CAPITULO CUARENTA Y OCHO
LUCIA
Su boca esta sobre mis labios, no me ha dejado terminar de explicarle las cosas, no he podido decirle lo más importante, prefiero que lo sepa ahora y no esperar a cuando yo esté completamente ilusionada con él, es preferible que si me duela sea ahora, no después.
El beso termina, me abraza a su pecho, deposita un beso en mi coronilla, me gusta, siempre me ha gustado, él siempre estuvo al pendiente de mi en algunas ocasiones cuando llego a mi casa, después yo perdí todo.
-Alejandro hay algo que hablar
-Sí, eso es seguro – me da otro beso, lo sigo, me permito en mucho tiempo sentir protección y cariño en otros brazos que no sean los de mi abuelo, puede que me lastime o yo a él pero es mejor que se lo diga, y que acabe antes de empezar. Acabo el beso porque es mejor que se lo diga ahora y no después.
-Es enserio Alejandro te tengo que decir algo – me ve con curiosidad
-¿Qué es tan importante como para que no me dejes besarte? – me dice con los ojos puestos en mí, me pongo un poco nerviosa, recordando que puede reaccionar de la misma manera que Erick.
-mejor te sientas – me ve con el ceño fruncido – vamos Alejandro que lo que tengo que decirte puede que no te guste
-esa parte ya la sup…- no lo dejo terminar
-no, tú no sabes ni una pizca de nada – niego con la cabeza – hazlo – lo apresuro a que se siente en el borde de su cama y me ve con la pregunta en su rostro – creo que ya nos soy esa chiquilla pequeña y talvez puede haber aprendido algo en esa situación, camino de un lado a otro intentando buscar como iniciar la historia de mi vida sin mucha vuelta – ¿recuerdas que te dije que mi papá murió? – detengo mi paseo en su cuarto y lo veo con atención, intenta hablar pero decido continuar porque es mejor de esa forma – fue hace mucho tiempo, no fue fácil para mí, tampoco para mi madre y abuelos – tomo un suspiro – años después de eso mi mamá – Alejandro me ve con mucha curiosidad y después de ya sentirme cómoda hablando sobre eso, una voz llega desde el pasillo llamando a Alejandro con desesperación a lo que lo veo salir corriendo del dormitorio.
-¿Qué sucede Eduardo? – yo me quedo callada en mi sitio viendo como sale corriendo de su dormitorio, es un asunto entre ellos por lo que decido esperara a que regrese
-¿Sabes a donde iría Lucía? – el escuchar mi nombre hace que dirija mis pasos hacia la salida sin asomarme demasiado a las afueras del ambiente veo que Alejandro mira hacia donde me encuentro sin verme del todo
-¿Por qué? – pregunta sin preocupación, como si no le importara
-Porque el suplente a armado todo un pelotón de búsqueda, en menos de diez minutos al no verla en clase iniciando con sus amigos de la clase, luego llamo a su amiga y otros personas
-mierda – sale de mi boca y los dos me ven como mucha atención – apague el móvil porque… - le digo a Alejandro que me ve con mucho atención, palpo en mis bolsillos el condenado aparato y lo enciendo, el despreciable aparato se traba a lo que la desesperación me inunda, si por alguna razón… - ¿hace cuanto tiempo fue eso? – le digo a Eduardo sin verlo, no recibo respuesta y lo veo – Eduardo ¿hace cuánto?
-No más de veinte minutos –
-Rayos, ya casi tiene todo – el aparato no reacciona – me prestas tu teléfono – señalo a Alejandro que no entiende – es urgente, te juro que lo explico pero primero debo evitar todo un rollo – me lo extiende y siento la mirada de uno a otro y me pongo nerviosa
-¿Qué sucede aquí? – dice Eduardo
-Nada - decimos los dos al mismo tiempo
Se ríe y luego dice - pues ya lo he visto – me mira fijo, en lo que espero que conteste el condenado aparto, el idiota de Erick
-cállate – le dice Alejandro, pero yo siento mis mejillas rojas como un tomate
-contesta maldita sea Erick – hablo en vos alta y Alejandro me ve con cara de pocos amigos – cálmate, que es por donde debo empezar – veo el teléfono y ya a reaccionado, marco rápidamente y espero a que me conteste y listo escucho su voz a otro lado
-se puede saber que mierdas estas haciendo – me alejo de ellos con el teléfono de Alejandro en mi mano – sea lo que sea que hayas organizado detenlo que me encuentro bien
-¿Cómo mierdas me pides eso? – grita y me alejo el móvil de oído – no contestas desde hace más de cinco horas y crees que lo hice por impulso – veo la hora en la pantalla del otro móvil y me quedo de piedra, maldición son a las diez de la noche.
-como sea, estoy bien, el móvil se me quedo sin carca y eso es todo
-¿Dónde estas? – me dice y escucho otra voz, la de Vicky, veo a Alejandro frente a mi y no tiene buena cara
-En un lugar seguro – trago duro – voy a llegar en unos minutos – Alejandro niega con la cabeza
-El general – dice y yo me quedo de piedra.
-oh mierda, estás loco, ¿Por qué se lo dijiste? – me paso la mano frente al rostro – te odio ¿Por qué se lo has dicho?
-¿Que querías que hiciera, Victoria me llama histérica diciendo que no te ha encontrado en el móvil que te ha llamado desde las cinco, me ha llamado a mi para saber si estoy contigo porque asume que soy tu novio, luego no te veo en la universidad y no te voy a ir a buscar al club porque no debes ir, pero aun así llamo haciéndome pasar por un médico para que me digan que no has llegado y que no lo harás porque has pedido permiso para estar con tu mamá, voy allá y no te encuentro ¿Qué carajos querías que hiciera?
-cualquier cosa menos llamar al gen… no debiste llamarlo idiota – resoplo, tengo enojo por su acción, detén tu escudaron de búsqueda que estoy bien
-¿Dónde?
-ya he dicho que en un lugar seguro y no te voy a decir nada, yo me encargo del desorden que hiciste, - hago una pausa – arregla la otra parte.
Sin ver a Alejandro marco el número de mi abuelo esperando a que me conteste rápido – señor – hablo en modo de saludo a lo que escucho su voz fuerte del otro lado y doy un resoplido
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Editado: 05.07.2021