Margot estaba acostada en su cama, habían pasado varias horas desde que se había ido Maia llevándose a Dylan, y Margot no podía dormir, a pesar de haber hecho demasiados intentos no lograba conciliar el sueño y el llanto no la abandonaba.
Desde el almuerzo no había comido nada, y desde la tarde lo único que había hecho fue estar acostada en su cama y llorar. Los ojos le pesaban por el sueño y le ardían por tantas lágrimas pero, sin embargo, no lograba parar. Margot no era de la clase de personas que lloraba ante cualquier situación y ya había perdido de la cuenta de cuando fue la última vez que había llorado, y quizás tantas lágrimas eran para compensar todo el tiempo y situaciones de tristeza, frustración y enojo que llevaba consigo.
Daba vueltas y vueltas en su cama, pensando en todo que había pasado unas horas antes, pensaba en todas las cosas que podrían haber sucedido y Stephen no hubiese estado allí, y también pensó en como podría haberlo evitado.
Eran las cinco de la madrugada, cuando unos golpes en la puerta provocaron que se espantara. Se levantó de la cama y se dirigió a la puerta sin sentimiento alguno, en otra ocasión habría sentido miedo o nervios pero en ese momento no sentía nada.
—¿Quién es? —preguntó con la voz cortada.
—Soy yo, Cameron.
Ante la respuesta no dudó en abrir la puerta. La cólera invadió su ser por completo y lo primero que hizo fue dar una bofetada con toda su fuerza a Cameron.
—Eso lo tengo merecido —dijo tocándose la mejilla.
—Te mereces eso y mucho más, idiota —le respondió Margot—. ¿Qué vines a hacer a las cinco de la madrugada? ¿Intentarás golpearme de nuevo o me apuntarás con un arma otra vez?
—Mar, yo vine a disculparme. Estuve muy mal y estoy arrepentido.
—No arreglas nada con eso. Por tu culpa me prohibieron volver a ver a mi sobrino, golpeaste a Adam hasta hacerlo sangrar creyendo que estaba conmigo y él es gay, me golpeaste y lo peor, me apuntaste con un arma por tus malditos celos y tu maldita forma de ser tan posesivo —respondió en voz alta.
Cameron entró en la habitación de Margot sin decir nada.
—Sal de aquí, Cameron —dijo sosteniendo la puerta que aún estaba abierta—. Mañana, talvez, hablaremos.
—No entiendes, Margot. No era yo, estaba bajo los efectos del alcohol y drogas, aún lo estoy pero no tanto como en ese momento. Acaba de ocurrir algo grave, por eso me esfumé.
—¿Y qué cosa tan grave es para apuntarme con un arma? —preguntó exasperada y cerró la puerta.
Cameron, que estaba sentado en la silla del escritorio, se levantó y se acercó a Margot. Ella pudo notar como aparecían lágrimas en sus ojos y él pudo notar la irritación en los de ella por tantas lágrimas.
—Hace cinco días asesinaron a mi madre. —dijo cabizbajo— Fue la misma persona que viste en el almacén la otra noche.
Ante esa confesión, Margot se quedó perpleja. El sentimiento de culpa la invadió completamente y las ganas de llorar reaparecieron. Sentía demasiada culpa ante lo sucedido.
Margot pensaba que en primer lugar fue por su culpa que Cameron y ese hombre habían discutido; en segundo lugar en parte había sido por su culpa que asesinaron a la madre de Cameron, a raíz de lo primero; en tercer lugar fue su culpa que Adam estuviera así y que no le permitieran ver a Dylan, si ella hubiera ido cuando Stephen se lo pidió nada de eso hubiera sucedido y todo estaría bien.
Ella se mantenía en silencio, pensaba en que decir pero las palabras no surgían, era como si hubiese olvidado como hablar.
—Actué muy mal, eso lo sé y me carcome la culpa. Pero te pido que lo entiendas y me perdones —dijo casi suplicando y tomando su mano.
—Si, lo entiendo y te perdono —dijo Margot.
Al terminar de decir esa oración abrazó a Cameron.
Estaba furiosa con Cameron, pero al mismo tiempo sentía una tristeza inexplicable, como si conociera a la madre de Cameron de toda una vida, pero no era así. Y también sentía una sensación extraña, no supo descifrar que era pero hizo que sonría mientras pensaba que Cameron estaba allí y que de cierto modo buscaba refugio en ella.
Luego de un par de minutos terminaron con el abrazo.
—Pero debes disculparte con Adam —Cameron asintió con su cabeza—, y no creas que todo volverá a ser como hace unos días.
Se quedaron mirándose fijamente, Margot observaba sus ojos simplemente, observaba como la tristeza y el enfado se veían reflejados en ellos. Por su parte Cameron observaba el labio de Margot como estaba lastimado y un pequeño rasguño dentro de un moretón en su mejilla por el golpe que se dió contra el banco y la bofetada de Maia.
Cameron estiró el brazo y acarició la mejilla lastimada de Margot delicadamente, ésta se negó en un principio a la caricia pero después la aceptó.
—Lo siento, pero voy a besarte —dijo susurrando.
—Hazlo —respondió Margot.
Cameron se acercó lentamente a Margot, e inclinó su cabeza acercándose a sus labios cada vez más y más. Sus respiraciones se entremezclaban, Cameron miraba fijamente a los ojos a Margot y al cabo de unos segundos Margot cerró sus ojos y lo besó, a pesar del ardor que provocó en el pequeño corte el tacto de los labios de Cameron con los suyos.