarazan a la tercera.

―¿Eso qué tiene que ver? ―Le miré con los ojos contraídos, había algo pasando por la cabeza loca de Ichiru.

―Pero a la tercera eyaculación de la noche.

―¿Qué? ―, pensé que estaba bromeando.

―Escucha esto: “los daiyokai machos cuando entran en celo, su cuerpo se prepara para poder tener tres eyaculaciones, cada una con un período de treinta minutos aproximadamente, el daiyokai que dura menos de treinta minutos, es considerado como un eyaculador precoz…”, ¡pero qué ganga! ―expresó al verme rojo de vergüenza ante su insinuación―. Entonces duran una hora y media en la acción, tendrás que comprarte una bebida con moléculas de Jasper para soportar tal intensidad.

Apoyé mi cabeza sobre la mesa y traté de cubrirme con los brazos.

―Cállate, cállate, cállate... ―bisbiseé.

Pero Ichiru siguió leyendo el artículo.

―“Cuando un macho no quiere tener hijos, evita la tercera eyaculación e intenta satisfacer a la hembra con otro método. Según el sexólogo de la ISSY, Hiro Miyasaki, los daiyokai después del celo, suelen dormir mucho para recuperar energías, alrededor de trece o catorce horas, tanto hembras como machos”.

―Oye, eso es interesante.

―¿Lo de eyacular dos veces como método anticonceptivo?

―No, imbécil, lo de dormir catorce horas.

―Aguafiestas, ¡oh!, aquí dicen los síntomas cuando un daiyokai está entrando en etapa de celo.

―No, por favor, no ―me quejé.

―“Síntomas: tanto machos como hembras, éstos suelen presentar una obsesión por querer sentir el aroma de su pareja a cada segundo, apetito voraz, ganas de tocar, temperatura corporal muy alta, pulso acelerado y picazón en algunos casos”. ―Detuvo su lectura y comentó―: Incluso dicen que los primerizos suelen entrar en celo sin darse cuenta.

―Sabía que juntarte con Gael sería para mal ―, ya que Gael es un europeo sin pelos en la lengua, fue considerado como un pervertido por sus comentarios obscenos.

 

[…]

 

Ante la despedida de Ichiru, me devolví al pueblo a paso lento mientras veía cómo el cielo se llenaba de densas nubes, me imaginé que iba a empezar a nevar pronto, pero no tuve prisa en volver, quería pensar con claridad sobre las cosas que me estaban ocurriendo, reconozco cuando estoy enamorado, aunque era muy probable que Sesshomaru se sintiera confuso e incluso hasta asustado por lo que sentía, normalmente los yokai que nunca se enamoraron con anterioridad, suelen asustarse de sus sentimientos románticos.

La charla que tuve con Sesshomaru cuando no pude dormir sigue estando tan fresca en mi memoria, unas palabras seguían en mi mente incluso antes de que yo pudiese conciliar el sueño: “No sé cómo definirlo, pero mi pulso se asemeja a cuando tuve batallas complicadas de ganar, pero no estoy batallando contra nadie en estos momentos, tampoco mi energía está al límite, y lo que más me extraña, es que solo ocurre cuando me junto con usted”, no sabía si tomar esas palabras como una confesión o una forma de pedir explicación a lo que le estaba ocurriendo, en ese momento le dije que continuáramos el tema más tarde, ya que pretendí estar cansado; soy un cobarde, tengo miedo de saber cómo reaccionará si le digo que lo que siente por mí es enamoramiento.




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