“Somos soles…” Era lo que siempre mi padre me decía ante de irme a dormir y como ráfaga de viento así paso la vida comiéndome en cada recuerdo. (¡¡¡JODER!!! Es solo es una metáfora nunca lo hizo.)
La soledad se hizo paso en mi vida convirtiéndome en una viajera de los recuerdos, donde el tiempo pasa como si tuviera miedo hacer corrompido…
- ¿A que le temes? -. Esa es la pregunta más común en la conversación de las personas, y siempre sus respuestas son las mismas. –A la oscuridad, a los insectos, al mar y la más famosa de todas a la MUERTE-. Como temerles tanto a esas idioteces.
Pero siempre tuve dudas ¿a que yo le tengo miedo? Hasta que tuve que responder –Ahhs…- Pues… bueno mi respuesta fue la menos esperada –Pues… a mí misma-. Todos voltearon a mirarme como si estuviera loca “a ti misma…” Murmuraban entre los dientes.
Pero mis respuestas fueron más lejos… -Por qué temerle algo que es incapaz de hacernos daño, porque no solo piensa que tu cabeza es la que crea cada imagen y que manipula de formas multiplex la información que entra a nuestra mente, que somos capaces de robar una vida, que somos monstro disfrazados de corderos, que tratamos de aparentar cosas que no son, que le tememos a cosa que nuestra mente creo y que a veces solo son grandes estupideces-.
Al decir eso todo el mundo pensó que tenía problemas, otros se burlaron y otros me tuvieron lastima… lástima que no me interesaba ocasionar.