Michael se había puesto otra vez al mando de la multinacional, por las mañanas a las ocho estaba en el hospital hasta las nueve menos cuarto que se terminaba la visitas, intentaba no coincidir nunca, con Scarlett, había pasado un mes, desde el accidente, la vida de Michael había vuelto a dar un giro de ciento ochenta grados, ahora solo tiene tiempo para el trabajo y después para ir al hospital para estar con Dark, por la tarde hace la última visita de ocho a ocho y media, se sienta en la cama junto a Dark, le coge su mano, y empieza a hablarle, le contaba las ultimas noticias de la prensa, como iba la multinacional, y algún chiste que otro, había días que se acercaba a la capilla, con la esperanza de encontrarse a la anciana otra vez, desde aquel día no la había vuelto a ver.
Scarlett suele ir al hospital de la una a las dos del mediodía, que es cuando había menos gente, odia ir al hospital, y se aburre, mirando a Dark, algunos días le dice a Margarita que la acompañe, ella va muy contenta, así podía ver a su niño como ella lo llama, Margarita iba a ver a Dark a encondidas de Scarlett, cuando Scarlett a las siete y media de la mañana esta dormida, Alejandro lleva a Margarita hasta el hospital, y Margarita se cuela por la puerta de entrada del hospital, para que nadie la vea, aquel día llego unos minutos más tarde, y cuando llego había gente en el pasillo, una cara se le hizo conocida en la multitud pero no lo reconoció, más tarde cuando podían pasar a ver a los pacientes, se dio cuenta que era el padre de Dark.
—¡Hola, buenos días! Me llamo Margarita, estoy trabajando...
—Se quien es usted, mi hijo me hablo de usted, le tiene mucho aprecio.
—¿Me dejaría usted, entrar a verlo?, no le molestare, ¡se lo prometo señor! Entiendo también que se niegue, solo soy una simple sirvienta.
—¡Pase, por favor! No me llame señor, me llamo Michael, a mi hijo le gustara que lo visites.
Los dos pasaron a verlo, Michael se sentó encima la cama a su lado, Margarita se acercó a Dark y le dio un beso en la frente, acariciaba sus mejillas con sus pequeñas manos con delicadeza.
Michael empezó hablar con Dark, como si estarían solos, Margarita lo miraba con pena y al mismo tiempo alegría.
—Bueno yo ya me tengo que ir, gracias por dejarme estar con usted y con mi niño, ¡perdone! yo sé que él no ...
—Tranquila Margarita, sé que lo aprecias de verdad, y te sale del corazón.
Michael se marchaba ya del hospital, cuando se le ocurrió acercarse a la capilla, solo será un momento se dijo para él, abrió la puerta de la capilla, estaba el cura dentro.
—¡Pase, hijo! Le dejare solo para que hable con Dios, es nuestro señor y siempre nos escucha.
—¡Gracias! padre, necesito estar un rato con Dios.
Michael se puso de rodillas frente a la imagen de Dios, mirándolo y pidiéndole por Dark, cuando Michael sintió una mano en su hombro.
—¡Has, vuelto! He venido casi todos los días, para ver si te veía, pero nunca hemos coincidido.
—¡Estaba aquí! Contigo, aunque no me podías ver, siempre cuando habrás tu corazón me veras.
—¿No eres real? ¡Me estoy, volviendo loco!
—No te estas volviendo loco, solo ten fe, es lo único que tienes que tener, ella lo cura todo.
La puerta se abrió, una señora entro en la capilla, se sentó y sus lágrimas caían sin consuelo alguno.
Michael la miro, y vio en la mujer, su dolor reflejado, solo que ahora tenía una paz en su interior, que le daba fuerzas para seguir.
Margarita no había llegado todavía a la mansión, cuando se despertó Scarlett, que enseguida empezó a llamarla.
Mariana y Daniela cubrían a Margarita siempre.
—¡Margarita, donde estas! Maldita vieja, se está quedando sorda.
—¡Si, señora! Que desea.
—¡Donde, esta Margarita! La estoy llamando, hace un rato, dile que como me enfadé me va a conocer...
—Margarita se encuentra indispuesta, pero no se preocupe, estoy yo aquí, ¡dígame! , señora.
—Está bien, échame agua en la bañera, que este tibia, y prepárame la ropa para ir al hospital, algún vestido que no llame la atención, están los periodistas en la puerta, y no quiero salir en primera página por un dichoso vestido.
—Mire esta señora es gris, y no llama la atención, ¿le gusta?
—¡Ese, no! Es horrible, que mal gusto tienes, bueno es normal, te lo puedes quedar para ti, el vestido, ¡o no! Si no te entra estas demasiado gorda para ponértelo jajaja.
—Es demasiado bonito el vestido para mí, y tiene razón, no me sirve, estoy demasiado gorda, a mi marido le gusto así—contestó Mariana.
—¡Normal mujer, que te va a decir Cuando te vea desnuda ya no se asustara, pero seguro que pierde los ojos, por otra más joven y con mejor cuerpo, aunque claro es un muerto de hambre, quien lo va a querer!
Marina no le contesto, a semejante tontería, algún día tu misma sentirás tus palabras en tu propia carne pensó.
Margarita entro en la casa rápido, Daniela la vio enseguida, la llamo y le dijo que Mariana estaba con Scarlett, que ya se había despertado.
—¡Subiré corriendo!, la señora es muy pesada, ¡gracias! Daniela.
Margarita subió rápido y entro en la habitación de golpe sin llamar a la puerta.
—¡Valla ya estas, aquí! Ya te has recuperado, menos mal, búscame un vestido anda, que esta no entiende de nada.
—¡Ya me quedo yo con la señora! Mariana, te puedes ir, si señora ahora le busco un vestido.
Scarlett se puso un vestido de color azul marino, y unos zapatos a juego, desayuno y se subió en el coche, Alejandro la acerco al hospital.
—No te vayas muy lejos, cuando te llame por teléfono ven, y aparcas en la puerta del hospital, no quiero que me hagan muchas fotos los periodistas, estoy harta de las revistas del corazón, salgo en todas las portadas.
—Si señora, estaré en el aparcamiento del hospital.
Scarlett subió a ver a Dark, se quedaba mirándole, y pensando.
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Editado: 08.09.2023