Obligada a amarte

3. "Se tu pequeño sucio secreto"

Debería haber sabido que este cuento de hadas pronto llegaría a su fin y que lo bueno no duraba para siempre. Y fue justamente el mensaje confirmando la hora en la que mi avión saldría la que me saco de mi idílica fantasia. 

Mamá: Aeropuerto internacional.10 horas.

Puerta 9. No te excedas en la capacidad de tu maleta, no más de 10 kilos. Te esperamos en casa. XO.

Esto indicaba que tenía aproximadamente menos de sesenta minutos para una hora para juntar mis cosas y salir de este hotel. 

De repente fui invadida por la sensación de que este era un nuevo comienzo, cuando cruzara por la puerta sería una nueva Venetia, una que cambiaría su status social y que además de eso añadiría muchos más ceros a su cuenta bancaria pero esta vez había algo diferente al respecto, desde hoy , ese dinero me lo ganaría por mi cuenta, seria gracias a mi esfuerzo, a mis ideas que podría convertirme en un peso pesado dentro de la industria y pronto estaría encabezando las portadas de “Forbes” y las listas de los empresarios más prestigiosos de la élite, tan solo esperaba que Ryder metiera un poco de sentido en su estupido cerebro y por fin dejara a esa estúpida mujer.

Venetia: Estoy impaciente por verlos nuevamente. Los

he extrañado demasiado. Muero por poder compartir con

ustedes mi nuevo proyecto y ponernos al dia.Estaré allí para

la tarde.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro debido a la  ansiedad que esto me generaba, afortunadamente era una buena, no de esas que te provocan un nudo en el estómago. Me aferre  a los beneficios de haber nacido en una cuna de oro y engullí de un bocado las trufas que había  ordenado momentos atrás para desayunar mientras repasaba las lineas que habia escrito mi madre, soñando despierta con cual seria la comida que pediría que me recibieran y con la cual celebraríamos este acontecimiento tan trascendental. 

Lamentablemente estaba tan metida en mis propios pensamientos que no me percate que en un principio su respuesta no sonaba usualmente.El que le siguió a continuación no varió tanto.

Mamá:  El chofer pasaría por mi en media hora y 

 otro te recogerá en el aeropuerto para llevarte a 

la empresa.

Una oleada de pánico se instaló en mi, y tuve la sensación de que estaba hablando con una extraña, ella rara vez  se mostraban asi de fria, sin embargo me di por vencida y me autoconvenci que eran las pocas horas de sueño me estaban comenzando a  afectar y estaba viendo  problemas donde no los había.

Seguramente me recibirian con los brazos abiertos, algunas lágrimas se derramarían y rápidamente seriamos la familia feliz que habíamos sido desde que tenia uso de la razon.

🛩️🛩️🛩️

— ¿Le apetecería un segundo martini, señorita?— la azafata que a duras penas cumplía con la minoría de edad para hacer este trabajo se inclinó hacia mí.

—Por supuesto, ¿quién soy yo para negarme? —respondí dándole una sonrisa, lamentándose en silencio por aquellas pobres almas que tenían que viajar en clase turista y debian consolarse con un café aguado y sandwiches de dudosa procedencia, sintiendome como una chiquilla malcriada por una ultima vez antes de caer en tierra firme y aferrarme a las responsabilidades nuevas que vendría con este puesto que tendría. 

Bebí de un trago la bebida sintiendo como el alcohol se deslizaba por mi garganta y sintiendo una leve punzada de emoción mientras observaba el paisaje que se me desplegaba frente a mí por la ventanilla.

Esto  estaba siendo perfecto y pronto mejoraría aún más. Por fin podría sentar mi trasero en el sillón presidencial y no tendría que tener que mirar a hurtadillas los cuadernos donde mi madre anotaba las ideas que se pasaban por su mente. .

Cerré mis ojos y permití que de entre mis labios se escapase un suspiro cargado de anhelo a la vez que hacía girar de un izquierda a derecha la aceituna , coqueteando con el tipo del asiento al otro lado del pasillo, ganándome una mirada asesina de su esposa.

Definitivamente no había perdido el toque al abandonar Italia. Aun lo tenía.

Saboreé mi victoria y me respalde en mi asiento, dispuesta a disfrutar de uno de los tantos podcast sobre moda que había bajado para interiorizarme en el tema y estar preparada para mi primera reunión oficial, cuando una voz que proviene de uno la parte posterior captó mi atención. 

 Sonaba un poco más gruesa que la última vez que la había escuchado, sin embargo podría reconocerla donde fuese, era imposible para mi olvidar la última vez que lo había hecho.Había sido en la última fiesta de la empresa donde él me había tachado de loca desquiciada frente a la junta cuando se nos permitió formar parte de la comisión, humillandome al imitarme, y burlándose de mis creencias. Desde ese entonces me prometí que Parker Preswen pagaría por ello.

Tal parece ser  que el destino me estaba ofreciendo la oportunidad perfecta.

 Con una uña perfectamente decorada de rojo, como el color de la sangre que se derramaria al llevar mi plan a cabo llame a la chica nuevamente.

—Me gustaría un poco de tu mejor vino, tinto, oscuro— ordene solícitamente.

Ella se limitó a asentir y desaparecer para después regresar con mi pedido y entregarlo sin media palabra ni expresar preocupación por mi supuesta adicción a este tipo de bebidas.

—Gracias, eres un amor— conteste tomando un billete de cien y colocándolo en el bolsillo de su azul falda antes de ponerme de pie para asi poder desplazarme por el corredor, aprovechando que los pasajeros a mi alrededor estaban lo suficientemente  distraídos como para fijarse en mi.

Cuando estuve a unos centímetros de él fingí tropezar y vertí el contenido sobre su camisa de seda y sus pantalones beige. Unos que en cualquier otro hombre habían lucido de maravilla y en el lucían pateticos, haciéndolo ver como un profesor de secundaria mal pago en lugar de que se se viera como un tipo que era el hijo de los empresarios mas importantes del país. 




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