Notas del corazón [outbreak libro #1]

CAPÍTULO VII

CAPÍTULO VII

30 de noviembre, 2019

Corro por las escaleras tratando de llegar lo más pronto posible al estudio de ballet. Mis pies se enredan haciendo que caiga al piso, pongo las manos para no caer de cara y lastimarme, pero las que salen lastimadas son mis manos y rodillas.

Me levanto como puedo y sigo corriendo.

Me detengo en la puerta del estudio, aclaro mi garganta, arreglo mi cabello y paso mis manos por el pantalón para quitar el sudor.

Doy tres toques en la puerta esperando a que me vengan a abrir, pero no sucede nada, doy otros tres toques y esta vez sí escucho las pisadas de alguien.

—Hola, ¿en qué puedo ayudarla? —es lo primero que dice cuando abren la puerta.

Una chica castaña, de complexión media, cara redonda, nariz un poco respingada me ve con curiosidad. Nunca la había visto por aquí, y eso que casi siempre soy yo quien viene a recoger a Chloe, esta es la primera vez que la veo por aquí.

Abro la boca para decir algo, pero el grito de mi hermana menor me interrumpe.

—¡¡Riley!! —veo que viene corriendo, así que me pongo de cuclillas y abro los brazos para recibirla.

Ella se tira a mí enredando sus bracitos en mi cuello, ríe y besa mi cara, sonrió y la apretujo contra mí, aspiro su aroma a bebé, que sé que le robo loción a Aiden, pero no le diré nada porque me encanta como huele.

—¿Cómo te fue? —le pregunto, arreglo su cabello marrón para quitarlo de su cara.

—¡Bien!, hoy aprendí muchas cosas, cuando estemos en el apartamento te puedo enseñar todo, si quieres.

—Sí, ¿nos vamos?

Asiente con la cabeza efusivamente, sonrió y me levanto del piso, agarro la pequeña maleta que me ofrece la chica, le doy las gracias y empiezo a bajar con Chloe.

En todo el camino Chloe va parloteando como un loro, por nada del mundo se calla, sonrió por todas las cosas que me va diciendo, pero mi sonrisa se borra cuando llegamos al primer piso, veo que está repleto de paparazzis esperando por nosotras.

Hago una mueca, me pongo de cuclillas y la sujeto los hombros.

—Escúchame Chloe Valentina Miller —sí, mis papás repitieron el nombre en ella—, te voy a cargar y por nada del mundo te vas a tirar al piso y a tirar patadas, ¿me escuchaste?

Se cruza de brazos, no me dirige la mirada.

—Valentina, te pregunte algo.

—Que sí, que sí, ¿nos vamos?

—Háblame bien, y sí, nos vamos.

Me pongo su maleta uno de mis hombros y luego la cargo a ella, suelto un suspiro cansado, ella apoya su cabeza en mi hombro y empieza a jugar con mi cabello.

Empiezo a caminar con el paso tembloroso, pero no lo demuestro, salgo como puedo del edificio mientras miles de zombies me preguntan cosas absurdas, no me detengo a contestar nada de lo que están preguntando, simplemente sigo de largo.

Me asusto cuando Chloe suelta un grito desgarrador, para su garganta, y para mi oído, me detengo y la examino.

—¿Qué paso?, Chloe, ¿qué paso? —le pregunto preocupada.

Chloe no me contesta, simplemente se agarra uno de sus brazos y hace puchero. Su cara está totalmente roja y sus ojos están cristalizados.

Mierda, mierda, mierda.

La dejo en el suelo y me arrodillo para ver qué es lo que le pasa.

—¿Qué te paso?, contéstame.

Hipea—. Alguien me lastimo.

Mi humor pasa de ser uno lleno de preocupación a uno de mil demonios.

—¿Qué te hicieron?

Vuelve a hipear, esta vez empieza a llorar preocupándome nuevamente.

Se acerca a mí y me abraza, suspiro y la envuelvo en mis brazos, dejo que llore en mi hombro.

Me estoy resistiendo tanto para no gritarle a los paparazzis que están tomando fotos.

Como puedo saco mi otro teléfono de mi cartera y busco el número de Thomas. Me empiezo a impacientar, ya que no contesta, y Chloe no deja de llorar y no me suelta por nada del mundo.

Thomas no me contesta, marco nuevamente, pero no me contesta.

Suspiro, muerdo mis labios para no echarme a llorar yo también.

Levanto la vista cuando la misma chica que vi en el gimnasio aparece entre la multitud, con ella viene un hombre tatuado y una niña castaña.

—¡¡Chloe!! —grita la pequeña niña.

Chloe finalmente me suelta y se da la vuelta.

—¡¡Melanie!! —grita Chloe.

Ambas niñas corren y se abrazan.

—¿Están bien? —me pregunta la mamá de la niña, o hermana, no sé.

—Algo así, alguien lastimo a Chloe y empezó a llorar, trate de llamar a mi hermano mayor, pero no contestaba.

—¿Quieres que te llevemos?

Abro la boca sorprendida, niego con la cabeza.




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