Novela Test

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Alicia:

Las únicas palabras que sonaban en mi mente cuando miraba en el espejo: "Necesito sentirme deseada, necesito perder mi mente de fusión y sentimientos, soy joven y soy guapa, pero por qué siempre intento convencerme en ello, porque me siento cansada y agotada de la vida..."

El sol naciente apenas logró filtrarse a través de las cortinas entreabiertas, pero ya pude sentir que el día no prometía. Las circunstancias se alineaban en mi contra, y parecía que la mala suerte me haya abrazado con entusiasmo. Mike y yo habíamos tenido una acalorada discusión al amanecer. El ambiente tenso cuelgaba en el aire incluso después de que las palabras se hayan apagado, y esa tensión me persigían mientras me preparaba para enfrentar el día.

Con un suspiro resignado, decidí buscar algo de distracción para calmar mi alma inquieta. Mi mejor amiga, Ana, siempre fue la válvula de escape perfecta en momentos así. Me deslicé en un vestido negro ajustado con detalles dorados que resaltaba cada curva de cuerpo, y aunque el día estaba nublado, sentía la necesidad de ponerme mis tacones más altos de color rojo. Es como si quisiera enfrentar el mundo con un aire de desafío.

Nos encontramos en un bar animado, y Ana me dió la bienvenida con un abrazo cálido. Sus ojos se clavaban en mi atuendo y ella se reía de manera juguetona.

Ana: "¡Vaya, hoy estás arrasando con ese look. Estás guapísima!" - exclamó con la voz de alegría.

Le devolví una sonrisa, agradecida por su capacidad para distraerme de mis propios problemas. Pedimos nuestras bebidas y nos sumergimos en la conversación, aunque sabía que es solo cuestión de tiempo antes de que ella traiga a colación el tema de Mike.

A medida que la noche avanzaba, Ana empiezó a hablar sobre relaciones y el valor propio. Sus palabras eran como un eco lejano, y aunque escuchaba sus consejos, parte de mí seguía absorta en mis propias preocupaciones. Finalmente, mencioné la discusión que había tenido con Mike y Ana me miró con expectación.

Permanecía callada por un momento, luchando internamente si debería compartir más detalles o simplemente cambiar de tema. Antes de que pueda decidir, mi teléfono sonó con un tono de reproche. Mike envió un mensaje, y mi corazón se aceleró más mientras lo estaba leyendo.

Mike: "¿En serio estás de fiesta? ¿Después de lo que pasó? Eres insoportable.", escribió Mike en un mensaje de texto.

Una mezcla de emociones me embargó: sorpresa, indignación y un toque de culpa. No pude evitar mostrarle el mensaje a Alicia, quien lo examinó con una ceja arqueada, como siempre.

Ana: "Parece que tu radar de fiesta está encendido. No le echas cuenta. Hoy es el día de chicas.", comentó con una sonrisa irónica.

La discusión con Mike regresó a mi mente, y me encontré a punto de explotar. Otra pelea, otra noche arruinada. Miré a mi mejor amiga Ana, sintiendo la necesidad de confiar en alguien y dejar de cargar con mis pensamientos.

Yo: "Ana, esto es agotador. No soporto más esta presión", admití con un suspiro. "No sé cómo seguir lidiando con todo esto."

Ella asintió comprensivamente, y mientras observaba mi expresión cansada, pude sentir su apoyo inquebrantable.

Ana: "Tal vez es hora de que tomes una decisión, amiga. Mereces ser feliz y valorada, y si alguien no puede hacer eso por ti, quizás sea tiempo de seguir adelante.", aconsejó Ana con una voz firme.

Las palabras de Ana resonaban en el aire, y mientras miré mi teléfono, sentí que algo dentro de mí empiezó a cambiarse. Es como si finalmente estuviera dispuesta a enfrentar la verdad que había estado evitando. Mi corazón latía con un nuevo sentido de determinación, y sabía que el camino por delante no sería fácil, pero al menos tendría el coraje de tomar el primer paso.

 

*** *** ***

 

Las burbujeantes copas de champán ejercían su magia, infundiéndome una sensación de calidez y ligereza. La música suave envuelvía mis sentidos, ahogando temporalmente los problemas que había llevado conmigo al bar. Sin pensar en las miradas curiosas de los demás, me dejé llevar por la melodía, moviendo mi cuerpo en armonía con el ritmo.

El ambiente se convirtió en mi propia esfera de escape, y aunque la idea de bailar sola en medio de la sala podría parecer ridícula para algunos, para mí era una manera de liberar tensiones acumuladas. Mis pasos eran alegres y desinhibidos, y por un momento, todos los pensamientos negativos se desvanecieron en la distancia.

Sin embargo, una brisa inesperada de tensión rompió mi éxtasis. De repente, sentí una presencia detrás de mí, unos brazos cálidos que se extendían en un intento de abrazo. Su respiración pesada se mezclaba con el sonido de la música, y su aroma, inconfundiblemente atractivo, me llegó de manera cautivadora.

La realidad me golpeó como un balde de agua fría. Los pensamientos que me habían asaltado previamente resurgieron con fuerza renovada. Mi mente se tornó un campo de batalla entre la excitación y la culpa. Tenía una pareja, estaba allí bailando con un completo desconocido, y ni siquiera tuve la oportunidad de ver su rostro.

Intenté convencerme de que no estaba haciendo nada malo. Era solo un baile, después de todo. Pero la sensación de sus manos deslizándose por mi cintura y avanzando lentamente hacia mis piernas iban minando mi resolución. Cerré los ojos por un instante, como si eso pudiera bloquear los pensamientos discordantes que amenazaban con perturbar mi experiencia efímera de liberación.

La contradicción entre la tentación y el deber se intensificaba a medida que su contacto se vuelvía más íntimo. Mi mente osciló entre la urgencia de detenerlo y el deseo de mantener esta conexión momentánea. Su cuerpo cálido y sus caricias sutiles me envolvieron, como si estuviera suspendida en un limbo entre la razón y la emoción.

 

A pesar de mis deseos internos, sentía, o más bien sabía que debo detenerlo. Pero el miedo a arruinar el momento y la atracción magnética que sentía hacia él me paralizaron. Las decisiones se vuelvieron difusas en el mar de emociones, y mientras su tacto se vuelvía más insistente, me di cuenta de que necesitaba encontrar la fuerza para poner fin a esta danza peligrosa antes de que las líneas se difuminarían por completo y el juego de la seducción tomaría el control sobre mí.




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