Varias semanas después, y rompiendo con las estadísticas, Nuestro Ultimo Atardecer, ocupaba ya los primeros puestos en las listas de ventas.
La obra literaria fue ampliamente acogida, sobre todo entre el público adolescente. Aunque tal vez, un poco de esa fama, era debida a la extendida popularidad del joven heredero, quien no dudaba en hacer publicidad de la misma, siempre que la oportunidad lo requería, pese a las continuas quejas de Sara.
Mientras tanto, ella algo sobrecogida por tan repentino éxito, intentaba en la medida de lo posible, continuar su vida como una estudiante más…
-Muchas gracias por ayudarme Sara, se lo ocupada que estás ahora con la promoción de tú libro, pero las matemáticas no resultan tan complicadas cuando las explicas tú.
-No tienes nada que agradecerme Mike. La verdad es que necesitaba un respiró –dijo con un tono de reproche.
-Roswell, te ha tenido muy atareada, apenas te hemos visto estas semanas - dijo con un tono de reproche.
-Por suerte hoy tiene esa “cita” con Al, así que estoy completamente a tu servicio -Bromeó.- Solos tu y yo.
-¿Recuerdas, cuando éramos tu yo y Allen? Solo nosotros tres –Inquirió Mike.
-Sí –afirmó con un nostálgico suspiró - En Aquellos días nos pasábamos las tardes en la calle, con las bicicletas o jugando al básquet. Hasta que, Alicia entró como un torbellino en nuestras vidas, y de alguna manera todo fue cambiando. Ella nos completó de una manera muy extraña.
-Es verdad, nunca ha sido como nosotros y por eso siempre he temido que llegase el momento en que nos abandonará de igual manera. Sobre todo tras la partida de Allen.
-Mike, no digas eso. Tú sabes muy bien lo que siente por ti.
-Precisamente por eso. Desde lo que pasó en el barco, algo ha cambiado entre nosotros. Creo que sus sentimientos se están enfriando.
-Eso no lo puedo creer.
-Sara, besó a otro ¿Que otra prueba quieres?
-Bueno... - Sara no encontraba la manera de contradecir aquello que parecía obvio - pues tendrás que contarle la verdad.
-Sí, ya había pensado en eso. Pero una vez lo haga no habrá marcha atrás. Ni siquiera para ti.
- No piense en eso. Hazlo o la perderás para siempre...
Mientras tanto, Alicia disfrutaba de su día. Kai la había llevado a un lugar donde solo las clases más altas podían permitirse pasear por sus paradisíacas calles. Mansiones, coches de alta gama y tiendas exclusivas con las que no podía siquiera permitirse soñar, todo a su alcance por un día.
Tras una intensa tarde de compras, el joven heredero, había reservado mesa en su restaurante favorito Le petit Desiré y recordando lo que sucedió cuando estuvo allí con Sara, había especificado al metre que la mesa estuviera en un reservado para evitar que les pudiesen molestar.
-Kai muchas gracias por este magnífico día, ha sido uno de los mejores de mi vida -comentó Al, mientras el camarero le retiraba la silla y se acomodaba.
-Me alegro, que hayas disfrutado. Pero no tienes nada que agradecerme, lo cierto es que hay algo que me gustaría pedirte a cambio.
-Lo sé, ya lo imaginaba. Quieres hablar sobre Sara, porque estás enamorado de ella ¿No es cierto?
Kai lanzó una carcajada
-Vaya, eres muy lista. .
Alicia rió con sorna
-No hace falta que me hagas la pelota. Dime ¿Que quieres saber sobre ella?
-Bueno, no es de Sara de quien quiero hablar, es de Allen...
-¿De Allen? Ah, ya entiendo, quieres estudiar a tu enemigo-Dedujo.
-Solo quiero saber cómo es, si es cierto que es ese ser tan perfecto que describen siempre Sara y Mike.
-Para nada Allen era perfecto. Más bien yo diría que era como el típico macarra de clase.
-¿Macarra? –Repitió el editor frunciendo el ceño con desconcierto.
-Sí, ya sabes, venía a clase cuando le apetecía, nunca traía los deberes hechos, actuaba como si estuviese por encima de todo; era el único del todo el colegio que asistía con ropa de calle y lo peor de todo es que las hermanas se lo permitían. No sabes cuanto envidiaba eso. A mí me riñen, solo por llevar la falda unos centímetros más corta –se quejó.
Kai soltó una risita hilarante.
-Esto es junto lo que quería oír ¿Así que no es el hombre que me han hecho creer?
-Que va, antes de conocer a Sara, su único amigo era Mike. Tenía una personalidad oscura y solitaria. Aunque era guapo y eso le daba un toque misterioso y atractivo –añadió -Aun así, nadie nos atrevimos nunca a dirigirle la palabra.
-Entonces, todo eso cambió con la llegada de Sara –dedujo Kai.
-Podría pensarse que fue así, pero no. Tal vez, ella aportara algo de luz a esa personalidad y por eso se convirtió en el mejor estudiante de la escuela, pero lo cierto es que Allen siguió siendo Allen. Un tiempo después, cuando ya formaba parte del grupo, me di cuenta que una vez te acepta como parte de su vida, te trata de una forma completamente distinta, se convierte en el mejor de los amigos, alguien que se preocupaba por mí, alguien en el que poder confiar y contar con él para cualquier cosa.
-¿No tienes eso con Mike y con Sara?
-Lo tenía, nuestra relación ha cambiado desde que ya no está. Allen es mi amigo y ojalá regresara, pero hace ya mucho tiempo que se fue y tal vez eso nunca pase.
-Eres la única de vosotros tres que piensa así.
-Ese es el problema, que ellos no quieren aceptarlo, ni siquiera quieren oír hablar del tema.
-Dímelo, a mi. Cada vez que lo he intentado, se me han echado al degüello.
-Exacto, y siento que eso me aleja de ellos, mientras que Sara y Mike están más unidos que nunca y esa es una carga que a veces es muy difícil de soportar.
-Y… si te hace tanto daño ¿Por qué continúas aguantando esa situación?
-Por la misma razón que tú –Le replicó.
- Touché.
-Más de una vez lo he pensado, pero no se qué sería de mi entonces. Ellos en cierto modo, me salvaron la vida –confesó Al, con una profunda expresión de tristeza.
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Editado: 14.10.2024