Obertura

ARAKATÁN PUNAIH

 

Segma y Cavualis atraviesan el desierto carmesí con las muestras biológicas de los biomas Natit y, mientras tanto, charlan sobre eventos que sucedieron un milenio atrás.

Llevan el vehículo de carga hasta la estación más cercana del Hyperloop, la G-28 del meridiano 0, y allí acoplan la nave al tren supersónico que es capaz de dar la vuelta al planeta en tan solo diez horas al desplazarse entre tubos de vacío a una velocidad superior a Mach-5. Tras un viaje de 2803 kilómetros en 25 minutos, llegan a la Ciudad Estado Ya-Lakstá, la ajetreada capital del Zimi, inmensa urbe que mezcla lo ultramoderno con lo tradicional, lo natural con lo artificial, la fantasía con la realidad, la ética con lo inmoral, el emprendimiento con el conformismo.

Desde sus enormes estructuras, las oligarquías observan el planeado desorden de los suburbios y la caótica sincronía del centro de la ciudad, donde se encuentra el Zigurat: una megaestructura de forma cónica y convexa con 2,24 km de altura, 3,34 km de diámetro y 1,45 km de profundidad. Este edificio es la sede principal de las diez corporaciones que controlan el Zimi y a la que únicamente tienen acceso Taa-lus de alto rango, Altruistas, Maestros y los 23 Espléndidus.

La atmósfera se hace más pesada dentro de la ciudad. Ductos de oxígeno que apuntan hacia el exterior rellenan el aire urbano que, junto con los vapores de agua, hacen que la temperatura aumente, lo que permite a memges y quimeras habitar el exterior de sus viviendas sin equipos que los protejan de los rayos cósmicos o filtren los nocivos gases. Una catarata nace en el interior del reactor de fusión del Zigurat y da origen al río que divide la ciudad en dos. El tren supersónico disminuye su velocidad para hacer la última parada en la más concurrida de las estaciones, la Z-1 del meridiano 0, y a través de las ventanas del Hyperloop se puede divisar el territorio urbano disipándose en la lejanía.

Después del descanso en las cápsulas restauradoras, Segma y Cavualis deben concluir su misión. Desembarcan en el laboratorio 222 de Von Hum: entidad encargada de forestar el Zimi. Esta corporación introduce organismos modificados, con la capacidad de sobrevivir en determinado territorio del planeta, ya sean especies vegetales, animales, protista, fungi, unicelulares o pluricelulares, para crear ecosistemas autosostenibles en cúpulas protectoras que son removidas cuando el bioma se encuentra en un punto estable y listo para la expansión.

En la plataforma de aterrizaje, una impaciente memge sale a recibirlos; ellus intentan comunicarse por la Onda, pero descubren que la ha desactivado. Se abre la compuerta, Cavualis y Segma parecen gigantes de otra especie comparados con la minúscula Taa-lu Rango-4 de poco más de metro y medio de altura, Telefa, quien con un tono de voz malicioso y lento les dice:

—Ustedes dos. Ustedeees… dos ¡no parecen los mismos que se fueron! ¡No me engañan! Sus espíritus han cambiado, es como que una nueva energía los rodea. Parecen los mismos, pero algo es diferenteeee… Su energía no es la misma que yo conocía —suelta una inexplicable carcajada—. Segma, Cavualis, ¡puedo verlo! Sus rostros cambian, se estiiiiiiiiiiiiiraaaannnn… ¡Ji! ¡Ji! ¡Ji!... ¡Je! ¡Je! ¡Je!... ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Es como si los dos fueran los mismos pero diferentes… O al revés… Igual que antes o de manera contraria… ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! —continúa, divertidísima—¡Jajajaja, tienes la misma cara que tu mascota, Cavualis! Y Segma, tú…

—¿Qué le pasa a Telefa? —le susurra Segma a Cavualis acercándosele un poco.

—Ella es así, no te preocupes. Seguramente se comió otro hongo alucinógeno de la espalda de Ens. —Luego saluda con su característico entusiasmo—: ¡Holaaa Rubia locaaa… Hace mucho que no te veía, parece que cada vez estás peor, o mejor. Le pegas a drogas más fuertes cada día, ¿no? ¿Sabes dónde está Ens? Necesito entregarle las muestras biológicas que tomamos y también los datos adquiridos de la resonancia magnética nuclear. Tenemos muy buenas noticias.

Telefa casi se destornilla de la risa. —¡Jajajajajaja! Es como si una quimera de compañía me hablara… Unaaa quimera que, que se estiiiiraa... Dámelos a mí. Ens me dejó a cargooo, y yo misma analizaré las mueeeestras… ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Y enviaré los archivos a CISMA, ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!... ¡Ji! ¡Ji! ¡Ji!... ¡Je! ¡Je! ¡Je!... —y se desplaza hacia la ventana sin dejar de reírse.

Segma, recelosa de la seguridad de las muestras, duda un poco. —No sé si esté bien entregarle los datos en el estado que se encuentra…

—¡Relájate, Segma! Telefa está chiflada, es dispersa, y aunque vive en un lugar más divertido que nuestro mundo, la parte de su mente que está en esta dimensión hace bien su trabajo. —Cavualis se dirige otra vez a la improvisada laboratorista— Oye, Telefa, ¿por qué te dejó Ens a cargo? Él sabe que nosotrus llegaríamos pronto. ¿Qué puede ser más importante que recibirnos?




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