En la aplanada cima del Mirador de las Flores, sobre una roca metamórfica que se asemeja a un frondoso árbol petrificado, Amuruma Yuguen y su silencioso nuevo amigo desafían los vientos con olor a montaña que escalan el abismo. Observan diminutas las casas de los suburbios que colorean el distante paisaje urbano cuando Amuruma se dispone a leer, desde su pantalla portátil y en voz alta, un fragmento de Universo19 que algún memge ha subido al ardid:
«Es necesario garantizarles su insulsa y añorada felicidad».
«Todo memge tiene derecho a su cuota básica primordial. A una vivienda personal con energía, agua, aire y acceso a la información del Ardid. Podrá escoger una entre las múltiples opciones que ofrecen las principales ciudades-estado del Zimi. El ciudadano también puede generar aportes laborales al Sistema para comprar bienes extras con estilos más particulares. Poseer un bien inmueble vincula directamente al memge con el Ardid, lo que facilitará la localización de este en caso de emergencia, o simplemente para algún servicio adicional. Un bien inmueble es bastante útil para los ciudadanos que no poseen Código Onda incorporado, como es el caso de los Dal. Il memge muy probablemente desarrollará sentido de pertenencia por su zona y las aledañas, y generará así una sensación de afecto por ese maravilloso lugar en el que se le proporciona un bien tan básico como la vivienda, únicamente por el hecho de existir y ser parte de la sociedad. Estos beneficios solamente se podrán obtener en el planeta Zimi, exclusivamente por haber nacido en su territorio».
«¿Acaso un ave debe sentirse agradecida por tener una jaula propia?».
«Con respecto al metabolismo de cada individuo, su índice de masa corporal y demás minucias que establezcan los nutricionistas de N.U.O., todo memge tiene derecho a alimentarse gratuitamente y los establecimientos certificados están en la obligación de suministrarle las provisiones necesarias, siempre y cuando no haya sobrepasado el límite diario de su cuota básica primordial. Sin embargo, por unos cuantos quarks, todo memge podrá tener acceso a exquisitos manjares, comer hasta vomitar y así poder consumir de nuevo. Ningún memge morirá de hambre, a menos que sea por voluntad propia. Al darle comida al ciudadano, el Sistema garantiza que no irá demasiado lejos y se mantendrá dentro de las zonas urbanas. Si este quisiera irse de una ciudad-estado y ser independiente del Sistema, deberá lidiar con los sutiles inconvenientes de la supervivencia cotidiana. Si permanece en las zonas establecidas, el Sistema evitará la molestia de tener poblaciones en partes del planeta que se han destinado para otro tipo de actividades».
«¿Tiene un cerdo que dar las gracias a quien lo alimenta?».
«Los memges necesitan más que eso. Son seres demasiado evolucionados como para conformarse con tan poco. Las necesidades básicas se vuelven una obligación del Sistema y un memge incómodo es peligroso. Por esta razón, es necesario entretenerlos: hay que enfocarse en los juegos más populares, organizar torneos y darles la oportunidad de participar a los mediocres. Nuestro Sistema los clasifica de manera que no advierten lo pésimas que son sus habilidades. Además, ensalzamos a sus ídolos, seres distantes de sus capacidades y ciudadanos en otro nivel, para que entiendan que ellus pertenecen a una categoría superior. De esta forma, se frustra al memge promedio y se le hace entender la diferencia entre sus cualidades y las que poseen los Taa-lu de alto rango, lo cual es bueno para nuestra sociedad: los mediocres aceptan lo que son y se limitan a disfrutar de sus banalidades. Entonces gastarán sin remordimiento su dinero y comprarán para sus cuerpos diseños genéticos, modificaciones mecánicas, electrónicas, biológicas y todo tipo de artilugios. El Zimi les ofrece la posibilidad de ser hermosos, horribles, únicos y nadie los juzgará. Podrán añadir los accesorios que deseen a sus organismos, dado que solamente existen, por seguridad, pequeñas regulaciones. Y lo más importante: saldrán a nuestros maravillosos espacios a socializar, se compararán con los demás memges y disfrutarán de esta utopía diseñada para que gocen de los días que les quedan de vida».
«Y de nuevo me pregunto: ¿Debe un perro agradecer a su dueño cuando se lo saca al parque a defecar?».
«De esta manera les damos lo que nosotrus queremos, y ellus se acostumbran tanto que luego desearán lo que les fue impuesto».
«Todos tienen la libertad de hacer lo que deseen, pero se sabe perfectamente cómo funcionan sus cerebros. Tal vez uno de cada cien estará inconforme e intentará boicotear el Sistema; tratará de amoldar el mundo a sus ideales, pero… es posible que incluso ese anarquista sea parte del plan».
Gamiru-Shindanami, Séptimo Espléndidu.
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Editado: 26.09.2019