Mirando la hoja que había escrito, en borrones, todo lo que se me había dicho, sentía que no podía ni pensar coherentemente. Los gemelos lo habían leído una y otra vez, intentando descifrar qué podría significar, y con el Doc anotando similitudes y sinónimos para poder indagar en el significado, todo era tan ambiguo que nada tenía un solo sentido.
Me abracé con mas fuerzas las rodillas al pecho al dejarme caer en el sillón. Noah estaba sentado, una de sus manos aferradas a mi tobillo y su pulgar acariciando mi piel, tratando de relajarme sin presionarme tampoco.
A diferencia de él, Tom estaba mirando el papel y lo había agarrado por la séptima vez en la última hora.
—Nada será suficiente. En el desequilibrio de una, la otra tendrá el mismo rumbo —leyó en voz alta una vez más, cada palabra frunciéndole más las cejas—. Se necesita de la otra mitad en su mismo lado o la destrucción causará el fin de la nueva era... Empecemos a separar con que eso puede referirse a... ¿ti? ¿Tu anomalía? En cierto lado, es tu otra mitad, a lo cual...
El Doc chisteó desde la silla que se había arrastrado de la mesa del comedor.
—Podría ser. Tay no tiene una delimitación marcada por el momento, la realidad es que probablemente ella conozca sólo parte de ella y que esté lejos de su totalidad —señaló, frunciendo sus ojos con cansancio o frustración—. Pero no creo que ese sea el gran problema que la está afectando a ella.
Fue Noah el que tomó el papel que su hermano había vuelto dejar en su lugar, y dándome un apretón donde me tenía agarrada, terminó de leer lo que quedaba.
— Tu quiebre está marcada por pérdida y lucha, fuese tuya o de alguien más... —suspiró, meneando la cabeza y lanzando el papel a su lugar, terminando lo que quedaba ya de memoria—. Tu pérdida es la ganancia...
Tom apoyó sus manos a cada lado de su cadera.
—Pérdida es un término que tiene varias ramificaciones dentro de la gramática, ¿no? —empezó a razonarlo, en otras palabras, distintas que antes sin importar que fuera el mismo camino—. Podría no sólo referirse a una persona, sino a un objeto, situación...
—O pelea —agregó el Doc.
—O pelea... que en este caso esperemos que no se refiera a eso —se apresuró por decir el gemelo, dándose cuenta de que, en nuestra circunstancia, era mejor perder un objeto—. ¿Y sí...? Tampoco bueno, esperen, pero; ¿Qué pasaría si...? No, eso tampoco...
Noah carraspeó la garganta, lo que hizo, o pareció indicarle, a su gemelo que deje de hablar.
—Creo que estamos preocupándonos por algo que siquiera sabemos cuándo pasará —dijo, girándose hacia mí cuando me incorporé en el sillón—. Esto puede pasar dentro de días, semanas, o años, no lo sabemos, y si lo pensamos a fondo, no cambiaría nada.
Parpadeé un par de veces.
—A mí me cambia todo.
—No vas a entender lo que quiero decir si no me escuchas tampoco —aclaró, señalándose a sí mismo—. Seamos honestos, en el momento, lugar y situación en la que nos encontramos, sabemos que estamos viviendo nuestra vida como una supervivencia, lo que eso significa que sí, hay una chance de que algunos de nosotros... no sobrevivamos.
Que lo dijera me apretó el corazón, inconscientemente me hizo tratar de hacer mi pie para atrás. Lo agarró con más fuerza.
—Es la realidad que nos toca, Tay, y la que estamos tratando de pelear por cambiar, ¿o no? —insistió. Si no fuera por mi dolor y mi desesperación, le habría dado la razón absoluta. No esperó a que le respondiera para continuar hablando—. Lo que estoy tratando de decir es que, sea lo que sea que vaya a suceder con nosotros, contigo, con quién haya sido que haya aparecido en tu predicción, es algo que no vas a poder controlar, que no será tu culpa si pase o no, y que por saber lo que va a suceder, no puedes guiar el resto de tu vida por algo que no tiene una fecha ni horario. No puedes castigarte así.
Entre él y yo, él tenía mucha más lógica y razonamiento que pura impulsividad. Yo me manejaba por mis emociones, lo sabía y era lo que me representaba a mi persona, por eso la desconfianza de Julia en mis acciones, por eso el enojo de Noah después del suceso de Javier; porque yo me manejaba puramente por lo que sentía que debía hacer. La predicción no iba a ser distinta, sabía que me guiaría, que inconsciente o conscientemente trataría de evadir los escenarios que había visto —borrosos y extraños, sin sentido y sin contexto—, pero que, en la mínima similitud, sería la primera en tratar de cambiar el camino que se me había escrito.
Cómo también era impulsiva, podría llegar a ser igual de testaruda.
—Tú no viste lo que yo vi, ni sentiste lo que me hizo sentir —murmuré, bajando la mirada y llevando mis manos a mi pecho, dónde la memoria del dolor seguía igual de fresca—. Si lo hubieras sentido, si lo hubieras visto, no estarías hablándome con esta normalidad.
Relamió sus labios, sabiendo que tenía razón, y bufó.
—Eso podría darnos respuestas, ¿sabes? —interrumpió Tom, todos dirigiendo nuestra atención a él—. Que nos predijeran también.
Me levanté del sillón de un salto.
—Ni se te ocurra, a ninguno —sentencié, espantada por la idea—. No tienen una idea de lo horrible que fue, de lo... insuficiente y desesperante que es saber parte de tu futuro a medias y con respuestas que Zafira no podrá darte —me crucé de brazos, totalmente negada al disparate que había soltado—. Además, podría darte otra predicción que no está relacionada y hubiera sido sin sentido. Así que no.
—Sin contar que Zafira está desconsolada, detesta esta responsabilidad —el Doc se levantó de su silla y se apoyó en el respaldo de ella. Pensar en la pobre mujer también me dio pena, con mi mente un poco más relajada que antes, pude sentir empatía por ella—. Nadie que escucha sus predicciones sale contento. La reacción de Tay fue justamente lo que ella quería evitar.