Llegamos corriendo donde se escuchó el disparo. Christobal tiene a Abraham en el suelo inmovilizado con su pierna y brazo izquierdo, y en la otra mano tiene un arma apuntando a todos sus hombres.
-¡Santo Dios!
Dice la señora, y ante la imagen del cuerpo de Sierra sin vida debido a un disparo en la cabeza, me cubro la cara para no ver la horrible sorpresa. La sangre avanza hasta Abraham, quien ya está empapado de ella.
- ¡Christobal! ya basta, ¿No entiendes?
Su madre dice con su voz quebrada. Este hace caso y Abraham se levanta dejando ver su traje que antes era gris ahora es de un color burdeo.
- Madre... Lo mejor que puedes hacer es irte a tu habitación.
- No, y a mí me respetas... Mataste a Sierra, ¿Con qué derecho?
- Por culpa de él es que Amy está en este asunto, y si no me dejaste matarla a ella, él seguía.
- Ya me cansé de este asunto, Abraham, ve a limpiarte y dejas a Amy en su casa. Ella no hablará y dejará todo atrás.
- ¿Qué?- Christobal transforma su cara a una del mismísimo diablo - No, no puedo permitirlo.
- Tú no, pero yo sí y si te atreves a siquiera acercarte a su persona yo misma te entregaré a las autoridades y te pudrirás en la cárcel junto con tu padre.
- Madre...
- Abraham, te he dado una orden. Amy, ven conmigo.
Impactada con todo solo sigo a la señora de vuelta a su habitación.
- Yo... yo no sé como agradecerle, me ha salvado la vida...estaré eternamente agradecida.
- No te preocupes cariño, estoy harta de esta vida oculta, no sabes lo que anhelo ir de paseo al mercado o simplemente a la playa. Te conozco Amy aunque no lo creas, te tengo un cariño y no quiero que vivas esto tambièn...Ahora, necesito que a penas mi hijo te lleve de vuelta, recojas todas tus pertenencias y te marches del país. Conozco a mi hijo y sé que te seguirá igualmente.
¿Marcharme de Brasil? ¿A dónde carajos iré?
- Como usted diga.
- Ten, te servirá de ayuda.
Me da un sobre con muchísimo dinero.
- No puedo aceptarlo...
- No te estoy pidiendo que lo aceptes, tienes que usarlo para irte.
Acompañado de un suspiro lo recibí.
- Muchas gracias.
- Madre... ya estoy listo, ¿Amy?
Miro a Abraham y asiento. en un último acto abrazo a la señora y le agradezco una última vez. Salí apresurada junto al rubio.
Fue un viaje de tres horas, en silencio asimilando que mi vida no volverá a ser normal, ahora viviré con el miedo constante de volver a cruzarme a Christobal.
- Amy, para mí fue un gusto conocerte y lamento todo lo que tuviste que vivir estas semanas, de verdad me hubiera encantado haberte conocido en otras circunstancias, se ve que eres especial y eres lo que màs necesito en mi vida, espero volver a verte algún día pero lejos de todo esto.
- Lo sé, fuiste un amigo dentro de ese infierno y eso te lo agradezco.
- Amy, sé que nunca me recibirías algo así, pero debes tenerlo por seguridad.
Abraham saca un arma reluciente debajo de su traje.
- No... No puedo.
- Hazlo o no estaré tranquilo.
Pensando bien las cosas y debido a las circunstancias, lo más razonable es que la acepte.
- Gracias.
Le dedico una sonrisa triste y me bajo del vehículo para entrar a mi antiguo departamento. al cerrar la puerta observo todo, los vasos rotos en el piso, la mesa fuera de lugar y todo esparcido por todos lados, Dios... Mi vida ahora està perdida, tendrè que escapar de ese imbecil siempre. Mis làgrimas no tardan en caer pero debo apresurarme, dejo el arma sobre la encimera y corro a mi habitación para buscar mi maleta. Y cuando pensé que tenía todo listo para irme la puerta suena avisando que alguien me busca.
Mi corazón está más acelerado que nunca y gracias a la adrenalina tomo el arma y voy a abrir la puerta, pero mi alma se va cuando un policia me quita el arma de golpe y me tira al suelo esposandóme, me habla cosas que no entiendo.
- ¡No! ¡No! dejéme. Esto es una confusión... No me arreste por favor.
- Claro es una confusión que me apuntaras con un arma ilegal.
- ¿Qué? Ni si quiera es mía...
- Si tú lo dices... Ahora ponte de pie.
Me lleva a un coche policial y abajo hay tres policias más.
- ¿Qué haces? Dijo que la quería en buen estado.
- Me apuntó con una Beretta 92 fs.
- ¿Por qué?
- Ya lo sabremos.
Me suben al coche
Esto debe ser una broma. Llegamos al departamento militar y me llevan directamente a una celda.
- ¡Por favor! ¡Soy inocente!
- ¿Qué hacen?, Oficial Myers saquenle inmediatamente esas esposas.
Dicta el coronel, me mira preocupado.
- Te llevaron con ellos... ¿No es así?
- N-No sé de que me hablas.
Miento, ya que La señora confió en mí al momento de dejarme ir.
- No te he visto en años, pero aún recuerdo que tus ojos tiemblan cuando mientes.
- No puedo hablar, lo siento.
- Si no hablas, serás tan culpable como ellos.
- ¿Cómo quién?
Habla un hombre mayor entrando a la sala de detención, está esposado en manos y pies. lleva el cabello blanco al igual que su barba, la cara larga y sus ojos que dan miedo con solo cruzarte con ellos.
- Cómo tú, Alberto da Rocha.
¿Él es Papai? No lo reconocì, està muy diferente al retrato que yace en su casa.
- Coronel...Lo necesitan urgente en recepción, me temo que es un asunto grave.
Mi padre se estira el traje y asiente.
- Enseguida regreso Amy, esto no ha terminado.
Se va dejando a dos militares refungiandonos. ¿Esta es la libertad que necesitaba? Debería estar tomando un avión al país más lejos, no al lado del padre mafioso del hombre que me quiere asesinar.
- Amy Dos Santos... Miranos pequeña...Hasta dónde hemos llegado.
- ¿Disculpe?...
- Supongo que si estás aquí es porque te viste involucrada con mis hijos. No es lo querìamos para ti, te prometo que tratamos de hacer lo posible para que jamàs estuvieses asì.