Palacio Topkapi (1550)
Narra Nurbanu
-¡Atención! ¡Su alteza, el sultán Selim II y el príncipe Murad!
Las puertas del salón principal se abrieron y ambos ingresaron. Mi corazón los vio, el amor se me subió a la cabeza, olvidé que aún estaba enfadada con Selim y dolida por que se había marchado sin haberme llevado con él.
Cuando estuvo frente a mí alcé la mirada, él extendió su mano. Temía tanto que me ignorara. Tomé su mano, la besé y la estreché en mi frente. No pude contenerme, lo abracé con fuerza. Él me devolvió el abrazo, pude sentir sus manos acariciar mi cabello.
Se separó de mí, me miró y acarició dulcemente mi mejilla.
-Luego hablaremos-Me dijo.
Asentí. El tono de su voz había sido dulce.
Murad se acercó a mí dándome un abrazo, lo alcé y lo llené de besos.
-Madre-Dijo él-Te extrañé mucho.
-Y yo a ti mi niño.
Miré de reojo a Selim y vi que sonreía. Esperaba que ya no esté enojado conmigo. Necesitaba recuperarlo, la semana sin él y sabiendo que estaba junto a otra mujer se me había hecho una semana eterna.
***
Me senté en el diván junto a Selim. Quería decirle muchas cosas, desde insultos a palabras de amor. Habían tantos sentimientos dentro de mí, que no sabía cuales elegir para demostrar.
-¿Cómo están las niñas?-Me preguntó.
-Ellas están bien, su majestad-Contesté- La sultana Fatma es un poco revoltosa, esta semana ha estado terrible-Me reí- Creo que ha echado de menos a su hermano.
Selim sonrió al oír aquello. A ambos nos hacía feliz que Fatma se llevara bien con Murad.
-Murad también la ha extrañado, la mencionó varias veces.
Asentí con una sonrisa.
-También Murad te ha extrañado a ti-Me dijo- A pesar de que estaba contento y ansioso, me confesó que sentía mucha pena porque no estabas con nosotros.
-Es un niño pequeño, es entendible que extrañe a su madre. También yo lo he echado de menos-Dije.
Guardamos silencio unos segundos, hasta que el silencio me resultó demasiado incómodo.
Junté valor y pregunté:
-¿Y usted? ¿Usted no me ha extrañado, su majestad?
Sus ojos claros me miraron fijamente, bajó la vista.
-¿Tú que crees?
Tardé en responder, me quedé unos segundos con la vista puesta en mis manos pensando en que era mejor decir, la verdad de lo que creía o lo que correspondía que dijera como buena esposa sumisa que debía ser.
-Yo creo que no-Dije finalmente decidiéndome por la verdad-Creo que no me ha extrañado, tal vez si hubiese ido solo podría pensar que si, que me ha extrañado. Pero no fue solo, la señorita Dilara lo acompañó.
Selim negó.
-Te equivocas Nurbanu, me has hecho falta- Alcé mi mirada para ver su rostro, él tomó mi mano entre las suyas- Haberme ido a Edirne sin ti, sólo fue un acto absurdo, una decisión tomada en un momento de enojo e ira.
Los ojos comenzaron a escocerme nuevamente.
-Quería reprenderte por lo que habías hecho, me pareció esa la mejor manera, la otra opción era mandarte al palacio de las lágrimas y prohibir tu regreso a Topkapi.
Oír aquello me alarmó.
-Mi madre quería que hiciera eso, si no te castigaba yo mismo de alguna otra manera, ella habría tomado cartas en el asunto y hoy no estarías aquí.
No, estaría en el palacio de las lágrimas. El lugar al que ninguna mujer desea ir, el lugar en donde acaban aquellas mujeres que ya no tienen un futuro. El palacio de las lágrimas, el exilio, el peor castigo para una sultana.
-Pero usted jamás permitiría que yo acabe en ese sitio ¿Verdad?
Sonrió y apretó mi mano.
-Mientras yo viva Nurbanu, tu vivarás a mi lado, mientras yo reine, tú reinarás conmigo.
Una lágrima cayó de uno de mis ojos, pero fue una lágrima de felicidad. Miré nuestras manos entrelazadas, juntas y unidas.
Alcé mi vista y lo miré en profundidad.
-No vuelva a hacer una cosa así, no vuelva a hacerme esto, no vuelva a castigarme como lo ha hecho. Creí que lo había perdido, creí que su amor se me iba de las manos. Creí que ya no me amaba. Si usted deja de amarme, yo me muero, me muero…-Cerré los ojos y más lágrimas cayeron- Prométame que siempre seré yo la única mujer en su corazón.
El levantó su mano y la llevó a mi mejilla, cubriéndome en una caricia que me devolvió la calma.
-Te prometo con mi vida que siempre serás la única mujer en mi corazón. Mi sultana resplandeciente, mi ángel, mi sol brillante-Esbozó una sonrisa- No hay otra mujer en este mundo que tenga mi corazón entre sus manos, no la hay Nurbanu. Mi corazón siempre fue y siempre será tuyo.
***
-Su majestad y yo, ya no estamos peleados-Le conté a Melek al tiempo que tomaba a Şah en brazos- Estoy feliz de haber recuperado su amor, esta semana en la que no estuvo sentí que mi corazón se partía en miles de fragmentos.
-Le dije que no debía preocuparse sultana, su majestad la ama, no puede estar sin usted por mucho tiempo.
Yo mantenía mi sonrisa en el rostro, pero esta dio paso a una mueca de preocupación y disgusto en cuanto recordé a Dilara.
-De todas formas no estaré tranquila mientras Dilara siga en el palacio.
-El tiempo la devolverá a su lugar, sólo ha sido un entretenimiento para su alteza.
-¿Y si queda embarazada? Entonces ahí sí que estaré en graves problemas. Sabemos que eso puede pasar, por favor no soy tan ingenua, han estado una semana solos en Edirne.
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Editado: 16.01.2024