Novio rentado

Capítulo 3

Al volver a casa, no podía parar de pensar en Ethan que parecía aún más guapo en mi mente, me preguntaba por qué razones terminaría trabajando en BOY FOR RENT, pero ahora no debía quejarme ya que la suerte de tenerlo para mí era mayor a mi curiosidad, Ethan García era tan guapo y tan sensual, que en el momento en que yo lo presentara a mi familia notarían rápidamente que no cabe posibilidad alguna de que yo le guste a un hombre como él, y no es que sea horrible o fea, no, no, tampoco rebajo mi autoestima hasta allá, simplemente que él es la clase de hombres que se ven mejor al lado de alguien como Samantha o Rosana, con un físico realmente extravagante. A veces me preguntaba por qué no todas éramos iguales y no había distinción en belleza, y para rematar, mi hermano menor tenía más popularidad con las chicas que yo con los hombres, era tan atractivo como papá o más, él realmente parecía un Ríos de pies a cabeza. Suspiré mientras me sentaba en el comedor y mamá ponía la comida.

—Dakota, ¿ya estás preparándote para el viaje? —mamá pregunta y en su mirada noté a lo que realmente se refería, tosí, pensando en Ethan y asentí.

—La verdad es que sí, mamá, se los presentaré el día del vuelo, será más cómodo —dije y mis manos temblaban. Dios santo, ¿qué será de mí con Ethan García rodeados de mi familia queriendo saber cómo nos conocimos?

—Me parece bien, tu hermano llevará a la novia, así que será la primera foto familiar con todos y sus parejas —mamá me sonríe y sé que no hace esos comentarios en forma ofensiva, pero me lastimaba notar que ella se ha dejado lavar la cabeza con los comentarios de mis tías.

—Lo importante, mujer —habla papá, mirando a mamá con el ceño fruncido—, es que es un viaje en familia y compartiremos un buen tiempo, ¿entendido? —preguntó esto último en general.

—Sí, señor —respondimos mi hermano y yo a coro.

Francisco Ríos era tres años menor que yo, pero parecíamos casi de la misma edad gracias a su estatura y su físico, ya que le gustaba entrenar a diario basquetbol, y poco a poco ha ido ganando musculatura, pero para nada como lo está Ethan.

Dios, no llevo ni ocho horas de conocerlo y ya no puedo sacarlo de mi cabeza, ni a su sonrisa amable ni sus hermosos ojos grises. Me estoy condenando, si no pienso en algo más me volveré loca. Así que ceno rápido y corro a mi habitación a acabar unos trabajos que me han dejado, para cuando acabé, tomé mi celular y vi que tenía unos cuantos mensajes de texto. Emma me escribió para avisarme que estaba con muchísimo sueño y que nos veríamos mañana en la universidad, por aparte, tenía dos mensajes de un número desconocido.

"Hey, Dakota".

"Soy Ethan, agrégame".

¿Acaso al mundo no le bastaba con no sacarlo de mi cabeza? Bufando y regañándome mentalmente, lo agregué y para no dejarlo en visto, le escribí de vuelta.

"Hola, ya te agregué".

"Así que sí era cierto que no eres apegada a las redes" responde él rápidamente.

"Síp, simplemente no tengo mucho qué hacer en el celular, así que no lo tomo".

"Haré que eso cambie entonces".

"Lo dudo. Iré a dormir, buenas noches" me despedí y apagué el celular.

Me cambié a mi pijama, y me acosté a dormir, realmente preocupada, mi vida parecía que tomaría una vuelta alocada lo que empeoraba el hecho de que yo no estaba lista para salirme de mi zona de confort, aunque quizá nadie estaba listo, pero a mí me aterraba más que a todos, lo sabía. Sólo esperaba que esta nueva aventura no me volviera loca, necesitaba mantener la cordura por su mi vida sigue volviéndose una montaña rusa dispuesta a querer matarme del miedo como ha llevado haciendo desde tiempos inmemorables.

Como si fuera el colmo, el miércoles llegó tan rápido que no tuve tiempo de asimilar lo que sería mostrar a Ethan frente a mi criticona familia. Con él habíamos acordado decir que nos conocimos en una fiesta que Emma me llevó, donde congeniamos casi al instante y que nuestra relación llevaba realmente poco y que por eso no habíamos querido decir nada. ¡Era excelente! Quizá ambos deberíamos dedicarnos a la escritura, ya que podíamos inventar buenas historias.

Así que el miércoles a las 6h, estábamos mi familia y yo esperando a Ethan para poder abordar, no iba retrasado ni nada, pero mi familia es puntual; por lo que cuando vi a Ethan tres minutos después con una maleta de rodachines tras de él y con una almohada viajera en su cuello, no pude quitar la sonrisa. ¡El dinero que pagaba por verlo caminar hacia aquí valía cada maldito centavo! Me sonrió y mi mente empezó a trabajar mil por hora. ¿Me besaría? ¿me besaría? Dios santo, ¡sí! digo, ¡no! que pena con mis padres.

—Hola, amor —saluda y me da un casto beso en los labios, haciendo que quiera derretirme. Podía notar las miradas de curiosidad de mis primas y tías.

—Hola —murmuré, recuperándome y con las mejillas encendidas. Tosí—. Familia, les presento a Ethan García, mi novio —las palabras sabían mal en mi boca, pero sonreí.

—Un gusto, muchacho, soy Hernando, padre de Dakota —mi papá estrecha la mano con Ethan, mamá se cola y él le sonríe tímidamente.

—Yo soy la mamá de Dakota, Juliana.

—El gusto es todo mío —responde Ethan sin soltarme de la mano. Le sonreí a mis tías y primas, pero quería ser enterrada viva. ¡Sólo a mí se me ocurre pedir uno tan jodidamente guapo!

Mis tías nos hacen abarcar rápidamente y sabía que empezarían los murmullos dentro de nada, me estaba empezando a estresar y a arrepentirme de todo. ¿Por qué no era capaz de ponerle paro a lo que hacían mis tías? Ya, porque no tengo las agallas. Ethan me sonríe alentador y nos sentamos en nuestros asientos.

—No ha ido tan mal, relájate —me dice, una vez sentados en el avión y yo hice un puchero.

—Eso crees, prepárate para que dentro de poco te abarquen con un montón de preguntas, no conoces a mi familia, en serio.




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