Fue entonces cuando era de menor edad, era esa persona que no le habla a los demás si no le hablan primero, no socializaba bien, eso era claro, tampoco es que me queje de eso, de hecho me gustaba vivir así, aunque estaba "solo" eso no me detenía a disfrutar de una buena niñez con mis juguetes.
Mis padres siempre decían que había nacido en la época equivocada. Mi mentalidad infantil no entendía en aquella época todo lo que sucedía a mi alrededor, asi que simplemente los ignoraba, luego cuando pasaron los años me di cuenta del motivo de esas palabras.
Durante un buen tiempo había sido el único nacido entre las familias de mi padre y mi madre, no tenía primos con quién jugar cuando me quedaba solo en casa de la abuela, los niños del barrio eran ya mayores como para jugar con osos de felpa, etc.
A sabiendas de que no socializaba mucho y mi cantidad de amigos era prácticamente nula, cada que era vacaciones mis padres siempre me inscribian en cursos vacacionales con la esperanza de que el número de amistades aumente, siempre pasaba lo mismo, no le hablaba a nadie si no me hablaban primero, pasaba el tiempo, yo crecí y mis padres aún eran perseverantes con el asunto de mi vida social.
Eso acrecentó cuando ingresé a preparatoria, yo también estaba consiente de los problemas que tendría si mantenía mi manera de actuar.
Ahora que le pienso mejor, ¿Por qué nunca tuve hermanos o hermanas? Tampoco es que se los haya pedido a mis padres y si no lo hice fue por qué realmente no me interesaba, pero mis padres no tenían la necesidad de preguntarme, ellos son dueños de su vida. Aún así, a veces siento que en verdad me hacían falta.
Entrando a secundaria, descubrí un mundo totalmente distinto, redes sociales, fiestas, salidas en grupo, etc.
Todo no pasaba desapercibido para mí, solo que no me llamaba mucho la atención, a medida que iba creciendo, cambiaba los juguetes por una consola y algunos libros y cómics, hasta ahora solo me había dedicado a jugar videojuegos y a leer un poco en mis ratos libres, jamás habría pensado en hacer lo que un adolescente normal haría.
Mi vida en secundaria no era tan interesante, el primer día todos hablaban con tanta naturalidad que parecían que se conocían desde antes a pesar de que todos éramos unos completos desconocidos entre todos.
¿Por qué nadie me hablaba a mi?
Creo que se la respuesta, estar solo se había vuelto tan natural en mi, que yo mismo daba la impresión, yo mismo emanaba un aura negativa, sin palabras expresaba que no quería que nadie se me acercase.
Así transcurría mi vida en la secundaria, sin nadie con quien contar, ni siquiera con los maestros, vamos, ellos solo se preocupan por ti por qué así lo dicta su trabajo.
Poco a poco descubría el verdadero significado de estar completamente solo, eso solo aumentaba la preocupación de mis padres hacia mi situación actual.
Ni siquiera los libros, la televisión, ni siquiera los videojuegos podian rellenar este vacío que había en mí.
Siempre recordaré el día en que todo cambió, ese día no estuvo marcado por la llegada de amigos a mi vida, ni por qué le puse interés a socializar un poco, no fue nada de eso.
Ese día descubrí, el maravilloso mundo o subcultura llamada "manga y anime"
Me encontraba frente a mí PC, extrañamente la conexión a internet era bastante rápida esa tarde, había terminado mis deberes y ahora estaba en busca de algún MMORPG (juego de rol masivo en línea) me lo había recomendado mi psicólogo como un primer paso para abrirme mejor con el resto del mundo.
La mayoría de los juegos tenían pocos jugadores o eran de paga, mientras estaba en una página pirata, me salió un comercial en forma de video, en allí se mostraba un sketch de animación, en ella salía una chica de cabello rubio montada en un tanque, tenía los ojos ligeramente más grandes, un cuerpo bastante bien "formado" y llevaba un uniforme militar, parecía ser que era la promoción de una nueva serie de animación proveniente de Japón.
Por alguna extraña razón me sentí atraído hacia esa chica, aunque solo eran dibujos.
Investigué más el tema de la animación japonesa y/o del país asiático, hice eso solo para hallar otro mundo, otra cultura, otra forma de vivir, debo decir que quede completamente enamorado de aquello.
Ese día, algo cambio dentro de mí.
Comencé a comprar discos de animes, había de todo género y para todos los gustos, desde historias de romance y drama, yendo desde lo militar hasta lo filosófico, hasta llegué a encontrar series basadas en la música, caso especial en el que tengo mencionar a "Robotech" anime dónde saben cómo mezclar la guerra, romance y la música.
Frecuentaba más seguido las tiendas de anime de mi ciudad, siempre buscando nuevas series o comprando un nuevo volúmen de un manga que estaba leyendo.
Hacer esas cosas, me hacía muy feliz, tanto que llegaba a sonreír, hecho que no pasaron por alto mis padres, que cuando les dije el motivo de mi felicidad mostrándoles una edición especial en DVD de un anime que había comprado recientemente, pusieron una mueca de insatisfacción, creo que esperaban que les dijera que ya tengo amigos y toda la cosa.
Terminaron por aceptar a mi nuevo yo diciendo que mi felicidad era lo más importante pero que eso no era motivo para descuidar mis estudios. Claro que no hacía eso, cumplía con todos los deberes y mis notas eran buenas, manteniendome al margen de los mejores de la clase, eso está claro.
Podría decir que era un completo adicto a la cultura japonesa, mi gusto ya no se limitaba a consumir solo sus animaciones, cosas como su comida, música, costumbres, religión e historia. Llegaron a gustarme tanto como el anime.
Incluso mi mamá se veía interesada en probar un poco de la gastronomía asiática y mi padre que le gustaba leer, empezaba a agarrarle gusto a la lectura de novelas ligeras.
Mi ambiente familiar se convertía en lugar cálido y acogedor.