Nuestra oportunidad

Capítulo 10: Angela

Sus manos rodeaban mi cintura, la poca distancia que había entre nosotros se acababa de romper. 

—Sabes siempre me has gustado —le susurré cerca de sus labios—, pero nunca llegué a imaginar que te fijarías en mí. Después de todo, tienes a miles de chicas y chicos locos por ti. 

—Pero la única persona que me interesa eres tú.

Me arrincono contra la pared, nuestros alientos se empezaban a mezclar, su mano derecha dejó mi cintura y se centró en mis labios. Lentamente nos fuimos acercando, cuando nuestros labios al fin estaban a punto de unirse algo hizo que toda aquella magia desapareciera y me despertara.

Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho, cuando abrí los ojos de golpe me encontré con mi gemela. La muy idita estaba con una amplia sonrisa en su boca.

 —¡Te he echado muchísimo de menos! —Exclamó mientras se abalanzaba sobre mi cuerpo. —No sabes lo sola que me he sentido durante estos tres meses, ¡sin ti mi vida no tiene sentido!

—¡Juro que cuando te atrape te vas a acordar del día en que naciste! —Grité lo más fuerte que puede. — ¡Sabes, estaba a punto de besar al amor de mi vida! Me has quitado mi momento de gloria y de romanticismo.

Ángela se levantó de golpe de la cama y se paró en frente de la puerta, yo hice todo lo posible para no enredarme con las mantas y caerme, más de una vez me ha pasado, por salir deprisa de la cama me he enredado con la manta y me he llevado alguna que otra hostia.

—No te vas a enfadar por eso, ¿verdad? —Desde la puerta me miraba dubitativa, no se movía y aquello me causaba gracia, a pesar del enojo que sentía por haberme despertado de mi magnífico sueño— Te quiero mucho querida hermanita.

Me daba igual que mis pies estuvieran tocando el frío piso, en aquel momento tenía un objetivo en mente, y era que Ángela pagara por haberme despertado. Corrí tras ella a través de los pasillos del departamento, cuando llegamos al living nuestros padres y hermano ya estaban desayunando. Ellos ni siquiera se enojaron por estar peleando de buena mañana, aquella situación era tan típica entre nosotras, que hasta ahora no me había dado cuenta de que lo echaba en falta.

Ella rodeó la mesa y se colocó detrás de nuestro padre, yo me encontraba en la otra punta de la mesa, cuando hacía el amago de avanzar hacia la derecha ella iba hacia la izquierda, estuvimos así por unos largos segundos hasta que decidí ir por la derecha. Ella volvió a correr hasta que se chocó con Jessica, ahí nuestro juego se detuvo y nos concentramos en nuestra amiga.

—Angi, no sabía que en las últimas semanas habías subido de peso —aquel comentario por parte de Jess me hizo el día. Sabía que lo decía en broma—. 

Ángela se levantó del piso y luego ayudó a incorporarse a nuestra amiga.

—Me acabas de romper mi frágil y débil corazón —expresó para luego llevarse una mano al pecho y apoyarse en la pared—. Me parece mentira que seamos amigas desde pequeñas.

—Eres una exagerada Ángela —articula la morena—, desde un principio sabía que eras tú —todos la contemplamos con asombro—. ¿Qué? Llevo toda una vida con este par y las he aprendido a distinguir, Angela casi siempre luce ropa oscura, mientras que Angie acostumbra a mostrar más y sus colores son más vivos.

—Ángela serias una buena actriz —le comenté mientras la abrazaba—. He echado mucho de menos nuestras absurdas peleas, pero si vuelves a interrumpir un beso con el amor de mi vida dejarás de ser mi hermana —le susurré en el oído antes de separarnos.

—Yo también te quiero.

 

En la mañana Ángela nos hizo de guías, y a decir verdad, a ella le faltaban horas para enseñarnos cada rincón de la gran manzana.

—En la noche podríamos ir a patinar todo sobre hielo —sugirió mi hermana antes de llevarse la pasta a la boca—.

—Sería una buena idea —la secunde—.

—¡Sí! Además, nos podríamos sacar unas hermosas fotos para Instagram.

Negué con la cabeza ante el entusiasmo de nuestra amiga, aquello era lo que la caracterizaba tanto. 

—Nosotros habíamos pensado en ir al cine, ya que John quería adelantarse al preestreno de una de la continuación de una de sus películas preferidas —nos explicó mi madre—. John, ¿cuál era?

—A ver si adivino —Ángela se empezó acariciar la barbilla repetidas veces e incluso puso su cara de “estoy pensando no me molestes” y fingió pensar la película a la cual se referían—, ¿Avengers: Infinity War?

―¡Sí! Muero por saber cómo continuará.

 

En la tarde aproveché unos segundos en los que me separé de mis padres para llamar a Cody. Luego de tantas horas caí en cuenta de que no habíamos acordado la hora en la que nos veríamos.

—Hola, Cody, soy Angie. 

—Hola 

—Anoche me acordé que no habíamos pactado una hora en específico para vernos  y bueno, me preguntaba a qué hora te iría bien.

—Es cierto, ¿te iría bien hoy en la noche sobre las 21:30?

Reflexione sobre lo que haríamos en la noche, y al ir a patinar sobre hielo a Central Park, se puede decir que me iba de perlas.



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En el texto hay: jovenes, amigos, amor

Editado: 13.06.2021

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