Tal vez la vida sería más sencilla si hubiese elegido otra profesión, eso era algo que se decía así mismo, todos los días.
La agenda llena, clamaba su nombre, así como sus fans en sus conciertos, sabía que todo sacrificio tenía sus recompensas.
Trabajo duro por ello, por obtener el reconocimiento del que hoy en día podía disfrutar, siendo el hijo de uno de los CEO's más importantes del país la gente llegaba a creer que el puesto que tenía en la industria musical era comprado.
Y no podía recriminarles nada, no cuando su mismo padre se lo sugirió en sus tiempos como trainee, pero no quería darle motivos a nadie ni siquiera a él para dudar de su talento.
Era por ello que su relación familiar era complicada, todos se guiaban por sus propios intereses y negar que él hacía lo mismo sería una total y rotunda mentira.
Dio el giro final de la coreografía y se dejo caer, preso del cansancio en sus músculos, el sudor bañando su espalda y perlando su rostro, junto con sus fuertes respiraciones denotaban todo el esfuerzo empleado por perfeccionar hasta el mínimo movimiento.
Un miembro de su staff se acercó hasta él y le extendió el respirador artificial, últimamente al terminar sus prácticas requería de este.
—Jaiden— le llamó su manager, a través del espejo le vio entrar al estudio y él solo pudo pedirle que le esperara con una seña mientras recuperaba el aliento.
—¿Q-qué su- cede?— logró responder entre respiraciones.
—Esto no esta bien— contestó negando de inmediato al ver el estado deplorable de su artista— voy a llevarte al hospital, no toleras ni dos horas de práctica, estoy realmente preocupado por ti.
El menor dio una última calada y separó el parto de su rostro pálido.
—No es necesario, solo es...
—Ni siquiera te atrevas a decir que solo es cansancio, es obvio que no es así — dijo el mayor — ve, toma una ducha, hoy mismo iremos a una revisión— y justo cuando Jaiden iba a protestar agregó — sin renegar, es una orden.
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Editado: 09.10.2021