Desperté con el rostro bañado en lágrimas. Esta es la segunda vez en la semana y la quinta en el mes. Miro el despertador en la mesita de luz ahogando un suspiro mientras trato de sentarme en silencio en la cama y secaba mi cara.
Había soñado otra vez con él. ¿Que seria de su vida? ¿Pensaria aun en mi? ¿Me habrá olvidado? Mas importante aún, ¿me habría perdonado por romper mi promesa?
***
Con la taza de café en la mano se acercó a la ventana. Había empezado a llover hacía unas horas ya y ahora caía una llovizna suave. Brutus se removió inquieto en la alfombra distrayéndolo del rumbo que amenazaban tomar sus pensamientos: una melena roja y unos ojos grises. Resignándose a su suerte, se dispuso a empezar el día.