"Serás viento de desastre y dolor,
Pero el amor vera mas allá de las sombras de tu corazón"
—Debes calmarte, no es para tanto.
Le lancé una mirada destructiva a Astrix, mi mejor amiga que me veía desde su cama totalmente relajada y sin preocupaciones ¡Pero por supuesto! ¡Era a mi quien iba a llevar al juicio!
—Mama me va a matar.
—Por supuesto que te va a matar es Atia, la bruja mas correcta y estricta que conocemos—me tendió la hoja roja que si destruía con rabia como quería hacerlo, se desintegraría y aparecería intacta en las manos de mi madre. El oficial me había dado la oportunidad de contárselo a mama, mala idea.
—Tienes hasta las diez para decírselo a tu madre, son las nueve.
Solté un grito en modo de derrota.
—Me largo.
—No hay necesidad Adara.
—¡MAMÁ!—Chillé colocándome una mano en el pecho.
—Astrix, se que es tu casa ¿Pero podrías permitirme un momento con mi hija?
La rubia simplemente se encogió de hombros y salio de la habitación, traidora.
—Mama yo...
—¡Mamá nada!—Retrocedí intimidada pocas veces en mis diecinueve años de vida mi madre me había gritado de esa manera—¡Una sentencia al juzgado! ¡¿De verdad?!
Mi madre estaba furiosa, sus ojos desorbitados, su cabello pegado al rostro y su cara roja de la furiosa. Estaba aún más enojada que la vez que llegué drogada a casa y debo decir, que esa vez duré reprimida de mágia durante tres meses esta vez me iba a matar.
—Como te...
—¡El oficial es un Mago que conozco desde hace años Adara! ¡¿Cuando pensabas decírmelo?!—Apretó sus puños, seguro conteniéndose para no darme la paliza más grande de mi adolescencia.
Era un experta en cagarla, así que—¡Es injusto! ¡Me dijo que podría decirte la verdad!
Mamá se acercó dándome una bofetada, me encogí un poco intimidada para que ella me levantara la mano debía estar realmente fuera de sus cabales—¡Te he dado todo! ¡Todo!—Mis ojos se humedecieron— ¡No me arrepiento pero eres una malagradecida!—Sé alejó y caminó por la habitación dando vueltas, me sentí culpable. Siempre la colocaba al borde de la preocupación y los nervios, ella me había dado todo y bueno, era una hija muy idiota— No te defenderé—Abrí los ojos, dolida ¿Me abandonaría?— No taparé mas jugarretas inmaduras, acatarás el veredicto de juzgado y listo.
—¿Y sí me quitan mis dones?
—Consecuencias.
Sé acercó, tomó mi mano. Un chasquito de dedos después, estábamos en mi habitación. Clausuró la ventana a una más pequeña donde no pudiera salir como muchas veces.
—Estarás castigada, mañana en la tarde iremos al juzgado—Sé acercó y me dio un beso en la frente—Te amo pero estas fuera de control, necesitas crecer.
Mamá salió y después volvió a entrar extendiendo la mano. Solté un quejido y dejé mi móvil sobre su mano, serpenteo mi alcoba agarrando el mando del televisor y mi portátil. Tomó mis cinco libros favoritos del escritorio y me miro de forma severa—Castigada es castigada y agradece que no te quite el financiamiento de la universidad—Salió cerrando la puerta con su mágia, me lancé en la cama. Este día había terminando mucho peor de lo que empezó.
Hoy había sido una locura.
::FlashBack:::
—No creo que existan las brujas, ni magos, ni nada de esas estupideces—comentó con desdén Andrew, un amigo humano de la facultad de Medicina.
—Pienso que pueden ser reales—agregué—hay mucho que no conocemos.
Marcus soltó una carcajada—Por Dios Ada ¿Cuantos años tienes? ¿Cinco?
El grupo enteró estalló en carcajadas, sentí como la irá recorría todo mi cuerpo. Estábamos en casa de Andrea, sentados en la sala luego se ver una película fantasiosa.
Apreté los puños, tratando de respirar profundo. La mágia picaba en la punta de mis dedos.
—¡Oh miren la bebé se molestó!—se burló Britt.
Me levanté de mi asiento como un resorte, sintiendo la mágia salir de mi con furia. Empecé a recitar una mínima cantidad de conjuros que me sabía.
Britt era ahora un loro.
El mueble había cobrado vida y caminaba por toda la casa.
Marcus estaba desnudo aunque en realidad sólo era invisible.
Los cojines volaban por la casa.
—¡Una bruja! ¡Nos va a matar! ¡Auxilio!—Gritó Andrea.