Cualquier persona describiría a Cameron como un monstruo sin sentimientos, un asesino a sangre fría, sin que le importe nada ni nadie; pero durante la noche anterior le demostró a Margot ser todo lo contrario. Se mostró amigable, divertido y atento; también, basándose en lo qué Cameron le decía a sobre su familia, se notaba que era muy cariñoso y amoroso con ellos; pero nadie conocía esa parte de él. «Quizás sólo se comporte así con las personas que le importan» se dijo a sí misma, pero descartó la idea al instante. Ese pensamiento implicaría que ella era importante para él y estaba más que claro que Margot no le importaba como podría hacerlo su madre. «Tal vez, Cameron quiere ser amigable conmigo solo para conseguir algo; por ejemplo, que acceda a acostarme con él» otro pensamiento surgió de Margot. Sólo que ese era un poco más realista para ella.
Un fuerte ruido, seguido de algo parecido a un grito se escuchó, proveniente de la planta de abajo. John salió de la habitación, cerrando la puerta y le dijo a Margot que se quedara allí quieta, por si sucedía algo.
Pasaron unos minutos, algunos gritos más se escucharon, y John entró a la habitación que echaba humo por las orejas.
—Margot, nos vamos a Los Ángeles ahora —dijo tomando su bolso de la cama.
— ¿Por qué?, ¿qué hora es? —Margot se sentó en la cama, mientras se colocaba los zapatos.
—Es como la una de la tarde —suavizó su tono de voz—. Y nos vamos porqué Maia llegó e hizo un escándalo por Luke. Y no le permitiré que te trate de mentirosa —él le acarició la mejilla con el pulgar y ella sonrió.
John tomó también el bolso de Margot, ella agarró su celular y las gafas de sol. Ambos bajaron la escalera y salieron fuera de la casa ignorando todos los llamados de los padres de Margot y de su hermana. Se subieron al auto, ella le pasó las llaves a John y él encendió el auto y salió rápidamente, dejando a Maia gritándole al aire. No era la primera vez que tenían que irse así de la casa de su hermana, y no sería la última.
Margot se colocó las gafas de sol e inclinó el asiento hacía atrás. Sabía que no iba a lograr dormirse porqué John no la dejaría hacerlo, pero no perdía nada con intentarlo.
John encendió el radio del auto y ella comenzó a tararear la canción que estaban pasando, mientras miraba a su amigo. Margot se preguntaba por qué no sentía ningún tipo de cariño "extra" por John, él no es para nada feo, por el contrario: es más alto que ella, tiene el cabello rubio y los ojos de color entre gris y verde, es delgado pero tiene los brazos y el abdomen bien definidos. Pero por alguna razón no le parece atractivo, no le llama la atención de la manera en que lo hace Cameron.
El celular de Margot comenzó a sonar, pero no le dio importancia porqué estaba segura de que sería su madre o su hermana. Y no tenía ánimos para hablar con ninguna de las dos. El aparato dejó de sonar pero luego de unos segundos volvió a hacerlo. Ella lo tomó y vio el número en la pantalla. No era el número de ninguno de su familia; al contrario, quien la llamaba era Cameron.
Una sonrisa inconsciente se asomó en su rostro, y deslizó el dedo por la pantalla para responder, ganándose la atención de John.
—Margot, ¿quieres que vayamos a almorzar, hoy?
—Lo siento, pero estoy regresando a Los Ángeles. El encuentro de anoche tuvo consecuencias. Además sé que no quieres verme a mí, quieres tu chaqueta.
Al decir eso John le lanzó una mirada fulminante y Margot la percibió. Claramente, se nota que no a John no le gusta que hable con Cameron, pero no podía negarse de hablar con él. El simple hecho de escuchar su voz, provocaba un centenar de sentimientos en Margot.
—Puede que sean ambas. Quiero mi chaqueta, porqué es una de mis favoritas, pero también quiero verte a ti.
Sus mejillas se enrojecieron y sonrió como una adolescente. Mientras que John aguantaba una carcajada, y Margot lo notaba, por lo que golpeó su brazo levemente.
—Lamento decirte que no obtendrás ninguna de las dos hoy. Pero si quieres tu chaqueta, puedes pasar a buscarla.
—Entonces, te invito a cenar, te veo a ti y obtengo mi chaqueta de nuevo, ¿aceptas?
—No, mañana tengo clases, así que no puedo. En otra ocasión, adiós.
Margot finalizó la llamada y se dispuso a escuchar el sermón que estaba segura que le daría John, pero él se limitó a mantenerse callado. Y su silencio la inquietó. «Está enfadado» pensó ella. Quizás tenía razón en estarlo porque es peligroso, pero John no es quien para decidir con quién debe o no estar Margot, ¿verdad?
Llegaron al campus de la universidad y John tomó el camino hacía el ala este, donde se encuentra el edificio con el dormitorio de Margot. Y en el edificio de al lado se encuentra el dormitorio de John.
—¿Quieres ir a comer algo a la cafetería? —dijo su amigo mientras aparcaba el auto.