ÚLTIMO CAPÍTULO PARTE 2
Aruma y Citlally siguieron revisando al otro lado del castillo, pasaron unas estatuas que se encontraban en medio de todo el patio que parecían ser dioses, Farrell reconoció a una de ellas, Xochiquetzal, señora de la belleza, está se encontraba en medio de todas las estatuas, llena de maleza por todos lados.
Del otro lado no había más que otros salones y pasillos que estaban más desolados que toda la noche, ni siquiera una silla o un mueble seguían en pie, solo las paredes y los pisos llenos de malezas o algunas rocas que provenían del techo que se venía cayendo desde hace mucho.
Holden y Schmidt habían terminado de buscar en los siguientes pisos pero no encontraron mucho, solo unos par de esqueletos en el tercer piso, tres de ellos habían pertenecido a unas muchachas que al parecer se habían ahogado con algo pues los huesos no presentaban daños graves de muerte, los otros cadáveres del lugar mantenían heridas.
El segundo decidió mirar la hora desde su reloj, faltaban apenas cinco minutos para la hora límite e Ixtlilxóchitl parecía que no venía, desde lo alto de los cielos la hermosa luna llena se levantaba en lo más alto de su punto, los templos se llenaban de alegría y el árbol de la vida estaba a poco tiempo de dejar libres sus preciadas almas.
Las puertas del Mictlán pronto serían abiertas y Huitzilopochtli lo sabía, había hecho su plan tan detalladamente que estaba ansioso que amaneciera en el mundo de los guardianes, su marioneta no sabía lo que le tenía preparado y pronto los dioses aprenderían que el único que siempre ganaba aquí era él, sus detestables iguales le habían visto de menos y pronto estarían en el mismo nivel que su odiosa hermana.
Desde la entrada se encontraba lo que parecía una figura humanoide con cara de perro, Xolotl seguía esperando fiel al dios de la discordia que le había prometido el paraíso si le ayudaba en su revolución.
Cuando todos se terminaron de reunir frente a la casa esperaron pacientemente a Liam, quién tardó unos veinte minutos en llegar con unas páginas antiguas, las cinco hojas del libro prohibido, este parecía que tarde o temprano se desmayaría.
— ¡La fuente de Xochiquetzal y Xochipilli! ¡Escondido bajo los huesos de un muerto por un tumba sin nombre! ¡Sólo Oliver puede tomarlo, de no ser así el fin se adelantará!— Gritaba este, dándole las páginas a su amigo.
Todos pusieron atención en lo que decía las cinco páginas que narraba la creación del Octógora hasta quedarse inconclusa, al terminar de leer fueron corriendo hacia el jardín mientras Citlally los guiaba a todos, pues recordaba la ubicación exacta de la imagen de la diosa.
— ¡Aquí! ¡Xochiquetzal!— Gritó cuando llegó al lugar.
Frente a ambas imágenes de piedra; descuidadas por los años de abandono, se encontraba lo que parecía ser una especie de tumba y encima de está los huesos de un sacerdote, que pudieron deducir por los pedazos de ropas que aún sobrevivían pegados a los huesos.
Aruma se había quedado atrás ayudando a su amado a descansar mientras los demás buscaban el libro con desesperación.
— ¡Lo encontré!— Avisó Surem, quién se fue palpando la tierra hasta llegar cerca de la imagen de Xochipilli, frente a este se encontraban algunas prendas y adornos de oro fino que habían sido tirados y olvidados, un poco enterrado en el monte que crecía sin control pudo distinguir la funda de cuero de venado que le protegía.
Era de un tamaño un poco grande, el cuero debido al pasar del tiempo se había ennegrecido pero aún brillaban los glifos que decían "Ne Tuamaw pal ne tajpiani" (Nuestro libro para los guardianes)
. El chico con un poco de temor se lo entregó a Oliver para que lo leyese en voz alta:
Y entonces en el día en que los ancestros vengan de la muerte, ese día el gran temible dios que nos odia, el señor de la guerra, Huitzilopochtli, nos atacará y nos intentará destruir en el monte que la gente conoce como "Cerro de los Sisimit", ahí se encuentra el último templo a la ya muerta hermana del dios, que intentó asesinarlo desde el vientre materno.
Entonces el gran señor del noveno elemento, vuestro príncipe el siempre joven Axayacatl Atzin llevará al dios hacia la cima de ese templo, dónde intentará detenerlo en un duelo de poderes, pues esté es el más poderoso de entre todos los guardianes, el heredero de la corona.
Huitzilíhuilt mientras tanto estará peleando por su libertad y es lo último que los dioses nos han dejado ver de entre todo el futuro, los guerreros de los demás elementos vienen ya por nosotros para asesinarnos, aquí se encuentra la historia de este mundo, desde la creación de los dioses hasta la de los guardianes, los días que tardaron en ser creados los animales, los cielos, las aguas y demás seres vivientes, dónde se cuentan las peleas que entre los dioses hubo, la guerra secreta que existió por la cuál el amo de las guerras acabó en el último nivel del señorío de los muertos.