-Ya, ya, basta basta de tanto recuerdo. Se nos está haciendo tarde -interrumpe la nona- tenemos que salir y además no es bueno hablarle de muertos a la niña.
<<¿Cómo que está muerto? Dante el amor de vida de mamá esta muerto. Eso explica porqué no está con él >>
-¡Ay mamá! No digas tonterías. Eso no lo sabremos nunca. -reponde mi mamá al ver mi cara de impacto.
-Bueno pero entonces ¿no sabes que es de él mamá?-le pregunto.
-Ale después seguiremos. Ahora acompañaré a tu abuela al super y al llegar te sigo contando porque ya sabes. -me reponde haciendo una mueca de "no poder seguir hablando por la nona".
Mi mamá se fue con mi abuela al super. Se han demorado. Pero me ha dado tiempo de pensar en la historia de mamá. Hasta el minuto no tenía idea de la existencia de otros hombres antes de papá. Nunca me había dado el tiempo de conversar con mamá para preguntar más a fondo de su juventud o acerca de otros romances. Recuerdo que siempre nos ha contado la historia de cómo ella y mi papá se conocieron: un noviazgo corto y un matrimonio acelerado, pero con mucho amor y sacrificio. <<Pero ¿será tan así?>> Ahora me pregunto muchas cosas, sobre todo luego de lo que escuché decir a mi abuela en la cocina. ¿Por qué no es conveniente que yo sepa la historia de mamá y Dante? << Si tan sólo mi hermano no me hubieran tirado ese cojín >>
Me tocó esperar a que llegarán y cuando llegaron mamá no quizo tocar el tema. Se hizo de noche y la nona se fue al rato.
<<Será que ¿Dante si está muerto y eso le duele aún?Tengo que saber que pasó con él. ¿Y si está vivo? Sería interesante investigarlo>>
-Ale, hija ¿cómo te sientes? -me pregunta mamá cuando entra a mi habitación y se sienta en el borde de mi cama.
-Bien mamá. Esteban no me ha llamado. -le respondo en referencia a mi reciente ex.
-Hija, quiero que sepas que me duele verte así y me gustaría que me creas que esto en algún minuto dejará de doler. -me señala el corazón- Eres un niña preciosa y mi niña aún, aunque tengas veintiuno sigues siendo mi niña y esto va a pasar.
Mamá se acercó, cuando vió mis lagrimas caer. Se acostó a mi lado mientras yo lloraba y acurrucada a su lado como cuando era pequeña me consoló.
Mientras ella me habló de su historia con Dante me había olvidado de la reciente ruptura de mi relación, pero eso no significaba que no me doliera, al contrario.
Trate de calmarme y le dije:
-Mamá ¿es verdad que Dante está muerto?
-¿Por que quieres saber eso hija?
-Porque me intriga saber del verdadero amor de mi mamá, que ya sé que no es papá. Además nunca me habías contado de él, de Dante.
-Ale si no te conté antes de él es porque sé como amas a tu papá y quizás te hubieras enojado, sobretodo ahora con esto de la separación.
-Mamá, creo que ya puedo separar las cosas; y quiero que confíes en mi.
Mamá toma una respiración honda y profunda, al mirarme lanza un suspiro y me dice:
___
Bueno, luego de la cafetería, caminamos por el centro y me señaló la calle donde trabajaba. Me dolían los pies un poco pero no le dije nada, estaba preocupada también por la hora, porque ya sabes como eran tus abuelos antes. Tu abuelo llegaba borracho casi todos los días asi que aunque estaba disfrutando de la buena conversación y la maravillosa compañía, estaba pendiente de la hora.
-Entonces tu caminas por aqui derecho y a dos cuadras está mi oficina ¿Quieres ir a ver? -pregunta Dante.
-¡Ah! Estas cerca, pero no gracias es un poco tarde y tengo que llegar a casa.
-¿Te tienen horarios en la casa?
-Si y ya tengo que irme. Asi que nos vemos.
-Pero Pascal espera, recuerda que vamos en la misma dirección.
En mi acción dramática se me había olvidado el detalle que vivía unos paraderos antes que yo. Nos fuimos conversando todo el camino y ninguno de los dos sacaba la mirada del otro. Nos reímos y me acompañó hasta mi supuesta casa.
-Dante como dices esas cosas, la señora nos pudo haber escuchado -le digo riéndome porque la señora que caminaba delante de nosotros se le había quedado un zapato atrás y se tuvo que devolver.
En eso que me estaba riendo junto a él, se acerca y me toma la cintura acercandome a su cuerpo.
-¿ y que importa si nos escucha? -me dijo al oído en voz baja, haciendo que sintiera el calor de su aliento.
-Estas loco -le respondí coquetamente.
Trató de darme un beso pero lo aparté.
-Hay que trabajar mañana guapetón y me están esperando en casa -le dije dándole un pequeño empujón.
-¡Ay Pascal! Me tienes loco -me responde mientras se va alejando.
-¡Adiós! -le sañalé con la mano.
-¡Adiós bella! -me lanzó un beso.