El momento había llegado. Mateo nunca pensó que fuese tan difícil, pensó que lo había asumido, pero el mes paso más rápido de lo que pensó.
El mismo se tragaba las lágrimas para parecer fuerte, por Eleonora, ella estaba llorando y no lo quería soltar, haciendo más difícil que no se largara a llorar.
La familia de ella también estaba allí, soltaban algunas lágrimas pero la felicidad se les notaba a leguas.
Mateo estaba muy feliz por Eleonora, pero sentía que una parte de él se estaba yendo con ella a Inglaterra.
Cuando anunciaron su vuelo, se abrazaron con más fuerza, pero al ver que los padres y la hermana se querían despedir se alejó, en contra de la voluntad de ambos, y dejo que se despidieran.
−Te amo, Mateo, no me olvides− le dijo ella al volver con él.
−No estamos cortando, ángel. Nos veremos pronto− ella se va alejando con su maleta, pero a última estancia se vuelve y lo besa profundamente,
−Nos vemos.
Y con esas últimas palabras, se fue.