Ela fue llevada por su madre poco después de que las luces se apagaran repentinamente.
–Sabes que no debes alejarte de mí– dijo su madre furiosa –te he estado buscando por mucho rato– apuntándola con la luz de la linterna de su teléfono.
Ela trato de explicarse cosa que no surtió mucho efecto, cuando su vista se adaptó a la oscuridad y mientras las luces de emergencia iluminaban un poco los pasillos, logro ver a aquel chico tras la pared de cristal que parecía que la buscaba.
Poco después sintió un fuerte tirón –Tú– señalo su madre –aquí– a punto con el dedo.
Aquel chico miraba de un lado para el otro a través del cristal disimuladamente deteniendo su recorrido al encontrarla. Ela hizo un ademán con su mano, tratando de indicarle que esperase un poco.
Saya asintió.