Tuve que quedarme la noche entera en el hospital, y les juro que no pude dormir nada.
Al menos, a la mañana siguiente, ya estaba de alta y podía quedarme en mi casa.
Claro, he ahí el problema: No quería quedarme en casa.
Necesitaba saber más del paradero de María, y ya no podía seguir quedandome ahí quieta.
El problema más grande era mi padre, que entendía porque no me quería perder de vista, mucho menos después de lo que pasó, pero me sentía tan culpable de todo.
Tuvo que llegar la noche, para poder escaparme de casa.
Sé que es muy de películas o libros eso de escaparse de casa, pero alguna vez, ¿ustedes se han escapado? Da una sensación tan rara, de adrenalina pero de tristeza al mismo tiempo, porque entiendo muy bien por qué estoy encerrada aquí.
Pero una vez afuera..... ¿Qué iba a hacer? Estaba sola, no sabía a dónde ir.
Hasta que se iluminó la bombilla.
¡A la comisaría de Neullén! Es el lugar donde más información podría conseguir de la Escopeta de La Noche.
Tuve que correr, escondiéndome a cada momento.
Sé que la escopeta de la noche sale cada vez que la luna sale, por eso, traté de ser lo más cuidadosa posible.
Al llegar a la comisaría, veía a mucha gente corriendo a todas partes, al parecer la Escopeta de la Noche había atacado a la biblioteca esta vez. Todos estaban muy preocupados.
Yo me sentí insignificante en ese momento, tantas personas corriendo, y yo ahí quieta.
—¿Qué haces aquí, niña?— Me dijo alguien por detrás, era una chica, más alta, morenita y hasta tenía ciertos rasgos asiáticos. (A lo mejor, ni eran asiáticos y yo estoy hablando por hablar.)
—Amh....Yo sólo quiero.... Amh... Obtener más información sobre La Escopeta de la Noche..— Le respondí.
Claro, antes de que la chica pudiera contestarme, un chico bastante guapo, y alto. (¡Este tiene pinta de latino! Bueh, lo siento, ya me callo.)
—¿Qué hace una chica acá? ¡Estamos en una emergencia! ¡Que se largue! ¡Y tú, Luli, empieza a atender los teléfonos!— Dijo el chico.
Su nombre se leía en la placa, era Íñigo Almirón, y el de la chica era Luli Díaz.
—Aún no eres mi jefe, Íñigo, así que chau.— Respondió ella, dándole una bofetada suave en la mejilla. —Ven, niña, ¿qué quieres saber?—
Íñigo solo dio un leve gruñido y nos siguió.
Luli me llevó a la recepcion de la comisaría, ahí se sentó conmigo.
—Amh....Solo lo necesario, quiero ayudarlo a atraparlo..— Le contesté.
—¿Tú? ¿Atraparlo? Já. No podemos atraparlo nosotros; Los profesionales, menos podrás tú.— Dijo Íñigo mientras atendía los teléfonos.
—Precisamente por eso, porque ustedes no pueden hacer nada, flojos.— Le respondí yo.
—Mh.... No podemos darte mucha información sobre él, ya que es confidencial, así que lo único que puedes hacer para ayudarnos es llamarnos cuando lo veas o cuando.... — Me hablaba Luli, pero a lo lejos, veía como 2 policías llevaban en sus manos los ficheros con toda la información de la Escopeta de la Noche.
Luli hablaba y hablaba, y solo me fijaba en los ficheros.
Los 2 policías entraron a una sala al final de un pasillo largo, yo me levanté de ahí, y corrí hacia tal lugar.
—¡Hey! ¡Chica! ¡Ven aquí!— Me decía Luli mientras trataba de atraparme.
Cuando Íñigo se dio cuenta de lo sucedido, por una especie de Walkie Talkie, alcanzó a decir: —Atrapen a una chica morena con un afro corriendo por la comisaría.—
Corrí, y mientras iba llegando a la sala, justo los 2 policias iban saliendo de tal lugar, ellos no alcanzaron a reaccionar, y yo los empujé y logré entrar, sin cerrar la puerta.
Cogí el fichero, y corriendo, salí del lugar, pero habían muchos policías corriendo por mí. Además, a los que acababa de empujar, ya se estaban empezando a levantar, así que no me quedó otra que seguir corriendo por los pasillos de la comisaría.
Corrí y Corrí, hasta llegar a una especie de cafetería. Ahí, me escondí debajo de la mesa, y comencé a revisar el fichero de la Escopeta de la Noche y toda su información.