1.2 No hay mal que por bien no venga

Solo dos veces había ido al Observatorio, la primera fue en un viaje escolar y la segunda acompañando a mis primos a traer a su madre un sábado por la noche, era tal el motivo que me hacía conocer la ubicación de su oficina, así también tenía ciertas reglas a seguir, en primer lugar: no hablar sobre nuestra relación sanguínea con personas ajenas a Mr. Bell.

El parque de Greenwich tenía una extensión enorme, por supuesto, se trataba de uno de los más famosos del mundo, se dividía en varias zonas de museo, jardines, centros investigativos, etc. Yo me dirigí a la región central, el pequeño edificio poseía el típico elegante estilo victoriano, antiguo e inglés. En recepción una amable mujer mayor me indicó la oficina de Mrs. Doyle, la habitación gigante se componía por dos partes, en la primera estaban los escritorios de la secretaria y el asistente, en la segunda, su lugar personal, toqué la puerta y desde adentro me indicaron pasar, fui recibida por un joven chico de chaqueta verde, era su asistente, me comunicó que Wanda Doyle acababa de salir pero dejó dicho que por favor esperara en las sillas de afuera, la directora no demoraría más de una hora en volver, le agradecí y tomé asiento.

Mensajé un rato con Adán, quedamos en ir a celebrarlo cuando saliera de ahí, la nueva noticia lo merecía, iba pasar a recogerme y su ofrecimiento me hizo feliz. Visualicé el largo pasillo, las paredes beige presentaba cuadros informativos sobre estrellas, galaxias, evolución humana y biografías de científicos, algunos trabajadores iban de un lado a otro cargando papeles o laptops y al ver que mi tía ya había demorado mucho, opté por levantarme para leer las historias de aquellos marcos.

Me detuve ante el que se hallaba más cerca, sobre la pared de enfrente; brindaba datos acerca de la estrella más grande descubierta hasta el momento, su nombre era "UY Scuti" Una hipergigante roja perteneciente a la constelación del escudo, me parecía haberla escuchado nombrar antes, la información teórica se leía interesante y simple de comprender, UY Scuti, tenía alrededor de 7,000 millones de años y medía 1,183 millones de kilómetros, siendo casi 1,800 veces más grande que nuestro sol, ubicada a 9,500 años luz de la tierra, el descubrimiento se realizó en el laboratorio de Bonn, Alemania, por astrónomos alemanes en 1860 y en 2012, después de ser vista por el 'Very Large Telescope' desde el desierto de Atacama, Chile, le fue dada su corona. Hasta ese instante todo parecía comprensible, pero más adelante, las palabras se volvía bastante técnicas, adheridas a fórmulas y números que mi cabeza no comprendía ni un poco, en las características físicas decía que su masa solar era de ~7-10 M☉, (1.708 ± 192 R☉), M4lab. Fruncí las cejas y torcí un poco los labios.

—No lo entiendo —susurré riendo por mi propia ignorancia.

—¿Qué no entiendes? —cuestionó la voz masculina más ingrávida del universo, se encontraba transcribiendo algo en un cuaderno de pie frente a otro cuadro, pocos centímetros a mi izquierda, era un hombre de complexión mediamente delgada, cabello negro y lacio, muy bien recortado, usaba bata de laboratorio cerrada que bajo los botones resaltaba la parte posterior de su corbata gris, llevaba una mochila al hombro, lo miré interesada y se acercó más.  

—Ah, todo esto —apenada, señalé los datos

El desconocido puso su largo dedo índice sobre "M4lab"

—Bueno, mira, una breve inducción aquí es que se refiere al sistema de clasificación estelar de Morgan Keenan, se usa para catalogar estrellas según el "brillo" eh... —pausó y alzó una ceja en acto reflejo —No, no es tan difícil de comprender, siendo sincero... —Hubo duda en ese poco audible comentario, guardó silencio descifrando las fórmulas restantes y se empujó más las gafas, mientras yo no le quité la mirada de encima —Oh, si, puedo darte esto. —Reaccionó. Del diminuto cartapacio de la libreta sacó una tarjeta, mejor dicho, una invitación de las que reparten a los visitantes. La agarré

—Si quieres saber más de astronomía, en especial de las estrellas, los viernes a partir de las tres de la tarde hay charlas en el planetario

Leí el papelito, por título tenía "La estrella más cercana"

Charla impartida por el astrofísico: Ezra Andrew Penrose

Fecha: viernes, diez de febrero.

Horario: trece horas con treinta minutos.

Lugar: Real Observatorio de Greenwich

Lucía educativo, lástima que no creía tener tiempo, seguro a esa hora estaría trabajando lejos de ahí.

—Gracias, suena... interesante. Voy a tenerlo en cuenta —acaté. Sonrió disimulando ironía, fue un gesto de: "Entiendo, no lo harás" —Y... ¿Tu trabajas aquí? —Intenté proseguir con una pregunta boba que ignoraba la obviedad

—Digamos que sí, pero pertenezco al CICRU, por cierto, como ya habras leído, me llamo Ezra Penrose —extendió su mano que acepté sin restricciones.

¡Yo también pertenecería al CICRU! Noticia que no liberé. 

—Encantada, soy Deborah Lovelock.

La piel empezaba a sudarme

—Lo mismo digo. Tu ... ¿Esperas a alguien? Te veo desde hace rato aquí sin... —miró alrededor —¿Nadie?

—Si, a Mrs. Doyle

—Wow, Doyle—exclamó sorprendido y no muy cómodo con la mención, guío los ojos a su oficina —Supongo que vienes a...

—Entrevista de trabajo, recta final

—¿En serio? Fantástico... Yo, yo espero que te vaya bien —balbuceó esquivo de pronto, lucía un tanto curioso, aunque su pinta transmitía cierta paz y formalidad, digo, medía escasos centímetros más que yo, poseía una nariz recta y un rubor automático en los pómulos; las pieles blancas no se llevaban bien con las bajas temperaturas —De hecho, ahora vienen llegando — Indicó. Me volteé para confirmar, Wanda caminaba a lado de un señor de total cabello blanco.

—¡Mr. Bell! —repliqué sorprendida, cuando volví a prestar atención al sujeto conmigo, se había marchado, huyó rápido por el pasillo y en ningún momento miró atrás, suspiré confundida y le resté importancia.