Después de tres días de aguantarse, Mateo por fin se anima a mandarle un mensaje a Eleonora, teme que no le conteste sin saber que, del otro lado, ella estaba en el mismo dilema.
"Hola"
Él se queda mirando el celular esperando una respuesta, mientras ella casi chilla de emoción, lo único que la contuvo fue el saber que su sobrino estaba durmiendo la siesta.
"Hola... ¿Cómo estás?"
"Bien, pensando en la linda chica que conocí hace dos días ¿Y vos?"
Eleonora se queda mirando la pantalla sin saber que responder, cuando su hermana aparece desde atrás asustándola y arrebatando el celular de sus manos.
−Deja que yo te salvo.− ella trata de sacárselo a su hermana cuando esta le muestra una sonrisa triunfante, demostrando con ese simple gesto, que se salió con la suya.
"Pensando en que el chico lindo que conocí hace dos días, todavía no me invita a salir"
−Te mato− le dice a Eva, bloqueando el celular.
−Gracias a mí el chico se va a apurar.
Suena el teléfono pero Eleonora no se anima a revisarlo, teniendo miedo de ver el contenido.
−Si no lo ves, te lo saco de vuelta y le contesto yo− amenaza a su hermana mayor.
−Está bien.− con las manos sudando abre el mensaje que le saca una gran sonrisa, intrigando a Eva.
−Quiero ver.− arranca el celular de las manos de su hermana, de vuelta, pero esta vez no le dice nada.
"Que idiota es... pero se puede arreglar con una cena ¿Hoy a la noche? ¿En el lugar del otro día?"
"Me encantaría"
−Esta noche alguien va a tener acción, y no voy a ser yo− canturrea Eva a su hermana, haciéndola sonrojar.
−Cállate.
...................
Mateo al recibir la segunda respuesta de Eleonora, se sorprendió tanto que casi tira el celular.
Le encanto que haya respondido eso, el ángel cada vez le gustaba más.
Él no se imaginó que al escribirle iba a tener una cita con la chica que le empezaba a quitar el sueño.
Cuando terminaron de acordar la hora, se levantó de la cama y se puso frente al ropero, sin saber que ponerse.