Chris
8 meses después.
Sus manos recorrieron mi pecho desnudo mientras que las mías se paseaban de arriba hacia abajo por sus muslos descubiertos rodeándome.
— ¿Te irás mañana? —ante mi pregunta, se detuvo y fijó sus ojos azules en mí.
Soltó una carcajada y volvió a su tarea sin contarme el chiste que mi pregunta le había producido.
— Te estoy hablando. —la pellizqué haciéndola saltar sobre mi miembro.
Enarcó una ceja y se movió en círculos haciendo fricción. Sus ojos azules brillaron con orgullo al sentir el bulto que se presionaba contra ella.
— Te dije que si ayer. —respondió recostándose sobre mi pecho y permitiendo que pasara mis manos por su espalda. —Christopher.
— Hmm. —la miré.
Por primera vez desde que la conocía, vi sus ojos vacilar con miedo.
— Quiero pedirte un favor. —asentí y me incorporé, obligándola a hacer lo mismo y mirarme.
— ¿Sucede algo? —se encogió de hombros y soltó un suspiro.
— Quiero que me acompañes a un banco de esperma. —la miré sin comprender. Sus ojos se nublaron con nerviosismo. —Quiero ser madre.
Abrí mi boca para luego cerrarla de golpe.
¿Qué demonios me estaba diciendo?
— Valentina...—sonrió con delicadeza. En los últimos meses se parecía cada vez más a su hermana. Incluso había notado cierto nivel de inocencia en ella que no sabía que tenía.
— Verás. No necesito un hombre en mi vida para cumplir lo que deseo. Quiero tener un pequeño o pequeña corriendo por ahí que me llame mamá.
— ¿No es broma? —sacudió su cabeza. —¿Estás segura? —rodó los ojos y sonrió.
— Deja de jugar, estoy hablando en serio. Ya incluso consulté todo. Voy a dejar mi carrera de modelo y a dedicarme a mí embarazo. Valentina's es un éxito y me gusta la administración, por lo que el dinero no se volverá un problema. —espetó.
— Oye. —tomé su rostro entre mis manos. —Me alegro por ti. —su sonrisa se amplió. —Claro que iré. Dime cuándo y dónde y allí estaré.
— Gracias. —besé sus labios con suavidad. Éramos amigos antes que amantes.
— No, cariño. No tienes que darlas.
Asintió y se puso de pie caminando hasta su vestido sobre su maleta. —Pensé que te irías mañana. —dije poniéndome de pie y comenzandome a vestir.
Mi teléfono sonando junto al suyo haciendo que volteara a verme. El nombre de Hannah parpadeaba en la pantalla al igual que en los últimos veinte minutos.
— Deberías responder. —no la miré. —Christopher. —suspiré y puse mis ojos en ella. Su desnudez se había ido y el vestido veraniego azul cubría su cuerpo.
Soltó un suspiro y caminó en mi dirección deteniendose frente a mí. —No has ido a terapia. Soy tu amiga, deja la mierda y vuelve al juego antes de que sea tarde.
— Pensé que me ibas a ayudar en vez de criticarme. —me abofeteó antes de tener la oportunidad de reaccionar.
— La próxima será una patada en las bolas. —dijo con fuerza. —Te estoy ayudando. Me volví una perra hace años, pero eso no quiso decir que me descuidara. Ni a mí ni a mí carrera. Y tú...—me señaló. —pareces querer morirte porque una mujer se fue con otro y te dejó. Ni siquiera te dejó. —aclaró. —No eran nada. No te debía nada.
— Cállate. —sonrió a sabiendas que estaba tocando fibra sensible en mí.
— Es mi casa. Yo me callo cuando se me da la puta gana. —entrecerré mis ojos en su dirección. —¿Sabes que es lo que en realidad me da risa, Christopher?
No respondí. —Que aquí estás, volviéndote mierda y ni siquiera luchaste. Nunca te vi intentando llamarla o buscarla. Al contrario. Sólo te sumiste en tu agujero de miseria y te enterrabas en mí para olvidarla.
— Sabes que no...—me detuvo con su mano en alto.
— Ni te molestes. No dudo de mí solo porque hayas venido en mi busca para tratar de sacartela de la cabeza. De hecho me siento satisfecha porque se te parara en primer lugar teniendo en cuenta que estabas "enamorado". —me retó.
— No sabes de lo que hablas.
— Claro que lo sé. Lo he visto durante ocho meses. ¿Y sabes por qué venías a mí? ¿Quieres que te lo recuerde? —se acercó aun más al punto que nuestras respiraciones se encontraban. —Porque sabías que soy la única a la que podías abrierle tú corazón al tiempo de follarla y no terminaría enamorada de ti.
— ¿Qué tiene que ver lo uno con lo otro? —le recriminé.
Se burló en mi cara y se ató el cabello en un moño alto para después volver su atención a mí. —Porque no te la quieres sacar de la cabeza en el fondo. No quieres olvidarla. Te aferras a lo que sientes para sentir lástima por tí. Pero créeme que a la que le das lastima es a mí, y no por el hecho de que ella no te haya elegido, es por la simple razón de que no quieres ser mejor por ti.
— ¿Entonces por qué demonios has permitido que te folle hasta el cansancio?
— Porque a mí no me afectan tus problemas, Christopher. —sus palabras por alguna razón duelen. —Te quiero. Y no pensé que algún día lo diría. Pero lo hago. El punto está en que eres el único que puede hacerte feliz. Yo no. Ni ella. Sólo tú.
— ¿Por qué no me habías dicho nada de esto si lo pensabas? —su respiración se calmó y me observó con cariño.
— Esperaba que tú mismo te dieras cuenta. —masculló colocándose una sudadera sobre el vestido. —Voy a buscar a Vanessa. —había preocupación en su rostro. Últimamente parecía estar más al pendiente de su hermana que en toda su vida. —Llama si necesitas algo y por favor, ves a la maldita terapia.
Asentí y permití que me diera un casto beso en los labios para luego verla alejarse, dejándome más perdido que antes.
***
Me escondí al notar el movimiento de la mujer al girarse.
Angie y Mika salieron de Dirty Drinks y se alejaron en dirección al auto de la acera de enfrente.
Al ver que ponían el coche en marcha y desaparecían en la oscuridad, me acerqué a la entrada y miré a Johnny. Sus ojos se entrecerraron en mi dirección pero no dijo nada al verme pasar.
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Editado: 04.06.2024