13.
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— Ya, todo paso. — susurró una voz desconocida, el chico había comenzado a acariciar con lentitud mi cabello logrando que me tranquilizara un poco.
Levante los ojos de su pecho y mire por unos segundos sus orbes azules. Una sonrisa temblorosa se formó en mis labios.
— Lo siento mucho. Estaba un poco asustada. — musite en voz baja sintiendo como la congoja se esparcía por todo mi tembloroso cuerpo.
El asiático sonrió.
— No te preocupes. ¿Puedo preguntar porque lloraba de esa forma?
Asentí con la cabeza rápidamente, rodeé su cuerpo y comencé a caminar lejos de donde estábamos adentrándonos en los pasillos llenos de libros y su relajante olor. Caminamos varios minutos en silencio, no me atreví a abrir la boca hasta que estuvimos alejados y podía sentir su intensa mirada rasgada sobre mi cuerpo. Me giré y apoyé la cadera contra una de las estanterías, no podía creer que estaba a punto de contarle mis problemas a un extraño.
— Estaba haciendo algo de tarea de campo y de pronto un ser extraño apareció de la nada, no es la primera vez que pasa, pero estaba tan asustada... La criatura me perseguía, así que abrí el portal lo más rápido que pude y salté sobre él. — hable rápidamente contando la verdad a medias. No podía decirle que estaba intentando revivir a un humano que había sido trasformado en pino y que ese pino era la pareja destinada del hijo de la directora. Jamás.
— ¿Quieres ir a la enfermería? Tu nariz está sangrando mucho.
Rápidamente llevé ambas manos hasta la zona y tanteé un poco asustada, los dedos no tardaron en llenarse del espeso líquido rojo. Hice una mueca y me limpié en el dobladillo de la blusa del uniforme.
— No quiero molestar a Tela, creo que paso más horas dentro de la enfermería que en clases. — bromee restándole importancia al asunto.
El chico comenzó a caminar hacia afuera así que me enderecé y lo seguí para no quedarme sola. El recuerdo del monstruo estaba pintando en mi mente de una forma aterradora y no me quería quedar sola, el asiático pareció entender que no quería quedarme sola y me regaló una sonrisa abriendo la puerta de la biblioteca por mí.
— Por cierto, mi nombre es Hero.
— Me llamo Acacia. — respondí rápidamente.
Hero se detuvo de forma precipitada y me lanzó una mirada indescifrable, le miré extrañada viendo una sonrisa divertida se extendía por sus labios. Le presté un poco de atención, su cabello era negro como el carbón y tenía los ojos de un color azulado tan oscuro que parecían negros... ¿Y desde cuando era normal que un asiático tuviera ojos claros? Si bien era cierto que los habían, pero muy pocos de ellos eran solamente humanos normales.
Algo brillo dentro de mi cabeza y después solté un chillón fuerte olvidando por completo mi temor por unos segundos. Salte sobre él y me abrace a su espalda.
— ¡Eres un hechicero! ¿Cómo no me había dado cuenta? — las carcajadas de alegría que soltaba se escuchaban por todo el pasillo.
Hero se rio fuertemente. Sus brazos me tomaron por la cintura y me apartó un poco.
— Tienes que conocer a mi hermano. — hablé atropelladamente y sin dejarlo responder comencé a halarlo por todo el pasillo hasta el patio trasero de la academia.
El aire frío golpeó mi rostro con suavidad, como si me estuviera dando la bienvenida al exterior. Sin soltar la mano del hechicero caminé por todo el césped hasta internarnos dentro del frondoso bosque de árboles enanos, a los segundos logré ver a los chicos sentados sobre una manta esperando mi llegada.
— ¡Holaa! — exclame ondeando mi mano libre en el aire con emoción. Félix fue el único que levantó la mano y saludó con timidez, Fleur solamente le dedico una mirada extrañada al chico que iba tomado de mi mano y Ander apretó los labios con disgusto.
Oh oh.
— ¡Chicos! Este es Hero y es hechicero.
— Sia por más emocionada que estés por tu nueva distracción, la verdad es que ni decido como llamarlo todavía ¿Cuál sería mejor, novio o juguete? — hablo tranquilamente el rubio sonriendo con maldad.
Le dediqué una sonrisa brillante.
— Nop. Ninguna de los dos, es mi nuevo amigo y si sigues así de amargado, mi próximo compañero de bromas.
El rostro de mi hermano se transformó en una mueca ofendida.
— ¿Cómo estas Hero? — hablo Fleur sonriendo. — Creí que estarías en tu habitación con Kaz hablando sobre el torneo.
— Lo haría, pero tu hermano ha vuelto hacer de las suyas y no lo encuentro por ningún lado.
¿¡QUE!? Solté la mano de Hero y le miré ofendida.
— ¡¿Kaz?! ¿Estamos hablando del idiota de tu hermano mayor? — chille haciendo aspavientos con ambas manos de forma dramática.
— Es halagador que pienses que soy un idiota. — hablo una voz ronca y baja desde uno de los árboles. Todos levantamos la cabeza a la vez. Sentando en una rama del árbol estaba Kaztiel estirando los brazos mientras bostezaba. — Creí que sería peor, pero me conformó con ser un idiota. Lo que no me gusta nada son tus gritos cuando estoy en medio de una siesta.
— ¡Tu...! — gruñí furiosa apuntándole con mi dedo índice.
— ¿Yo? — respondió el copiando mi acción con diversión.
Apreté fuertemente los labios y dando varios pisotones me acerqué hasta el árbol donde estaba sentado y de un golpe en el tronco hice que las ramas se fueran enrollando con rapidez sobre su cuerpo, Kaztiel gruñón adolorido.
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Editado: 20.10.2020